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Filosofia


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  7.717 Palabras (31 Páginas)  •  179 Visitas

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Arquitectura corporal: pasiones

deportivas e identificaciones estéticas

CARMEN MARINA BARRETO VARGAS

Universidad de La Laguna. Tenerife

RESUMEN

En nuestras sociedades actuales, los discursos predominantes sobre la salud, el cuerpo

y la estética se vuelven hacia el deporte como un estilo de vida y como una vía de

construcción del cuerpo; un cuerpo que debe, cada vez más, situarse dentro de unos

estándares de belleza y, en cuya lectura, la clave de género tiene un papel ciertamente

importante. El presente artículo analiza algunas de estas claves en la relación entre la

construcción social del cuerpo y la práctica físico-deportiva en tanto que medio para

hacerla posible.

Palabras clave: Construcción del cuerpo, Deporte, Actividad físico-deportiva, Estética.

SUMMARY

In present-day societies, prevailing discourses on health, body and aesthetics regard

the practice of sports as both a lifestyle and a way to constructing the body —a body

increasingly constrained within certain standards of beauty in which the gender factor

plays a clearly important role. The author analyzes this and other factors in the relationship

between the body as a social construct and the sporting physical activity as a

means that makes it possible.

Key Words: Construction of the Body, Sports, Sporting Physical Activity, Aesthetics.

CUERPOS (ES)CULTURALES

En la sociedad contemporánea, dominada por la imagen, poseer un

cuerpo joven, sano, bello y fuerte, o parecerlo, se ha convertido en una

prioridad. En los discursos sobre la salud, la estética, el ejercicio físico y la

imagen, además de vincular al cuerpo con el deporte, se promueven determinadas

prácticas físico-deportivas y cuidados corporales que definen, en

gran medida, el cuerpo posmoderno. Un cuerpo que obliga, más a las

Revista de Dialectología y Tradiciones Populares,

2006, julio-diciembre, vol. LXI, n.o 2,

págs. 59-77, ISSN: 0034-7981

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RDTP, 2006, julio-diciembre, vol. LXI, n.o 2, 59-77, ISSN: 0034-7981

mujeres que a los hombres, a grandes sacrificios conducentes a permanecer

durante mucho tiempo joven. Esta juventud, dentro de la sociedad de

consumo, se alcanza en los gimnasios, las farmacias, los laboratorios y las

salas quirúrgicas. Estos modernos templos y talleres de belleza son espacios

de socialización al igual que, como interpreta Le Goff (1985), lo fueron

en la Antigüedad el teatro, el circo, el estadio o las termas.

Los grandes aliados de la exaltación de la belleza corporal son los medios

de comunicación. El cuerpo de la belleza publicitaria posmoderna es

el cuerpo de top-model, esbelto, cool, light, perfectamente modelado por la

dieta, el culturismo, el aeróbic, la cirugía estética y la tecnología. Es un

cuerpo diseñado para consumir y mostrar placer y deseo y, en este sentido,

es sacralizado.

La delgadez, antes del siglo XX, no era un indicador de belleza, salud y

éxito social. Al contrario, la gordura era deseable, saludable y atractiva.

Incluso la madurez y la vejez eran respetables y se asumían como fases

naturales del ciclo vital. El cuerpo gordo era un cuerpo económico, de acumulación,

de posesión. En las últimas décadas se rinde culto al cuerpo que

se rige por la energía frenética del parecer y del no deshacerse, del no

descomponerse, del no morir. Es un cuerpo construido por las prótesis, la

cosmética, la cirugía y el ejercicio físico. Estos son los ingredientes de una

receta corporal que evita mirar la muerte, el deterioro y las huellas del

exceso en la flacidez de la carne y en las arrugas de la piel. En este sentido,

son diversos los autores que hablan de una cultura del narcisismo como

ideología del cuerpo (Braudrillard 1974; Sennett 1978; Le Breton 1995;

Lipovetsky 1986; Lasch 1999; Rifkin 2000). Este narcisismo explicaría una

nueva etapa histórica del individualismo occidental y contextualizaría las

relaciones entre los sujetos y sus cuerpos, en un tiempo histórico caracterizado

por unas nuevas mitologías: el culto a la imagen corporal, la exaltación

de los ideales de belleza, juventud, riqueza y fama. Se intenta buscar

de manera inmediata sensaciones insólitas, experiencias individualizadas,

hiperreales y fugaces.

El gusto por enfrentarse a los deportes de riesgo, a las pruebas de

maratón, el esquí nórdico, el jogging diario o las horas semanales de gimnasio,

forma parte de prácticas y discursos que se realizan bajo el control

difuso de una gran gama de valores, al mismo tiempo común y diferencialmente

compartidos por los grupos sociales, ya que lejos de aliviar a los

sujetos en una comunidad solidaria con un mismo destino, que comparte

un sistema de sentidos y de valores fuertes, los yuxtapone por medio de

un consumo común de signos y valores, pero en tanto que sujeto privado

(Le Breton 1995: 164-165). Ser identificados por inconfundibles, o recibir

un trato individualizado, se ha convertido en un recurso de seducción, que

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se explota comercialmente, y se aplica a sensaciones complacientes que

refuerzan nuestra identidad. Reclamar los servicios del coach para que nos

diseñe personalmente ejercicios de relajación, que nos permitan un mejor

desarrollo personal e instrucciones singularizadas, que nos ayuden a mantener

una buena forma física, se está convirtiendo en una práctica habitual.

El narcisismo actual, según Braudrillard, ha pasado de jugar un papel

referencial de soberanía a ser una herramienta de control social que se

muestra como libre y no manipulado, y que es elegido haciendo coincidir

las elecciones de los sujetos hacia las prácticas, objetos y discursos idénticos.

Cada sujeto cree actuar en libertad cuando, en realidad, se pliega a

las conminaciones de un campo social cuyo impacto sobre sí mismo desconoce.

Este narcisismo se diferencia del tradicional en que la ley que rige

su funcionamiento es la ley del valor. Es un narcisismo dirigido que exalta

la belleza como valor y como intercambio de signos (Braudrillard 1974).

De esta manera, el cuerpo aparece dentro del

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