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Iconosfera


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  2.829 Palabras (12 Páginas)  •  214 Visitas

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La iconósfera de Gubern

por Redacción RMC on 17 noviembre, 2007

El Paleo¬lí¬tico supe¬rior de las nue¬vas tecnologías

Yeri CorreaCola¬bo¬ra¬dora de la RMC.

Vivi¬mos rodea¬dos por las pan¬ta¬llas del cine, el tele¬vi¬sor, el moni¬tor de la compu¬tadora y la pan¬ta¬lla del celu¬lar. Estas cua¬tro pan¬ta¬llas inte¬gran nues¬tra ico¬nós¬fera, un espa¬cio que es el paleo¬lí¬tico de lo que será la Socie¬dad de la Infor¬ma¬ción. Al res¬pecto refle¬xiona RomanGubern. Durante su estan¬cia en el ITESM Cam¬pus Ciu¬dad de México, en donde impar¬tió un curso, el inves¬ti¬ga¬dor cata¬lán autor de títu¬los como El eros elec¬tró¬nico y La mirada opu¬lenta, con¬ce¬dió una entre¬vista a la Revista Mexi¬cana de Comunicación.

En esta plá¬tica, Gubern rechaza la visión apo¬ca¬líp¬tica de la Inter¬net y explora su influen¬cia en lasrela¬cio¬nes humanas.

—-¿Cómo afecta la nueva ico¬nós¬fera a las rela¬cio¬nes humanas?

—Afecta sobre todo a los más jóve¬nes, a los ado¬les¬cen¬tes, por¬que las per¬so¬nas mayo¬res son más ruti¬na¬rias, más viven¬cia¬les. Hoy día, los mucha¬chos viven en la inter¬ac¬ti¬vi¬dad con los medios pri¬vi¬le¬gia¬dos, es decir: con la Inter¬net y la tele¬fo¬nía celu¬lar, los cua¬les están des-ti¬na¬dos a con¬ver¬tirse en una micro¬compu¬tadora portátil.

—Usted ha escrito acerca de nue¬vas pato¬lo¬gías vin¬cu¬la¬das con las tec¬no¬lo¬gías de la infor¬ma¬ción, como el skin hunger…

—Esto afecta a la gente que está más ais¬lada y tiene menos con¬tacto físico, se le llama skin hun¬ger: son per¬so¬nas que se levan¬tan por la mañana y pren¬den el tele¬vi¬sor, lo cual no sig¬ni¬fica que lo estén mirando siem¬pre, más bien lo uti¬li¬zan como ruido de fondo, muchas veces por la falta de alter¬na¬ti¬vas más esti¬mu¬lan¬tes. Son los que lla¬ma¬mos teles-pec¬ta¬do¬res incon¬di¬cio¬na¬les, que son prin¬ci¬pal¬mente jubi¬la¬dos, amas de casa, des¬em¬plea-dos y enfer¬mos: son los espec¬ta¬do¬res más pasivos.

—¿Podría¬mos hablar de una psi¬co¬pa¬to¬lo¬gía deri¬vada de la tecnología?

—En los años setenta se exa¬minó el con¬cepto de tele¬vi¬sión pato¬ló¬gica, sobre todo en los niños que tenían défi¬cits emo¬cio¬na¬les en rela¬ción con el cole¬gio, con la fami¬lia, con el entorno. Por lo tanto, desde esa década se han estu¬diado con¬duc¬tas pato¬ló¬gi¬cas aso¬cia-das. Ahora el ejem¬plo es el hacker: un sujeto que no sale, que come fast-food y su mayor gra¬ti¬fi¬ca¬ción es reven¬tar los secre¬tos ciber¬né¬ti¬cos. Creo que el hacker sería el arque¬tipo de la pato¬lo¬gía de nues¬tra sociedad.

—¿Y en un punto más allá esta¬ría el uso de Inter¬net por gru¬pos terroristas?

—Inter¬net es una auto¬pista que sirve para todo: para el bien y para el mal; es una auto¬pista mul¬ti¬di¬rec¬cio¬nal que se uti¬liza para com¬prar, bus¬car infor¬ma¬ción, cha¬tear. Otra cosa son los usos sanos e insa¬nos que se le den a la red de redes.

—Entre los usos insa¬nos, ¿qué vacíos afec¬ti¬vos llena la Internet?

En los chats es evi¬dente un pro¬blema: el ano¬ni¬mato del comu¬ni¬ca¬dor; ha habido muchos casos en los que se han dado sus¬tos en las citas. Tam¬bién es ver¬dad que en el chat ocu¬rre un poco lo que sucede en una dis¬co¬teca, aun¬que en la Inter¬net la reali¬dad está más camu-fla¬jeada y por tanto tiene una estruc¬tura que favo¬rece la men¬tira, pero aun así hay per¬so-nas que se cono¬cen y se casan.

—Si la Inter¬net es un espejo, ¿qué mues¬tra ese espejo?

—La Inter¬net mues¬tra la gran com¬ple¬ji¬dad, los cam¬bios con un agra¬vante: el ano¬ni¬mato, que favo¬rece las acti¬vi¬da¬des delic¬ti¬vas o des¬ho¬nes¬tas. Pero la red de redes refleja lo bueno y lo malo.

—En esta socie¬dad con tanta opu¬len¬cia visual, ¿tener más infor¬ma¬ción nos hace más sabios?

—Hay una anéc¬dota: una amiga estaba viendo con su hija una pelí¬cula de Marilyn Mon¬roe, cuando la niña le dice: “Mira mamá, esta actriz imita a Madonna”. Esto es un ejem¬plo de la des¬je¬rar¬qui¬za¬ción de la infor¬ma¬ción, que hace que la niña con¬si¬dere a Marilyn Mon¬roe una imi¬ta¬ción de Madonna, pero la Inter¬net es una exu¬be¬rante red que crece rápi¬da¬mente para bien y para mal, como un nuevo árbol del paraíso.

—¿Enton¬ces, la Inter¬net sería el nuevo árbol del bien y del mal?

—En cierto modo esta¬mos en el paleo¬lí¬tico supe¬rior de las nue¬vas tec¬no¬lo¬gías. La Inter¬net apa¬rece en la escena pública en los años setenta. Esta¬mos espe¬rando cómo evo¬lu¬cio¬nará, no sólo la red sino todas las tec¬no¬lo¬gías. Por ejem¬plo, el holo¬grama es un invento que está espe¬rando que alguien se ocupe de él.

—¿Cómo avi¬zora a nues¬tra socie¬dad en unos 10 o 20 años?

—Yo pienso que la com¬bi¬na¬ción de los saté¬li¬tes de comu¬ni¬ca¬cio¬nes, las redes y lo que se llama la pan¬ta¬lli¬za¬ción de la socie¬dad, crea¬rán una socie¬dad de la infor¬ma¬ción que no existe. Pero aún no es glo¬bal por el bajo acceso de la Inter¬net en África o Haití.

—¿La ima¬gen es inocente?

—Una ima¬gen es un punto de vista y un punto de vista nunca es inocente, por¬que detrás de la ima¬gen se encuen¬tra un ser humano que expresa emo¬cio¬nes. Por tanto, en las imá-ge¬nes están mani¬fies¬tas las expre¬sio¬nes de aque¬llos que las producen.

—Res¬pecto a su libro El eros elec¬tró¬nico, ¿qué futuro tiene la por¬no¬gra¬fía en la Internet?

—A juz¬gar por las esta¬dís¬ti¬cas, el futuro es pro¬me¬te¬dor por¬que el ano¬ni¬mato en la red per-mite ver cosas que uno no se atre¬ve¬ría a pedir en una sexs¬hop, que implica entrar a un lugar, diri¬girse a un mos¬tra¬dor y dar a cono¬cer sus capri¬chos. En cam¬bio, el ano¬ni¬mato en Inter¬net invita a un vagan¬bun¬deo explo¬ra¬to¬rio, lo que dis¬tor¬siona la reali¬dad y hace que las para¬fi¬lias estén sobrerrepresentadas.

—¿Qué pasa cuando el último espa¬cio de la inti¬mi¬dad, que es la sexua¬li¬dad, se vuelve público?

—En España se han dado casos en los que algu¬nas pare¬jas –no acto¬res pro¬fe¬sio¬na¬les– se fil¬ma¬ron for¬ni¬cando, y des¬pués, al sepa¬rarse, el marido exhibe en Inter¬net tales imá¬ge¬nes. Uno de esos casos se fue a tri¬bu¬na¬les, y una pri¬mera sen¬ten¬cia dic¬ta¬minó que una mujer que ha con¬sen¬tido en ser gra¬bada, no tenía dere¬cho a pro¬tes¬tar por la difu¬sión de tales imá-ge¬nes. Pero pos¬te¬rior¬mente

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