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Filosofia


Enviado por   •  24 de Febrero de 2012  •  2.731 Palabras (11 Páginas)  •  479 Visitas

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Se dan dos concepciones fundamentales de la ciencia ética, esto es: 1) aquella que la considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el fin como los medios de la naturaleza del hombre; 2) aquella que la considera como la ciencia del impulso de la conducta humana e intenta derivarla con vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma. Estas dos concepciones son fundamentalmente distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque se han entrelazado de manera diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo moderno.

En efecto, la primera habla del lenguaje del ideal al que el hombre se dirige por su naturaleza y, en consecuencia, de la "naturaleza", "esencia" o "sustancia" del hombre. En cambio, la segunda habla de los "motivos" o de las "causas" de la conducta humana o también de las "fuerzas" que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos.

En este contexto, la dimensión ética de la existencia del hombre tanto en su aspecto individual como social ha sido objeto de la reflexión filosófica en todas las épocas, especialmente en ciertos períodos o coyunturas de crisis y de grandes cambios estructurales. Pero aquí, como en todos los problemas filosóficos, el planteamiento del problema y las líneas de solución configuran abundantes ramificaciones temáticas, según las escuelas y autores.

El universitario, como cultor de la filosofía, debe acostumbrarse al despliegue pluralístico en todos los campos del saber, dado que al interior de las ciencias especiales son múltiples los intentos de explicar los fenómenos con diferentes marcos teóricos, técnicas y procedimientos.

La dimensión ética de la vida humana se funda primero en el hecho de la moralidad, es decir, en el comportamiento práctico del hombre que se expresa en juicios, actitudes y normas en su interacción social y cultural. José Luis Aranguren hace notar que, en su raíz etimológica, este hecho designa originariamente un modo de ser más que los actos o costumbres que se remiten al modo específico de lo humano como existir consciente y responsable (Etica, en Rev. De Occidente, Madrid, 19729). Según este autor, prevaleció la designación latina (mores) y su connotación originaria (eJos), con doble matiz, se perdió en la reflexión y la orientación misma de la ética.

De todos modos, la ética quiere referirse a la fundamentación teórica de la conducta humana en todas sus dimensiones queriendo ser el soporte de su praxis concreta. Además de la justificación racional de la moralidad, esta fundamentación quiere expresar un conjunto de normas y principios básicos orientadores de las situaciones concretas.

¿Qué hacer en una situación determinada? Sólo puede ser enfrentado dentro de un marco amplio de criterios y pautas que se remiten en última instancia a la reflexión ética, pero ésta no dice el hacer concreto sino que da el criterio para enfrentar la situación y decidir. La ética no es un catálogo de normas concretas sobre el horizonte infinito de las decisiones humanas, sino el conjunto normativo esencial orientador desde la cual el hombre asume sus propias y auténticas responsabilidades en cuanto ser social, colectivo que decide no sólo por sí mismo sino por los demás en cuanto sus actos no son puramente individuales sino sociales. Pero este marco orientador es plural, pues depende de la ética a la cual se refiera y se remita, bien a una ética marxista, existencialista, utilitaria, hedonista, cristiana, etc.

La ética (cuya raíz originaria es la libertad, es decir, la distinción entre el comportamiento específico del hombre como ser consciente y equidistante no determinado por el dinamismo instintivo) abre en él ese espacio de una conducta que se hace y se asume a través de la intencionalidad del sujeto, que al mismo tiempo que elige, construye poco a poco un modo de ser, su e J o s. Esta dimensión, fundada en el carácter específico de la conducta humana que no se ajusta a un inmediatismo frente a la realidad, es una libertad situada, al mismo tiempo, con limitaciones y ataduras, pero, de todos modos, la fuente de la moral y la ética.

Con mucha razón Emerich Coreth sustenta: "Vivimos la experiencia de que nos sale al paso un valor reclamando su afirmación y realización, que nos expresa un deber absoluto y que tal vez exige la renuncia a otra forma de comportamiento agradable y habitual. Quizá apartamos la vista e intentamos arrinconarlo marginándolo de nuestro campo visual. Y, sin embargo, percibimos una llamada imperante, una demanda obligatoria, que reclama nuestra libre decisión, pero que impone a nuestra libertad una obligación vinculante. Este fenómeno forma parte de las experiencias fundamentales de la existencia humana. De ahí que incesantemente haya preocupado a los filósofos de todos los tiempos. Es un fenómeno de tipo ético. ¿Qué significa y cómo hay que explicarlo? ¿Qué es un valor ético, un precepto moral, una actuación ética?" (¿Qué es el hombre?, 1982)

Si bien luego abordaremos el problema de los valores, aquí debemos reconocer el carácter histórico social de las normas morales y que subsiste un fondo de exigencia incondicional y un fondo universalizante que le atañe y le toca a su estructura básica como ser humano. Por ello, Coreth afirma: "Ante la pluralidad de valores y de campos de valor, no sólo de lo útil, de lo útil y práctico y de lo vitalmente ventajoso, sino también de los valores intelectuales, estéticos y culturales, se plantea esta pregunta: ¿existen también valores que afectan al hombre en cuanto hombre, que le llevan al desarrollo y realización plena en su ser propiamente humano? ¿Existen valores por los que el hombre se hace, no sólo buen músico, un buen estudiante y deportista, un buen jurista, físico, médico, etc., es decir, no sólo se hace "bueno" en éste o en aquel sector particular de la actividad humana, sino un hombre bueno, o lo que es lo mismo, un individuo que en lo peculiar y esencial de su ser humano ha llegado a su pleno desarrollo y realización? Esa es la esencia de la moral. A un valor de este tipo lo llamamos un valor moral, lo moralmente bueno. Todo aquello que corresponde al autodesarrollo esencial y común a todos los hombres es moralmente bueno. Por el contrario, todo lo que se opone a dicho desarrollo es moralmente malo"(¿Qué es el hombre?)

¿Cuál es el fundamento de la moral? Ha sido objeto de diversos cominos desde Aristóteles, santo Tomás de Aquino, a pesar del giro racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada (pero injusta) de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros

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