Humanismo Cristiano
Enviado por DIMC • 15 de Noviembre de 2012 • 4.128 Palabras (17 Páginas) • 773 Visitas
HUMANISMO CRISTIANO
Llegamos así a la reflexión, la conjunción entre Humanismo y Cristianismo en Humanismo de inspiración Cristiana. Está claro que al calificar el Humanismo de “Cristiano” no se puede descalificara quienes pueden pensar de otra manera; es tratar de aclarar que se aceptan todas las consecuencias que la encarnación del Hijo de Dios tiene para todos los hombres y que exige una permanente profundización.
La Constitución Apostólica Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II señala un determinado humanismo como una de las raíces del ateísmo contemporáneo “Hay quienes exaltan tanto al hombre que queda consecuentemente enervado, la fe en Dios, a lo que parece, más interesados en la afirmación del hombre que por la negación de Dios.
Esto no significa que la Iglesia pretenda abandonar el terreno Humanista sino que por su parte acentúa el aspecto humanista del cristianismo, recogiendo con ello una tradición también antigua y que lleva al menos 5 decenios de renacimiento en el mundo católico. Recordemos el “Humanismo Integral” el 1936 de J Maritain, el mismo Concilio Vaticano II, las palabras de Pablo VI en el discurso de clausura del mismo Concilio “Sí, la Iglesia reunida en Concilio se ha ocupado del mundo… del hombre tal cual hoy en realidad se presentáis … Vosotros humanistas modernos, que renunciáis a la trascendencia de lo supremo atribuid al Concilio siquiera este mérito y reconozca nuestro nuevo humanismo; También nosotros y más que nadie es promotor del hombre. El Cristianismo es profundamente humanista. Esta dimensión no es accidental sino que pertenece a su misma entraña. Sin ella, no sería el cristianismo lo que es. Destacar esta dimensión humanista del cristianismo es una opción de suma importancia y actualidad y para nosotros de necesidad dado que es el principio rector, nucleador de la filosofía de la institución.
Si debemos preguntarnos en qué sentido puede llamarse humanista el cristianismo y también cual es su peculiaridad respecto a otros humanismos.
Desde luego podemos afirmar que el cristianismo nunca será un “puro” humanismo, tiene una última mirada trascendente que desborda los límites de lo humano, el Dios de la revelación de Jesús de Nazareth. Por ello, es quizá mejor No hablar de él como “UN” humanismo más; no es uno entre tantos y su aportación podrá plasmarse en formas humanísticas diversas.
Lo que es innegable tienen rasgos típicamente humanistas, es más, el Humanismo Cristiano no solo no pone límites al hombre sino que lo sitúa en el camino hacia el infinito ennoblecimiento al incorporarlo a Cristo. El mismo concepto de hombre, todo lo que es dignamente humano quede ennoblecido a Cristo. De ahí que tenga sentido el que nos preguntemos sobre todo las cuestiones que afectan al hombre, qué dice Jesús, que se nos manifiesta en su persona en su palabra y en su obra.
El Vaticano II en la citada Constitución Gaudium et Spes dice, “La Iglesia sostiene que el reconocimiento de Dios no se pone, en ninguna manera, a la dignidad del hombre, ya que una tal dignidad se funda y se perfecciona en el mismo Dios”.
Empezamos por afirmar que el Humanismo Cristiano la identidad fundamental es Jesucristo, vocación de todos los hombres, afirmación del hombre. El cristianismo nace con la experiencia en que Jesús de Nazareth se sintió hijo. El mensaje entero de Jesús sobre el reinado y la voluntad de Dios será orientado a Dios como Padre. A este le llama Jesús SU PADRE con espontanea naturalidad, singular franqueza, singular novedad y originalidad y hasta escandalosa familiaridad. Lógica consecuencia de esta experiencia fue su anuncio de que los hombres podíamos llamar a Dios “Padre “; que debíamos portarnos como hermanos en un marco de fraternidad universal y esperar un reino de justicia y de amor.
Esta experiencia y este anuncio de Jesús de Nazareth son la clave humanista del cristianismo. Ahí se fundamenta el proyecto global o utopía humanista de inspiración cristiana, la nueva concepción de Dios, del hombre de la historia y del mundo porque se piensa que ellos en coherencia con finalidad a Jesús. Consiguientemente, en un grado en que sé amos consecuentes con nuestra adhesión a Cristo no puede tener otro humanismo que el humanismo cristiano. Este proyecto amoroso sobre los presupuestos indispensables mencionados que le dan viabilidad, sentido y orientación, busca, pese a las dificultades y tropiezos egoístas a que se enfrenta, construir un mundo fraternal digno de los hijos de Dios sobre un Humanismo definido en tres notas:
El destino y la envergadura de este proyecto tiene una primera nota definitoria el Humanismo del Amor. No un amor cualquiera, sino uno con fuerte acento en la generosidad desinteresada sobre los símbolos revelados por Jesús, Dios Padre - Hijo- Hermanos. Estamos invitados y convocados a vivir amándonos como hermanos, también a los que son enemigos, y esto de modo práctico, renunciando a la venganza y devolviendo bien por mal.
La segunda nota definitoria del proyecto global cristiano es el Humanismo de la Esperanza. Una esperanza solidaria dado que la llagada del reino de Dios, de la ciudad fraternal no es para el bienestar de uno o de pocos, sino para todos, y su construcción es también y aún primariamente, tarea de todos, en perpetuo proceso creativo. La parábola con la que Jesús surgió cómo será el juicio sobre la vida humana es hoy con toda razón invocada como clave de una situación activa y social de la esperanza “Me diste de comer, me diste de beber”.
El humanismo cristiano del amor y de la esperanza solidaria es también Humanismo de la Justicia. Porque su mirado a lo trascendente no olvida la realidad presente. Es por eso, un humanismo de lucha por la justicia, allí donde la justicia no es realidad.
En síntesis, el humanismo de inspiración cristiana no es un mero saber del hombre, sino un crecer consciente como hombre, un optar por la persona de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, y por su misión de llevar plenitud a todos los hombres. El humanismo cristiano contempla al hombre, se acerca al hombre desde Jesús. Desde ahí se solidariza con el hombre, da firmeza a su responsabilidad y fundamenta su diálogo en una relación esencialmente personal.
A la relación de este proyecto global del humanismo cristiano debemos llevar como aportación especifica la luz del ideal fraternal del amor, de la esperanza y de la justicia. Así enunciado el proyecto global del Humanismo Cristiano abarca todas las dimensiones de la existencia humana y las orienta en la dirección trascendente. Humanismo y Cristianismo. Un Dios profundamente humano y unos hombres no eclipsados sino enaltecidos por Él y llamados a la plena fraternidad de los “Hijos de Dios”.
Nuestro que hacer debe entonces consistir
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