Gattaca
Enviado por dfwargvrg • 4 de Febrero de 2014 • Informe • 1.887 Palabras (8 Páginas) • 400 Visitas
Hijos a la carta, eugenesia y genoísmo
El principal protagonista es Vincent Freeman (Ethan Hawke). Su apellido no es casual. Sus padres lo concibieron de manera natural y cometieron el error involuntario de “dejar en manos de Dios lo que podía haber estado en manos de su genetista”.
Vincent nace con los defectos de cualquier niño. Podría haber sido más alto, más bajo, más o menos guapo, más fuerte, o menos, más listo… y tiene una deficiencia cardiaca que le da una esperanza de vida de unos treinta años. Es un inválido. Pertenece al escalafón inferior en una sociedad que ya no discrimina por motivos de raza, sexo, religión, nobleza de sangre o capacidad adquisitiva, sino que atiende principalmente a motivos de perfección genética (ausencia de enfermedades hereditarias, optimización corporal y mental, etc.).
El mundo en el que nace Vincent Freeman es lo que se podría denominar como distopía transhumanista (El transhumanismo es tanto un concepto filosófico como un movimiento intelectual que apoya el empleo de las nuevas ciencias y tecnologías para mejorar las capacidades mentales y físicas con el objeto de corregir lo que considera aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento o incluso en última instancia la mortalidad. Los pensadores transhumanistas estudian las posibilidades y consecuencias de desarrollar y usar la tecnología con estos propósitos, preocupándose por estudiar tanto los peligros como los beneficios de estas manipulaciones). Aunque en la película se alude a la prohibición legal de discriminar por motivos genéticos (genoísmo lo llaman), en la práctica no cesan de practicarlo.
Los padres de Vincent deciden, pues, tener un segundo hijo. Uno que vaya a estar en la élite o al menos tenga posibilidades de acceder a ella. En comparación, la máxima aspiración de Vincent será conseguir un puesto de trabajador manual. Los padres, para engendrar a su hermano Anton, esta vez siguen el método “tradicional” de esa época (es decir, in vitro y a la carta). Mantienen una entrevista que se produce en una escena determinada y clave, en la que el empleado de la empresa de fertilización in vitro les da la opción de seleccionar el sexo, los rasgos físicos (hasta el mínimo detalle) e incluso algunos psicológicos. Lo que no se les ocurre a los padres se toma la libertad de elegirlo él: erradicar defectos, como calvicie, miopía, tendencia agresiva, obesidad, etc. Temerosos de que todo sea demasiado “artificial”, Mr. and Mrs. Freeman dudan y le preguntan si no sería conveniente dejar algo al azar. El otro les mira de forma condescendiente y les convence con un sencillo argumento: “Créanme, ya tenemos suficientes imperfecciones. No, su hijo no necesita ninguna carga adicional. Y no lo olviden: este niño es como ustedes. Simplemente, lleva lo mejor de ustedes. Aunque concibieran de forma natural mil veces jamás obtendrían un resultado así”. Irrefutable. De hecho, James Watson, premio Nobel codescubridor de la doble hélice y muy conocido también por sus controvertidas declaraciones y su particular visión de la discriminación, también afirmó en 2005: “Es difícil encontrar un buen argumento general contra la idea de hacer seres humanos mejores”. En esa misma entrevista aseguró que la eugenesia estaba condenada a volver porque todo el mundo querría tener hijos más saludables e inteligentes si se les diera la opción.
Privacidad de los datos genéticos
En otra escena, a una compañera de trabajo de Vincent, Irene Cassini (Uma Thurman), otro apellido buscado , le piden que colabore con la policía y les facilite el trabajo. Ella sospecha que algo pasa con Vincent y, por motivos propios y personales, acude a una ventanilla con un cabello que supuestamente es de nuestro hombre y pide, a título privado, sin dar explicaciones, una secuencia genética del propietario de esa muestra. Del mismo modo cabe suponer que una novia (o su padre) podría acceder a la información contenida en el ADN de un pretendiente, una compañía de seguros tendría acceso sin restricciones a toda la información genética de sus posibles clientes y un empleador podría exigir a los candidatos a contratación todo su historial genético, o incluso obtenerlo él mismo. Y todos ellos podrían actuar en consecuencia. Se evitarían clientes, pretendientes o empleados “inadecuados”. Pero sería discriminatorio, se establecería un doble rasero laboral, económico y social que conduciría a un genoísmo como el que se plantea en la película. Porque sí, todos somos buenos, muy humanos, ecuánimes y de ideas contrarias a la discriminación, pero en cuanto tuviéramos la posibilidad (y más pensando que los demás la van a aprovechar)… Precisamente la Declaración de París de la UNESCO sobre los Datos Genéticos (2003) hace especial hincapié en que no se puedan dar estas situaciones u otras parecidas, aunque al final todo queda restringido a las circunscripciones legales territoriales: cada país deberá buscar su propia solución, que se deberá adaptar a su legislación actual.
Durante toda la película hay recogidas de muestras de tejidos corporales, tanto inconscientes (por ejemplo aspiradoras en los puestos de trabajo) como “voluntarias” (a los individuos se les hace extracciones, lo quieran o no). Todo vale: sangre, saliva de los vasos, un cabello en un peine, una pestaña, restos de piel… En la empresa donde trabaja Vincent, Gattaca, los empleados pasan constantemente por controles físicos y de análisis de fluidos. Para ser contratados en la empresa, para acceder a ella a diario, controles rutinarios o por sorpresa, etc. La policía también efectúa análisis de sangre cuando la ocasión lo permite (redadas, controles de carretera…). Existen interfaces
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