Ensayo de La Ética Nicomaquea
Enviado por Dair123 • 22 de Abril de 2018 • Ensayo • 2.572 Palabras (11 Páginas) • 756 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ingeniería
Escuela de Procesos Industriales
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Ética de Aristóteles
Autora: Bachiller Dair Alejandra Rojas Parra
C.I: 26.735.276
Sección: 42
Profesor: Jonhy Molleja
CAGUA, MARZO 2017
Ética de Aristóteles
Todas nuestras acciones cotidianas necesariamente deben tener un objetivo desde el cual se puede conocer por qué se decide u obra de una forma determinada. Dicho objetivo, es lo que llamamos un fin, y que a su vez, éste se dirige hacia el bien. Lo que nos lleva a pensar que, la felicidad entonces debe ser un bien. Sin embargo, no uno común y corriente, sino, algo así como un bien supremo, porque es el bien al cual todos los demás bienes se dirigen. Pero… ¿Cuáles son estos otros bienes? Bueno, según Aristóteles existen tres tipos de bienes: los bienes exteriores o de bienes de fortuna, los bienes del alma y los bienes del cuerpo. Asimismo, indica que, de estos tres, los más importantes son los del alma, puesto que, en ellos se encuentran la virtud, la prudencia, la sabiduría y todo lo anímico.
Dicho esto, es bastante obvio que, si no existiera un bien supremo y alcanzable, entonces no tendría sentido la naturaleza del hombre, pues, el mismo busca por instinto un bien. De manera que, queda totalmente establecido que la felicidad es el bien más preciado que puede desear el hombre. Pero… ¿Cómo se puede conseguir la misma? Bien, podría pensarse que a través de los estudios, también por medio de las costumbres y el uso, incluso podríamos considerar a la fortuna. No obstante, si nuestra elección fuese ésta última, estaríamos incurriendo en un error, pues la fortuna va de la mano con los bienes exteriores. Una vez aclarado esto, lo correcto sería decir que, la felicidad se compone de la vivencia de las virtudes y de una vida completa, es decir, se consigue a través de los bienes del alma.
En otro orden de ideas, un aspecto que me pareció muy interesante a lo largo de mi lectura por este primer libro, y por lo mismo, considero pertinente mencionar, es la opinión del famoso Estagirita referente a la felicidad, los muertos y los descendientes, y es que, el mismo asegura que, la prosperidad de los amigos, hijos o nietos, sí afecta de algún modo a los muertos, e igualmente sus desgracias, pero en un grado tan ínfimo que, no pueden hacer nada para que sus amigos sean mas felices o menos felices.
Para finalizar este primer libro, el filósofo habla un poco acerca de la virtud a partir de las partes del alma, dando pie así, al segundo texto. Es una parte muy importante, pues da la estructura al resto de la obra. Está bastante claro que, la felicidad se logra mediante la virtud y los bienes del alma ¿No? Bueno, entonces debemos decir que la felicidad tiene que ver más con el alma que con el cuerpo. Residiendo aquí, la virtud humana. Como dicha virtud está en la parte racional (intelectiva) del alma y a su vez en la parte no racional (sensitiva) que obedece a la racional, las virtudes pueden clasificarse en dos significativos tipos según su origen: las éticas (morales) y las dianoéticas (intelectuales).
Continuando con la lectura nos damos cuenta que, Aristóteles le da un enfoque más profundo a la virtud moral (ethos) o ética, y no a la virtud intelectual. De esta manera nos explica que, las virtudes éticas no se desarrollan en nosotros por naturaleza, ya que sólo se pueden obtener con la ayuda del hábito.
Con respecto a lo antes mencionado, queda claro que, las virtudes se llevan a cabo mediante acciones. En este sentido, la práctica de la virtud se debe realizar, cuidando de los defectos y excesos que están presentes en la naturaleza. Por ejemplo, quien tiene miedo se vuelve cobarde, quien no teme absolutamente nada se vuelve temerario, pero quien se enfrenta a los peligros de manera inteligente es valiente. En este caso, el término medio sería la valentía, pero… ¿Cómo es posible conseguir ésta definición de término medio encontrada en algunas acciones? Bueno, en caso de que nos abstengamos de los placeres y esta acción nos produzca placer, entonces se puede que somos personas prudentes. En cambio, si nos entristecemos por dicha abstinencia, seremos personas intolerantes.
Esta información lo que nos deduce es, que la ética está directamente relacionada con los placeres y dolores, pues, hacemos las cosas mal a causa del placer que nos produce y del mismo modo, nos contenemos de ello debido al dolor que pueda ocasionarnos después.
De esta manera, Aristóteles concluye este segundo libro, enseñándonos, que es difícil ser bueno porque es difícil encontrar el medio y la función de la educación es precisamente ayudar a alcanzarlo.
Llegados a este punto, nos damos cuenta que Aristóteles divide su tercera obra, curiosamente en tres partes: la voluntad, la fortaleza y la templanza. Con respecto a la primera, el filósofo clasifica las acciones del hombre en actos voluntarios e involuntarios. Los actos involuntarios son los que realizamos por ignorancia o bajo una fuerza externa que nos mueve sin que lo queramos, mientras que los actos voluntarios son los que escogemos con conocimiento de causa y constricción. Ahora bien, la elección difiere de lo voluntario porque esto último es más amplio que el primero, pues, lo voluntario tiene que ver también con lo que es impulsivo, mientras que la elección es algo que se logra necesariamente con una deliberación, reflexión o razón previa. En otras palabras, el hombre que actúa sensatamente es un hombre que hace elecciones; en cambio, el hombre incontinente no obra por elección, sino por apetito. Es necesario decir que un individuo puede deliberar sobre el arte, pero no sobre las ciencias exactas. Al igual que la elección, la deliberación se lleva a cabo por los medios y no por los fines. Una vez aclarado esto, se puede decir que, la voluntad sea como sea es un fin, y por lo tanto un bien, en lo que puede diferir es en el sujeto.
En cuanto a la fortaleza, El Estagirita la define como el término medio entre el temor y la confianza con respecto a la muerte. Una persona valiente procede a pesar del temor, pero no sin temor. El exceso de temor es lo que llamamos cobardía, y actúa con confianza, pero sin exceso de la misma, que vendría siendo la precipitación. No obstante, la fortaleza está unida más al temor que a la confianza, por ser la confianza más difícil de controlar, y busca el bien íntegro cuando resulta difícil ver este bien superior. Lo que realmente define a la fortaleza genuina es que se basa en el temperamento y no en el cálculo o la preparación.
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