Idiologia Social
Enviado por jocelynromero • 12 de Diciembre de 2013 • 489 Palabras (2 Páginas) • 330 Visitas
A pesar del discurso de los gobernantes, el acaparamiento de las tierras y la cultura del latifundio permanecen intactos, ocho de cada diez familias rurales no disponen de tierra para cultivar. En contraste con el 1% de los grandes productores y agro exportadores que concentran una tercera parte de las mejores tierras cultivables del país, lo que orilla a que la mayoría de la población rural sea empleada para estas compañías agroindustriales, en su mayoría recibiendo pagos menores al salario mínimo y sin el cumplimiento de sus derechos laborales.
Actualmente el salario agrícola promedio es de 2,759 lempiras (146 dólares), lo que ajusta únicamente para cubrir un 49.7% del total de la canasta básica de alimentos.
Por otra parte, no todos los hogares cuentan con los servicios básicos y aún existen aldeas incomunicadas con las principales vías de comunicación y transporte del país. Los municipios enfrentan autoridades locales incapaces de otorgar respuestas a la sociedad en materia de educación, salud, vivienda, seguridad y empleo.
La preocupación y desesperación por no tener qué darles de comer a sus hijos e hijas, el no visualizar un futuro prometedor como agricultores y agricultoras, y el sobrevivir vulnerablemente en un sistema prácticamente feudal en pleno siglo XXI, ha generado que la conflictividad social en el campo, donde las disputas entre los que no tienen tierra y los que tienen mucha, aumente sustancialmente.
Ante este contexto no sorprende que se expanda en el campesinado hondureño una sensación de rencor frente a un Estado que se limita a jugar un papel de árbitro en los enfrentamientos, sin replantearse la formación y promoción de verdaderos modelos de desarrollo rural.
Este es el contexto que explica en breves palabras lo que ocurre en el conflicto por las tierras en el Bajo Aguán. Una zona altamente fértil, donde la “vieja”
Reforma Agraria y el sistema bananero aparecen como fantasmas que caminan por los predios, recordados por algunos con nostalgia y por otros como etapas que también fueron incapaces de solucionar los problemas estructurales del campo.
Los tiempos han cambiado, ahora la participación de las mujeres ha crecido; los efectos negativos del cambio climático agudizan la situación; el narcotráfico se ha expandido; todo ello mientras la migración hacia el exterior se ha fortalecido como principal fuente de ingreso económico en muchas familias.
Este foto-reportaje aborda la relación conflictiva, en torno a la posesión de la tierra, entre el Movimiento Unificado Campesina del Aguán –margen derecha- y las empresas agroexportadoras de palma africana; pero también recoge los sueños, esperanzas e iniciativas en curso de los hombres, mujeres y jóvenes del MUCA en su reivindicación por el derecho a la tierra y a una vida digna.
Para
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