Filosofia
Enviado por contreras96b • 8 de Mayo de 2012 • 3.656 Palabras (15 Páginas) • 411 Visitas
La Edad Media comienza con un acontecimiento histórico, la caída del Imperio Romano, que en el siglo V. da fin a la Edad Antigua, y finaliza en el año 1453, con la toma de Constatinopla por los turcos.
El Imperio de Occidente declinó debido a la disminución de su población, su vitalidad económica y por el tamaño y la importancia de sus ciudades, siendo afectado también por una masiva migración de pueblos que ya había comenzado en el siglo III.
Estos nuevos pueblos, llamados bárbaros, formaron nuevos reinos que fueron testigos de la fusión gradual de las tradiciones políticas y culturales de bárbaros, cristianos y romanos.
El reino de más larga duración, el de los francos, fue la base de los estados europeos posteriores. Carlomagno, el gobernante más destacado de la Edad Media, surgió de este reino.
En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad revelada por la fe.
En la primera etapa de la edad media, siglo V., el teólogo cristiano, Agustín de Hipona, (354-430), quien en su juventud había adoptado el Maniqueísmo; se convirtió al cristianismo bajo la influencia de San Ambrosio, siendo nombrado posteriormente obispo de Hipona, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Su trabajo literario entre los que se destacan “Las confesiones”, meditación autobiográfica sobre la gracia de Dios, “La ciudad de Dios”, tratado sobre la naturaleza de la sociedad humana y el lugar del cristianismo en la historia, y sus sermones y cartas, revelan la influencia del neolatonismo y mantienen un debate con los defensores del maniqueísmo.
Sus visiones sobre la predestinación influyeron en teólogos posteriores, particularmente en Juan Calvino.
En la segunda parte de la Edad Media, siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, (1224/5-1274), fue el más eminente filósofo y teólogo de la Iglesia Católica.
El gran logro de Aquino, fue integrar el rigor de la filosofía de Aristóteles al pensamiento cristiano, así como los primeros padres de la Iglesia habían integrado el pensamiento de Platón al cristianismo primitivo.
Santo Tomás estaba convencido que la razón era capaz de operar dentro de la fe.
Los filósofos confían sólo en la razón mientras los teólogos aceptan la fe como punto de partida, llegando posteriormente a una conclusión por medio de la razón.
Ese punto de vista se prestaba a polémicas así como la creencia en el valor religioso de la naturaleza y en que denigrar la perfección de la creación era lo mismo que denigrar a su creador.
Para Santo Tomás, el alma humana es inmortal y una forma existente única; en cuanto al conocimiento humano sostenía que se basa en la experiencia sensorial, dependiendo también de la capacidad de reflexión de la mente.
Para él, todas las criaturas tienen una tendencia natural hacia Dios que puede ser elevada a través de la gracia.
La filosofía de la edad media fue un movimiento teológico y filosófico, denominado escolástico, que buscaba integrar el pensamiento secular del mundo antiguo, como el de Aristóteles, con el dogma implícito en las revelaciones del cristianismo.
Su meta era alcanzar una síntesis del saber con la teología, jerarquizando el conocimiento.
Figuras principales de la escolástica fueron Pedro Abelardo, San Anselmo de Canterbury, San Alberto Magno y Roger Bacon.
Este movimiento floreció, inspirado en los escritos de Santo Tomás de Aquino y sentó las bases de muchos renacimientos posteriores con la influencia ejercida por ejemplo, por los filósofos modernos como Jacques Maritain y el de Etienne Gilson
http://filosofia.laguia2000.com/los-escolasticos/filosofia-de-la-edad-media
Durante los primeros siglos de la Edad Media, la filosofía se nutre de savia teológica. La pagana había venido a parar a la negación. La exageración de los principios platónicos había conducido a negar el conocimiento, sustituido por el éxtasis; el éxtasis arrastraba a la anulación de la individualidad, y la gran Unidad, Dios mismo, venia a ser implícitamente negado: porque la unidad simplicísima excluye hasta la existencia, que es ya una complicación. Los sistemas del lado opuesto habían engendrado el escepticismo y el materialismo. La negación circundaba el pensamiento por todas partes.
El cristianismo, basado en la revelación, descendía de Dios al hombre; es decir, tenía un carácter sintético, por lo cual aprovecha de la antigua ciencia cuanto conviene a su desenvolvimiento. Los grandes hombres del cristianismo sienten ante todo el apremio de defender la religión de los ataques asestados por los paganos y de patentizar las excelencias de su doctrina. De tal necesidad nace la filosofía apologística.
Vencido e1 paganismo, la Iglesia experimentó la urgencia [26] de edificar, de fijar el dogma, y entonces acude a la ubérrima tradición platónica juzgándola como una preparación de la doctrina revelada.
San Panteno erigió en Alejandría una escuela catequista que consideraba a la filosofía complemento obligado de la religión, y su sucesor San Clemente es el fundador de lo que entre los Padres orientales se llama gnosticismo.
Los grandes filósofos paganos prepararon a la humanidad para el cristianismo, y sobre la ciencia, así como sobre la fe, existe, a juicio de San Clemente, un conocimiento supremo, la gnosis, en que se contiene toda la verdad. La gnosis es la revelación del Verbo, la soberana intuición del principio divino, y su eficacia llega tan profunda que anonada las pasiones y promueve el desprecio de los placeres, pues todo se reduce a miseria y sombra ante el éxtasis de la divina contemplación.
Discípulo de este santo el grande Orígenes (186-254), una de las mayores inteligencias que la humanidad ha conocido, cuyo ideal era establecer la revelación mesiánica sobre bases rigurosamente científicas, sabio y mártir, nos dejó, además de otros libros, el Exaplos, los Principios y la Defensa del cristianismo contra los recios ataques del ingenioso Celso. Orígenes llegó a admitir la eternidad del mundo y a negar la eternidad de las penas, por lo que se vio cruelmente perseguido. San Gregorio Nacianceno (329-89), poeta, filósofo y ascético, y otros Padres, participaron de las opiniones de Orígenes. Todos los orientales fundaron la teología en la filosofía; los de Occidente sometieron el conocimiento a la revelación.
En los Padres occidentales, ninguno puede igualarse con San Agustín (354-430). Considerado como filósofo, señala el apogeo de la filosofía patrística, resucitando el platonismo, y, cimentando en él la idea cristiana, da a la nueva doctrina una sólida base psicológica (Noli foras ire...) Representa en la patrística la síntesis de las grandiosas concepciones debidas a los Padres orientales y
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