Francisco Petrarca

Se le ha llamado “el padre del humanismo” y “el primer moderno”. No solo fue un simple admirador de la literatura de la Antigüedad sino también un iniciador de la redención crítica y la corrección de los antiguos textos, para la mayoría de la gente es famoso como poeta y erudito clásico, pero ara sus contemporáneos no tuvo menor fama como un hombre de mundo dice en su autobiografía “carta de la posteridad”: aunque pude haber sido arrebatado por el fuego de la juventud, o por mi ardiente carácter, aborrecí siempre estos pecados desde el fondo de mi alma. Durante su vida sondeo su propia conciencia, agitada muchas veces por la turbulacion revisando internamente sus problemas. Era ortodoxo en sus creencias y nunca se dejó sentirse influido por el ideal de la cristiandad monástica. Se veía atraído por los valores de la naturaleza, la vida y la sociedad para poder escapar a un perpetuo conflicto íntimo entre sus actitudes ascéticas y seculares. Fue un humanista tanto como en su significado técnico o profesional, su sensibilidad para el gozo de la vida, con respecto adyacente por los impulsos naturales, derivaba de su propia naturaleza y del estudio que hizo de los literatos de la antigüedad. Fue audaz independiente en el disgusto por la teología sistemática y en la relativa indiferencia por escolásticos y Aristóteles. Atacaba a la astrología y luchaba contra la superstición. Estaba en el autoanálisis introspectivo a que sometía su alma.

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