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Filosofia


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  1.972 Palabras (8 Páginas)  •  191 Visitas

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Tema 2: Humanismo y debate de la modernidad

2.1 El pensamiento Moderno.

La modernidad ha desarrollado un tipo de ética muy duro y riguroso, la mayor parte de la gente deja para el propio esfuerzo.

KANT, como luterano que es, piensa que hay un mal radical en el hombre. En el problema político, es una forma democrática: libertad de cada conciencia, e igualdad, precisamente para que ninguna pueda quitar la autonomía independiente a la otra. Pero está claro que, dada la maldad que demuestran tener las conciencias autónomas, no se puede solucionar el problema de la convivencia más que con el recurso del dominio total del Estado. Es la solución de este pensador.

Es cierto que el interés por lo histórico, poco vivo en el pensamiento antiguo, empieza a desarrollarse más fuertemente por la influencia de la tradición judío-cristiana en la época medieval.

Es la Ilustración, la que, por diferentes motivos, va poniendo la historia en primer plano, en su forma teórica bajo el desarrollo de la conciencia historio gráfica y en su forma práctica mediante el despliegue de uno de los motivos favoritos de la modernidad, a saber, el del progreso.

¿De dónde la obsesión por el progreso? La Ilustración acusaba a las épocas pasadas de oscuridad, pero ella misma se daba cuenta, hasta cierto punto, de sus amplias zonas de sombra. Era el mito del progreso. Tanto el museismo como el panfletismo rompen la verdadera forma de vivencia histórica.

En lo que se refiere al progreso, ya el propio siglo XVIII sentenció contra su optimismo, pero han sido las tragedias del siglo XX las que, recordemos la figura dramática de que nos hemos tenido que enfrentar con la dura verdad de que el presunto progreso de la razón, que presuntamente empujaba hacia delante con la historia misma, de modo seguro e irreversible, de tal manera que había historia verdadera en la medida en que había progreso, ese "progreso" condujo al nazismo y los diferentes conflictos bélicos que la humanidad ha tenido que enfrentar.

Otro rasgo de la modernidad es la antropologización. Haciendo una simplificación, se podría decir que es el rasgo más característico de la modernidad.

La atención se centra progresivamente en el hombre, tras las épocas que lo centraron en el Cosmos o en Dios. Una filosofía que se centra en el hombre y que acaba perdiendo al hombre. No es ya sólo que el hombre sea un invento del siglo XVIII.

Es que hoy, en la cultura de la modernidad, el hombre no le interesa a nadie. Lo que le interesa a cada uno es su placer. Salvo como divertimento para los antropólogos culturales, se puede ver sobre todo en la desaparición de la natalidad. Pero todo esto son apreciaciones empíricas desde el punto de vista filosófico.

2.2 La crisis de la modernidad.

Alain Tourraine ha descrito magistralmente esta crisis, sus etapas y sus laberintos, precisando que si el siglo XIX fue el de la "modernidad triunfante", el siglo XX ha albergado el agotamiento y la crisis de la modernidad, crisis que no es un fenómeno de los últimos años sino de prolongado arraigo.

Tal crisis puede representarse en los siguientes términos:

1. En el núcleo de significación cultural, cognitiva y ética, se registra el agotamiento de todas las grandes narrativas del siglo XIX, agotamiento que constituye el corazón del posmodernismo.

2. En el núcleo de significación económica y social, lo que se cancela es la sociedad industrial. El posmodernismo ha nacido precisamente como matriz de la sociedad posindustrial. El sector industrial no es ya el sector principal ni el motor de la economía. La fuerza principal de la producción ha pasado a ser el conocimiento. En la agonía de la sociedad industrial, agonizan también el movimiento sindical, la producción masiva, la cultura de masas.

3. En el núcleo de significación política, por último, lo que está en crisis es el Estado nacional, y con él la viabilidad de la democracia y de la noción misma del ciudadano ideal democrático. El Estado-nación ha sido, en rigor, un fenómeno casi exclusivo de la modernidad, época en la cual se construyen simultáneamente mercados y Estados. La caracterizan dos rasgos principales, el desarrollo de una intensa vigilancia sobre sus ciudadanos, que es la base de su compleja organización, puesto que la eficiencia del mercado requiere vigilancia y el hecho de que tales Estados han sido creados por la guerra y se mantienen por la posesión de una defensa creíble, es decir que son intrínsecamente dependientes de la defensa, de la industria militar, y de la cultura bélica.

En América Latina, donde las dictaduras militares han sido posibles gracias al poder de fuego alimentado por la necesidad de presentar a los vecinos una defensa creíble. ¿Se acaban el militarismo y la represión interna con la paz duradera en América Central, entre Argentina y Chile o entre Ecuador y Perú? ¿Se terminan nuestros Estados con el MERCOSUR o con el TLC? Si bien todas estas preguntas son para reflexionar quiere decir que estamos en la crisis de la modernidad.

2.3 Modernidad y globalización.

El siglo XX está marcado por un proyecto económico, político y social encaminado hacia la homogenización del planeta. Desde que en el siglo XIX se fomenta una nueva dinámica del mercado que llega a su auge mediante el apogeo de la revolución industrial, el mundo se concentra en hacer posible la llegada de cualquier mercancía a cualquier parte del mundo, impulsado especialmente por una concepción económica de libre mercado, auspiciado en gran parte por las grandes potencias mundiales en especial por EE.UU. e Inglaterra, quienes poseedores de los mejores medios de transporte de la época empiezan a expandir sus dominios.

La mitad del siglo pasado permite que este proceso se acelere debido a los grandes avances en el desarrollo de la tecnología en especial de las telecomunicaciones. El proceso de libre mercado se torna como proyecto de universalización de la economía, más aún cuando a mediados de la década de los ochenta la Unión Soviética, principal bloque opositor de este modelo, se derrumba ante los ojos desconcertados de la humanidad.

Desde entonces el proyecto de globalización queda como único proyecto abanderado de la economía

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