LA DIÁSPORA AFRICANA EN EL GRAN CARIBE Y EL CARIBE COLOMBIANO
Enviado por crakpaez • 2 de Mayo de 2014 • Ensayo • 1.154 Palabras (5 Páginas) • 298 Visitas
LA DIÁSPORA AFRICANA EN EL GRAN CARIBE Y EL CARIBE COLOMBIANO
Lecturas complementarias:
De Friedemann Nina y Jaime Arocha. De Sol a sol. Los códigos del sol
y Vahos de muerte sobre el Atlántico.
Palenque, primer pueblo libre de América, patrimonio oral e inmaterial
de la humanidad. Entrevista por María Esperanza Palau. Revista
Anaconda.
Abolición de la institución de la esclavitud en Colombia y
responsabilidad políticas a favor de la población afrocolombiana. Juan
de Dios Mosquera M
Europa concibió el proyecto de inseminar la matriz caribeña con la sangre de
África y esto produjo no menos de diez millones de esclavos africanos
convirtiendo la historia del Caribe en uno de los hilos principales de la historia del
capitalismo mundial. (Benítez Rojo A. 1998). Lo anterior nos invita a analizar uno
de los hitos de la historia humana más indignante y reprobable, cual es el
comercio de seres humanos arrancados del África y, en tierras Caribe,
esclavizados en las minas, las haciendas o como sirvientes personales en las
casas de sus amos, que soportaron horrendas condiciones de reclusión en los
puertos, hacinamiento infrahumano en los barcos negreros, de donde salían
quejidos y lamentos, maldiciones y gritos en el vaho de la muerte; sometidos a
castigos y azotes y a la sumisión; convertidos en instrumentos de producción, en
valor de intercambio, creadores de riqueza, impulsadores de la máquina
plantaciones y la minería del oro, además de permitir, en palabras de Wallerstein,
la vinculación del Caribe a la Economía Mundo, en el momento mismo que la
empresa de Colón se lanzó al “descubrimiento” de América. En el pasado, los
inmigrantes desnudos, como los llamó Miampika, esa diáspora en América que la
ruta transatlántica permitió, enfrentaron las asimetrías económicas, políticas y
culturales asumiendo una y mil formas para vencer la subordinación y la anomia a
la que eran sometidos por el sistema esclavista imperante en el Caribe; ese
Caribe que, gracias a los avances científicos representados en los adelantos de
los conocimientos y tecnologías del transporte y la posible redondez de la tierra,
contribuyó a la primera globalización económica (Abello A., 2003). En tiempos
coloniales sus saberes, su memoria, sus estrategias de huida o de enfrentamiento
hicieron posible la supervivencia y la autonomía dentro de los estrechos márgenes
dejados por el sistema esclavista. Fueron capaces de resistir la Europa de la
espada, la cruz y el látigo. Y hoy, los descendientes de los esclavizados traídos en
el marco de la trata negrera, lo siguen haciendo a pesar de que la historia siempre
ha pretendido negar el pasado esclavista, silenciar sus aportes a la construcción
de las naciones caribeñas y arrojarlos a las filas de los marginados o
convirtiéndolos en actores potenciales del conflicto. Pero de igual manera,
también es preciso ahondar en las múltiples formas de africana que pueblos de
diversos territorios, lenguas, religiones y cosmovisiones crearon para resistir a la
sujeción, a la subordinación, a la esclavización asumiendo formas de libertad e
identidad humana, de creación en medio de la opresión, que haciendo énfasis en
la creación cultural, a partir del único artefacto que pudieron embarcar: la
memoria, resistieron y se convirtieron en cimarrones armados, capaces de
construir aldeas fortificadas palenques- o cimarrones de espíritu aptos para
sabotear las minas y haciendas de los amos mediante embrujamientos y
hechicerías. Y actualmente todavía se resisten a dejar morir ese conjunto de
saberes, técnicas, oficios en medio de ideas heredadas de la mentalidad
esclavista colonial que los inscriben en la discriminación racial que Nina de
Friedemann ha definido como invisibilidad o negación
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