Ensayo de reseña Yo elijo ser feliz

Yo elijo ser feliz

En este ensayo se intentará explicar por que tomar desiciones por vocación es más importante que por dinero. Para sostener la tesis planteada, presentaremos algunas reflexiones, experiencias, ejemplos y definiciones, que nos permitirán fundamentar mejor nuestro punto de vista.

Hoy en día, para la sociedad es muy importante el dinero, porque ¿cómo no?, a todos nos gusta vivir cómodos y darnos pequeños lujos a diario, lo cual según la mayoría no sería posible si no tenemos gran cantidad de dinero. Por eso cada decisión que tomamos, la relacionamos directa o indirectamente con el dinero, uno de los ejemplos más evidentes es que los jóvenes al momento de elegir una carrera que estudiar nos preguntamos ¿Cuánto gana mensualmente?, cuando en realidad nos deberíamos preguntar ¿Me gusta lo que hace?, ¿Me hará feliz?, ¿Le voy a poner todas las ganas?, ¿Exige todas las cualidades que tengo para hacerlo bien?, y por último, la pregunta más importante, ¿Tengo vocación?.

La palabra vocación la escuchamos muchas veces pero la usaremos en la acepción dada por Pilar Cox Vial, orientadora y directora de Pregrado de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, quien explica que: “tiene que ver con quién eres y quieres ser como persona, y sólo desde ahí, es también el camino que eliges para concretar esa forma de vida en una carrera o trabajo”. Es decir conocerte como persona, saber “para que soy bueno” pero además saber lo que te gusta hacer, con el objetivo de ser feliz. Otra palabra que tenemos que tener en cuenta es la felicidad ya que según nuestro punto de vista va cien por ciento relacionada con la vocación. La felicidad es: Estado de grata satisfacción espiritual y física; Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz.

Como ya dijimos la palabra vocación ya no es un punto en el cual pensamos, porque preferimos el dinero, pero debemos tener en cuenta que hacer una elección por dinero antes que por vocación trae muchos problemas personales como también para la sociedad.

En primer lugar no hacemos bien el trabajo porque no es lo que nos hace feliz día a día y solo somos felices el día en que nos pagarán, además al no estar cumpliendo con nuestro propósito de vida claramente nos podemos ver frustrados llegando a no sentirnos exitosos profesionalmente, aunque tengamos un bienestar económico que nos permita alcanzar nuestras metas materiales. Por ejemplo con los médicos, que muchos estudian por el estatus que tendrán en la sociedad, empleabilidad, y dinero, olvidándose que trabajarán con personas y directamente con sus emociones que involucran el bien estar de la salud. Con esta falta de consideración al paciente, la sociedad se siente menos valorada por su falta de empatía con nosotros ya que al salir de la consulta nos quedamos con la sensación de que no tenemos un diagnóstico y no fue claro en sus explicaciones. No porque no supiera, sino porque no se dio el tiempo de asegurarse que el paciente comprendiera lo que le está pasando. Por el contrario las personas que se apasionan por lo que hacen, utilizarán hasta sus últimos recursos para que quedemos satisfechos con su actuar, pasando esto a nivel de todo tipo de trabajo, oficio o profesión.

No podemos dejar de reconocer que los que estudian por vocación, contribuyen enormemente

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