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INTRODUCCION A HEIDEGGER.


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  8.153 Palabras (33 Páginas)  •  318 Visitas

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MANUEL OLASAGASTI

INTRODUCCION

A HEIDEGGER

Ediciones dc la

Revista de Occidente

M A D R 1 D


iv

ARTE Y POESÍA

38.        Arte como estética

        La preocupación por el arte es visible en gran parte de los escritos de Heidegger. Esta preocupación se acentúa a partir de 1936, año en que pronuncia sus conferencias sobre «El origen de la obra de arte» (Der Ursprung des Kunstwerkes) y dicta las lecciones sobre «La voluntad de poder como arte» (Der Wille zur Macht als Kunst, 1936-1937). No se trata de excursus fuera de la «especialidad» del pensador, de concesiones al público para aliviar la aridez de su temática habitual ni tampoco a sí mismo, a sus propias aficiones teorizantes en el campo del arte, si con ello se alude a una «filosofía del arte» en el sentido usual de la expresión: fundamentación metafísica del arte. Ya se sabe que Heidegger no hace metafísica. Al ocuparse del arte, no se sale de su tema: la verdad del ser. Para Heidegger el arte es esencialmente una forma de patentizar el ser. El arte no es primariamente belleza ni creación, sino verdad. Con esta tesis Heidegger se enfrenta con toda la tradición occidental. Para ésta el arte es estética. Heidegger, especialmente en «La voluntad de poder como arte», persigue la historia de la estética, con el fin de averiguar su origen y vicisitudes, qué era el arte antes de ser estética, por qué pasó a ser estética, qué suerte ha corrido mientras la ha sido y qué perspectivas se abren al arte en el futuro.

El término «estética» es relativamente reciente, del siglo xviii; pero lo designado con él tiene viejas raíces. Baumgarten lo adoptó para significar la filosofía del arte. El arte sería cosa de la sensibilidad (aísthesis); la filosofía del arte no tendría otro objeto que construir una teoría racional de la sensibilidad. Por el «gusto» -una facultad de la sensibilidad- captamos el objeto bello y lo «gozamos». La estética como filosofía del arte explica por principios racionales el funcionamiento de esa facultad de lo bello. La estética juega en el ámbito artístico el mismo papel que la lógica en el pensar; es la lógica de la sensibilidad. Kant intentó oponerse a este uso de una palabra que, a su juicio, nada tenía que ver con lo bello, y trató de restaurar el genuino sentido etimológico, llamando «estética» a la teoría del conocimiento sensible. Pero el uso siguió vigente. No era una mera cuestión verbal. Heidegger opina que la palabra «estética» fue decisiva para el puesto que el arte ocupó en la existencia histórica durante el siglo de Goethe, Schiller, Schelling y Hegel.

El arte como estética es tan viejo, que la reflexión filosófica griega sobre la esencia del arte y de lo bello «comienza ya como estética». Se intenta aclarar la esencia del arte partiendo de las «vivencias» del artista y del contemplador: sus sentimientos, sensaciones, mundo interior... Se toma como punto de partida el artista y el espectador, y no la obra misma.

Pero antes de haber estética hubo arte incluso arte griego. Sólo que ese arte griego quedó sin su correspondiente reflexión conceptual -que no tenía por qué ser «filosofía» del arte-. Esto no quiere decir que en los albores del arte griego artistas y público se limitasen a «vivir» el arte, a tener «vivencias», sin elevarlas a teoría. Por fortuna -observa Heidegger- los griegos contemporáneos del «gran arte» no tuvieron «vivencias», como tampoco tuvieran ni necesitaron una «estética». La estética comienza en Grecia cuando el «gran arte» griego ha concluido, como la «filosofía nace cuando el pensar griego más profundo toca a su fin. Arte y pensar griegos son contemporáneos, lo mismo que la filosofía y estética griegas. Platón y Aristóteles, que representan para Heidegger el declinar del pensamiento griego y el orto de la filosofía, son también los fundadores de la estética. Ellos prestarán a toda la historia subsiguiente de Occidente el punto de vista desde el que se contemplará el arte hasta nuestros días: los conceptos de materia-forma y tékhne.

La distinción materia-forma está fundada en una previa diferenciación platónica entre el ente y su aparecer como eídos e idéa. Lo que distingue a un ente de otro y lo delimita ad intra y ad extra es su eidos, su forma de aparecer. Lo determinado es interpretado como materia, hýle, y lo determinante como forma, morphé. Lo bello resulta ser lo más manifiesto, eídos, lo que es más idéa. Cuando la obra de arte se contempla desde el eídos, el arte es interpretado como manifestación de la belleza.

Pero el arte es también para los griegos tékhne. Es sabido que con este vocablo se designa la obra de arte, pero también la obra manual; y con la palabra tekhnítes, el artista y el artesano. Más tarde se introduce el uso terminológico de tékhne para expresar una forma particular del producir humano: el artístico, y se supone que el significado griego original de tékhne sería el hacer humano en general, que luego se especificaría en manual y artístico. Por tanto, lo esencial del arte consistiría en ser una forma peculiar del producir. Pero, según Heidegger, tal modo de interpretar el arte es ajeno a la mentalidad griega más auténtica. ¿Qué era tékhne para los griegos? Para averiguarlo, Heidegger recurre al a contrario sensu intelligite [comprender por el sentido contrario] agustiniano. Los griegos contraponían tékhne a physis. Physis no era para los griegos lo que ahora llamamos «naturaleza».

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