Importancia de este tema para una recta comprensión de la vida moral. Principios internos y externos
Enviado por bettianato • 6 de Noviembre de 2016 • Resumen • 2.077 Palabras (9 Páginas) • 269 Visitas
Unidad 5 Principios de la Actividad Humana: Hábitos y virtudes |
1. Importancia de este tema para una recta comprensión de la vida moral. Principios internos y externos
El Magisterio reciente presenta frecuentemente la vida cristiana como vida de virtud (CV II y CIC).
Todo cristiano está llamado a la santidad desarrollando las habilidades más características de su estado de vida (LG 41). Esta formulación de la vida cristiana en términos de cualidades, de virtudes humanas y cristianas, constituye un punto de llegada del movimiento de renovación de la Teología Moral y es también un punto de partida para la reflexión y la pastoral de la Iglesia. También en el Catecismo se presenta la vida cristiana como vida que reproduce la belleza, la dignidad, la santidad de la vida de Jesús.
En ciertos autores se observa escaso interés por el concepto de virtud, debido a una mala interpretación de lo que implica o significa o, a ciertos prejuicios. A veces se cree que, la virtud la pueden alcanzar las personas dedicadas a la vida devota, en una perspectiva pietista e intimista.
Por otra parte se presenta la virtud como sinónimo de renuncia y de control de los sentimientos o como un esfuerzo de autojustificación, al estilo farisaico.
También la virtud ha sido valorada en sus efectos transitivos (perfección de las obras) más que como actuación de toda la persona en el bien, orientado hacia el fin del hombre.
Estos modos errados o parciales de entender la virtud, nos muestran la importancia de lograr una mirada integral y correcta de la virtud, para una recta comprensión de la vida moral.
La tradición cristiana aceptó lentamente el término virtud y ordenó en torno a este concepto en qué consiste la respuesta libre y responsable a la llamada que Dios dirige al hombre en Jesucristo.
La dificultad de proponer hoy la virtud es de signo contrario a la que contrastó su entrada en el mundo teológico. Entonces parecía que dejaba demasiado espacio a la inventiva e impedía subrayar adecuadamente la obra de Dios; ahora parece que vincula a las personas, inhibe la espontaneidad, como si ésta existiera sólo en un contexto de total indeterminación.
2. Los hábitos en general. Definición de virtud
Como lo hemos repetido muchas veces, el hombre es responsable y artífice de su propia felicidad; los actos cotidianos lo van determinando hacia ese fin que él persigue, esos actos generan en él lo que en teología moral se llaman hábitos.
El hábito es una disposición interna, permanente, del sujeto mismo, nacida de actos previos.
Tiene las siguientes características:
- Firmeza: estabilidad, profundidad, es permanente.
- Facilidad: espontaneidad, dominio adquirido, a modo de una segunda naturaleza.
- Deleite: gusto, agrado, placer como fruto del obrar.
Los hábitos cualifican a la persona. Se denominan hábitos operativos a los que perfeccionan las potencias. Y hábitos entitativos a los que modifican al ser en su constitución substancial e indirectamente disponen a la actividad, propia de la naturaleza de ese ser
2.a. Ubicación de los hábitos en el hombre
2.a.1. En el cuerpo humano
Puede poseer ciertas disposiciones buenas o malas en relación con su vida orgánica (salud, enfermedad, etc.). Son cualidades entitativas.
Se dan también disposiciones o inclinaciones naturales (no adquiridas). Ej.: unos más inteligentes que otros, artistas, etc.
Existen también en el cuerpo ciertas costumbres adquiridas, que disponen el organismo para el movimiento y la actividad, a fin de lograr acciones más perfectas.
Los hábitos operativos no se dan en el alma directamente, sino en sus potencias. En el intelecto, se dan hábitos operativos que perfeccionan su función.
Los sentidos interiores (sentido común, imaginación, memoria, cogitativa), en sí mismos no son verdaderos hábitos. Sin embargo pueden ser guiados por la voluntad (poseen hábitos imperfectos).
La voluntad es sujeto de verdaderos hábitos operativos.
Los hábitos crecen de dos modos: de modo extensivo y de modo intensivo. El primero crece cuando nuestra actividad se hace capaz de llegar a objetos nuevos. El segundo permite una actividad cada vez más segura.
El crecimiento de los hábitos se realiza por actos más intensos que los habituales. También pueden perderse los hábitos adquiridos. Los hábitos buenos se denominan virtudes, y los malos vicios.
3. Sentido de las virtudes humanas y del esquema de las cuatro cardinales
Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien. Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino.
3.a. División generalísima de las virtudes
- En razón de la naturaleza
- Naturales
- sobrenaturales
- Según las causas
- adquiridas
- infusas
3.b. División de las virtudes naturales
- Virtudes intelectuales
- Intelecto especulativo
- Hábito de los primeros principios: Intellectus (orden especulativo), Synderesis (orden práctico)
- Ciencia: conocimiento de conclusiones evidentes, en alguna materia, y a través de sus propias causa.
- Sabiduría: conocimiento de conclusiones en todos los órdenes, y por sus causas más remotas.
- Intelecto práctico
- Arte: rige y gobierna las operaciones que se realizan en las cosas exteriores.
- Prudencia: rige con perfección todas las operaciones que el agente dispone en su corazón, procurando que sean acertadas y convenientes.
- Virtudes morales
- Vida exterior de relaciones
- Justicia. Virtudes adjuntas: piedad, religión, respeto, obediencia, veracidad, gratitud, corrección, liberalidad, cortesía, equidad.
- Gobierno de nuestra afectividad sensible en orden a la integridad y perfección personal
- Respecto al apetito irascible: Fortaleza. Virtudes adjuntas: magnanimidad, magnificencia, paciencia y longanimidad, perseverancia, constancia.
- Respecto al apetito concupiscible: Templanza. Virtudes adjuntas: continencia, mansedumbre, clemencia, humildad, amor a la verdad, modestia.
Cuatro son las virtudes morales fundamentales. Se llaman cardinales o principales en un triple sentido: en cuanto que son cuatro géneros de virtudes, abarcando cada una diversas especies: en cuanto significan cuatro cualidades que se dan en todas y cada una de las virtudes; en cuanto que designan cuatro especies de virtud que gozan de principalidad por la materia y el influjo, a las que van anejas sus correspondientes partes potenciales:
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