Estudio de la ética, moral y educación permanente
Enviado por Mvrp2104 • 2 de Noviembre de 2024 • Monografía • 4.202 Palabras (17 Páginas) • 27 Visitas
UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL SIMON RODRIGUEZ
NÚCLEO MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE
EXTENSIÓN CUMANÁ
ADMINISTRACION MENCIÓN RECURSOS MATERIALES FINANCIEROS
ESTUDIO DE LA ETICA, MORAL Y EDUCACION PERMANENTE
FACILITADOR INTEGRANTES
Ramón Gómez Gil María Verónica Rivas 29.964.780
Sección 01 Saúl Ramírez 28.401.025
Daniela Zerpa 31.374.222
Alexander Henríquez 31.685.748
Gizel Moncada 32.448.781
Cumaná, octubre de 2024
- Ética
La ética, es la disciplina que estudia la conducta humana, y su relación con las nociones del bien y del mal, los preceptos morales, el deber, la felicidad y el bienestar común. La función de la ética es analizar los preceptos de moral, que guían el comportamiento humano hacia la libertad y la justicia.
Para cumplir con su función, la ética se subdivide en un conjunto de ramas especializadas.
- Metaética: estudia las teorías y analiza los significados atribuidos a las palabras.
- Ética normativa o deontología: establece principios de normas y deberes en ámbitos de interés común.
- Ética aplicada: analiza la aplicación de las normas éticas y morales a situaciones concretas.
- Origen de la ética
Desde la aparición de las primeras civilizaciones, los seres humanos necesitaron de una serie de comportamientos y conductas para diferenciar lo positivo de lo negativo. Desde la Antigua Grecia, los filósofos Platón y su discípulo Aristóteles ya reflexionaban sobre lo que realmente podía ser considerado como bueno y correcto, o malo e incorrecto.
Sin embargo, estos dos grandes pensadores no fueron los únicos que se aventuraron a buscarle un significado y una aplicación a éste térmico. Sócrates en el Siglo V a.C., ya consideraba a la reflexión como la búsqueda del verdadero bien, pues consideraba que sólo podía tenerse una visión clara de lo verdadero a partir del autoconocimiento. Para ello, la mayéutica, un método de reflexión utilizado por Sócrates, ayudaba a los griegos a reflexionar sobre el bien a través del diálogo.
De la mayéutica surgen conocimientos de valores absolutos como la justicia, la felicidad y el bien, que sólo pueden ser alcanzados a través de la razón y el conocimiento. Sócrates consideró que la reflexión es una herramienta para diferenciar el bien del mal.
Platón, sin embargo, asociaba el bien con la consecución de la purificación gracias al desarrollo de virtudes como la sabiduría, los principios morales, justicia y esfuerzo físico.
La primera definición a la ética es dada por Aristóteles, Pinheiro (2021), citado en Del Río (2021), explicó el planteamiento de la siguiente manera:
“Aristóteles definía a la ética como una ciencia prudencial, siendo la prudencia la acción de medir las consecuencias de nuestros actos. Para él, hay 2 tipos de fines, uno subjetivo: que es la felicidad y el buen vivir, determinado subjetivamente por cada uno de nosotros. Pero luego, existe un fin último objetivo, universal e inmutable, que es el bien.”
Es decir, para Aristóteles, la ética era un concepto que dependía de dos vertientes, una subjetiva, como la felicidad y el buen vivir; y una objetiva, el alcance del bien común.
La llegada de la Edad Media supuso la prevalencia de los valores teocentristas, dada la gran influencia de la Iglesia y los escolásticos en todos los aspectos sociales. Sin embargo, en el medievo se rescataba el valor clásico de que el bien se realizaba para lograr la felicidad, fuese individual o colectiva.
Santo Tomás de Aquino fusionó el cristianismo con las corrientes intelectuales griegas, resultando en que la conexión con Dios era la realización espiritual de cualquier hombre, por ende, a través de la fe se alcanzaba la felicidad plena. La filosofía de Santo Tomás de Aquino plantea que el origen de lo que es bueno proviene de la religión, por lo que lo bueno se obtiene siguiendo los dictámenes de las normas y principios religiosos.
Con la llegada del Renacimiento y la Edad Moderna, los estudios de lo bueno y lo malo se alejan de la religión y la fe y se orientan en la conducta humana, teniendo al hombre como objeto de estudio, y centrando la ética en lo que es o no correcto que realice el ser humano. La ética moderna estudia la moral, el deber, la conducta y el buen comportamiento del individual.
Descartes determinó que la razón es la máxima fuente de conocimiento, separando a la religión de la ética, y dando pasos a las corrientes individualistas.
Joseph Kant también figura dentro de los grandes pensadores que contribuyeron al establecimiento de la ética como principio humano. Según Kant, los seres humanos deben tratarse a sí mismos como un fin y no como un medio, introduciendo el concepto de dignidad. Para Kant, respetar la dignidad de cada persona es respetar su valor único e individual.
El Siglo XIX y la Revolución Industrial dan paso a nuevas corrientes de pensamiento alejadas de la concepción individual del hombre, pasando a ubicarlo dentro de organismo mayor llamada clase social. El pensamiento de Karl Marx define a la moral como una función social, compuesta por creencias morales específicas y diferentes, cuyo deber es la búsqueda de una sociedad igualitaria y justa.
Para los planteamientos de Marx, la moral era ficticia si las condiciones injustas e inmorales conservaban su naturaleza poco ética.
Los pensadores del Siglo XX redefinieron la definición de ética desarrollada hasta los momentos, acercándola más a los planteamientos aristotélicos. Alan Badiou expresaba que la ética estaba más relacionada con la verdad que con el bien, y que, para la Edad Contemporánea, una definición general de moral que aplicase a la colectividad era imposible de establecer, pues ya se trataba de una creencia individual más que de una concepción social.
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