Jlago De Sambria
Enviado por majuja987 • 24 de Septiembre de 2014 • 385 Palabras (2 Páginas) • 280 Visitas
Hace muchísimos años, en el lugar donde hoy se encuentra el Lago de Sanabria, existía una aldea llamada Valverde de Lucerna, muy próspera por la fertilidad de sus tierras, pero cuyos habitantes eran personas egoístas y poco caritativas.
En la noche previa a la festividad de San Juan, una noche tempestuosa con lluvia, frío, truenos y relámpagos, una sombra se movía en dirección a Valverde de Lucerna. Con la iluminación de los relámpagos se podía ver que era un hombre alto, de larga barba y abundante cabello. Iba cubierto con una capa de lino y se apoyaba en un bastón del que colgaban dos conchas. Era un peregrino.
Calado hasta los huesos, hizo varios intentos para conseguir cobijo y algo que llevarse a la boca, pero siempre recibía respuestas desagradables: “¿Eres un peregrino?… Pues continúa tu camino” o “Déjanos en paz y vete por donde has venido“.
Lago de Sanabria. Foto propiedad del rincondesanabria.wordpress.com
Hambriento, cansado y helado de frío, el peregrino decidió salir del pueblo. A la salida, en una zona elevada, vio un horno de leña donde se encontraban unas mujeres haciendo pan. Les preguntó si podía pasar, y ellas aceptaron. Una vez que se secó al calor del horno, las mujeres le hicieron un pequeño bollo de pan, lo introdujeron en el horno y cuando lo intentaron sacar no podían, ya que había crecido mucho. Fueron metiendo trozos de pan cada vez más pequeños hasta que finalmente pudieron sacar uno de la boca del horno y se lo dieron al misterioso peregrino, que resultó ser Jesucristo. Este dirigiéndose a las mujeres les dijo:
- Gracias por socorrerme, solo vosotras sois dignas de ser salvadas en este pueblo. Huid hacia el monte. Voy a castigar a este pueblo, lo voy a anegar.
El peregrino se despidió de las mujeres, diciéndoles que no miraran atrás en su huida, y posteriormente salió del pueblo, se paró en un lugar y dijo: “Aquí fincó mi bastón, aquí nazca un gargallón”. Del lugar donde clavó su bastón empezó a brotar un gran caudal de agua, que en poco tiempo anegó Valverde de Lucerna. Tan solo quedó al descubierto una pequeña isla, que jamás se cubre en las crecidas y que está situada exactamente en el mismo lugar donde se encontraba el horno en el que fue socorrido el peregrino.
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