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Guion De Obra De Teatro De Diálogos De Platon


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2012  •  3.209 Palabras (13 Páginas)  •  6.749 Visitas

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Categoría: Filosofía

Enviado por: tomas 15 junio 2011

Palabras: 3552 | Páginas: 15

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cen que conviertes en buena una mala causa, los que investigan este tipo de cosas no creen en los dioses, ¿que tienes que decir al respecto?

Sócrates 1: Se que son muchos los que me acusan de eso, lo han venido haciendo desde hace muchos años, quisiera defenderme pero como se que me han prohibido confrontar a mis acusadores combatiré con sombra, como si argumentara contra nadie que me respondiera.

Melito: Tienes habilidad para hablar Sócrates, sabes hacer débiles argumentos fuertes, sabemos también, que todo lo que sabes lo enseñas a otros y es por esta razón que te hemos traído ante este tribunal.

Sócrates 1: (Ja, ja) Sì, y seguramente también han oído que trato de educar a los hombres y que cobro dinero por hacerlo pero eso tampoco es verdad.

Narrador: Sócrates guardo silencio unos instantes, de pronto le asalto a la memoria un recuerdo, el día en que habló sobre este tema con Callias, un hombre rico y distinguido que pago a Edeno de Paros.

Sócrates 1: He adquirido cierto renombre pero no por tener el conocimiento de los sofistas, ellos poseen tal vez una sabiduría sobre humana, la sabiduría que yo poseo, es una sabiduría propia del hombre. Con la que tal vez, no sea yo sabio, pero cabe la posibilidad de que esta sabiduría sea la que me haga sabio y para explicar mejor esto pondré como testigo de mis palabras al Dios Apolo.

Narrador: Sócrates cuenta al tribunal, que tiempo atrás su amigo Querefon, acudió a Delfos para preguntar al oráculo de aquella cuidad ¿si hay un hombre más sabio que su amigo Sócrates? a lo cual el oráculo respondió que no había ninguno.

Sócrates 1: Cuando supe la respuesta del oráculo. Me dije, es un verdadero misterio, por una parte yo sé que no soy sabio y por otra estoy seguro que el Dios no miente.

Narrador: Con el paso de los días Sócrates decidió iniciar una investigación sobre lo que el oráculo había dicho, una mañana fue a investigar a un importante político famoso por su sabiduría, pero al dialogar con él se dio cuenta de que no era sabio.

Sócrates 1: Luego que de él me separe razonaba conmigo mismo y me decía: puede muy bien suceder que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno , pero hay esta diferencia , que él cree saberlo aunque no sepa nada y yo no sabiendo nada, creo no saber.

Narrador: No por eso se desanimo Sócrates, y fue en busca de otros, de puerta en puerta por las casas de todos aquellos que gozaban de gran reputación.

Sócrates 1: Todos aquellos que pasaban por ser los más sabios me parecieron no serlo, al, paso que todos aquellos que no gozaban de esta opinión los encontré en mucha mejor disposición para serlo.

Narrador: Uno de los jueces ahí reunidos interrumpe molesto el relato de Sócrates

Juez: Basta de historias Sócrates-¿explica en qué consiste vuestra sabiduría? Es importante saberla ya que otra de las acusaciones que se te han hecho es la de corromper a la juventud con tus enseñanzas.

Sócrates 1: es cierto que hay algunos jóvenes que me acompañan, estos muchachos se divierten mucho escuchando como examino a los que dicen ser sabios, y ellos por imitación examinan y descubren que esos, que, dicen saber algo en realidad no saben nada de lo que dicen saber.

Narrador: Ante este comentario uno de los cuidados ahí reunidos hizo oír sus reclamos.

Ciudadano: Por eso mismo tú corrompes a la juventud Sócrates!

Juez: ¡Silencio!

Ciudadano: Les enseñas a no creer en lo que dicen los hombres sabios.

Juez: ¡Silencio! ¡silencio!

Ciudadano: Tú eres el responsable de su ignorancia!

Juez: Silencio!

(Sale Sócrates 1 y entra Sócrates 2, discretamente)

Juez: Sócrates, Melito aquí presente representa nuestros poetas, el te ah acusado de corromper a los jóvenes y también de no creer en los dioses de la cuidad, si no en otros, ¿Qué tienes que decir al respecto?

Sócrates 2: Melito, di a los jueces cual será el hombre que mejora la condición de los jóvenes. Puesto has encontrado al que los corrompe y hasta lo has denunciado ante los jueces, es preciso que digas quien los hará mejores.

Narrador: Melito confundido, guardo un profundo silencio.

Sócrates: Vez! Es vergonzoso que no lo sepas.

Melito: Lo que hace mejor a los jóvenes son las leyes

Sócrates 2: (jaja) yo te pregunte por un hombre melito por una persona, que seguramente también sabrá algo de las leyes.

Melito: Pues… que mejor conocedor de las leyes, que.. los jueces aquí presentes Sócrates !

Sócrates 2: Y dime melito, ¿serán todos los jueces capaces de hacer mejores a los jóvenes, o solo algunos jueces sabrán cómo hacerlos mejores y otros no lo sabrán?

Melito: Todos los sabrán hacer Sócrates, estoy seguro de eso.

Sócrates 2: Bueno dime ¿también los que nos están escuchando harán buenos a, los jóvenes?

Melito: Pueden

Sócrates 2: Y también como ellos y los jueces, los miembros del consejo pueden enseñar cosas buenas a los jóvenes Melito?

Melito: Así es Sócrates, también ellos

Sócrates 2: Entonces por lo que dices, tal parece que todos en Atenas pueden enseñar cosas buenas a los jóvenes, menos yo, no es así?

Melito: Definitivamente eso es lo que estoy diciendo

Narrador: Sócrates dando su conclusión le dice a melito que es una gran fortuna y ventaja para la juventud, que solo hubiese un hombre capaz de corromper y que todos los demás lo pusieran en buen camino.

Sócrates 2: Tus discursos acreditan claramente, que jamás te has ocupado en la educación de la juventud lo mismo que motiva tu acusación contra mí.

Narrador: Sócrates miro hacia donde se encontraban los atenienses y con vos suave y reposada, dijo a los jueces.

Sócrates 2: Me parece que no es necesaria tanta defensa para demostrar que soy inocente, sin embargo jueces, lo que me va a condenar no son las acusaciones de

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