LA NOCIÓN DE CULPABILIDAD BAJO LA PERSPECTIVA DE LA NEUROCIENCIA Y EL DERECHO PENAL.
Enviado por gpsutm • 20 de Junio de 2017 • Práctica o problema • 1.759 Palabras (8 Páginas) • 276 Visitas
UNIVERSIDAD YACAMBÚ[pic 1]
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
LA NOCIÓN DE CULPABILIDAD BAJO LA PERSPECTIVA DE LA NEUROCIENCIA Y EL DERECHO PENAL.
Autor: Álvaro Barrios
MCP-153-00051V
Tutor: Rubén Vanegas
Upata, Abril de 2016.
EL HOMBRE COMO UN SER DETERMINADO VS EL LIBRE ALBEDRÍO
Cuando intentamos estudiar el cerebro humano debemos percatarnos que es un intricado laberinto muy complejo, lleno de millones células interconectadas entre sí, en un entramado o red mental que es imposible de explicar su funcionamiento a ciencia cierta, aun con los más grandes avances de la ciencia y la tecnología actual, solo hemos tenido acercamientos sorprendentes y llamativos para la opinión científica en este principio de siglo, todo esto gracias a los estudios del cerebro y comportamiento de la estructura mental del hombre desarrollados por el célebre psicoanalista Sigmund Freud, estos aportes abrieron las puertas del mundo académico y científico para resolver la controversia entre el determinismo y el libre albedrío ya que se pudo probar que este último no tiene un soporte científico que permita probar su existencia, y fue la neurociencia quien socavo las bases de la idea de la culpabilidad.
Durante mucho tiempo el concepto de libre albedrío mantuvo el poder hegemónico del derecho penal, con lo cual el Estado impone e impuso la calificación de las penas, la culpa y el dolo son los elementos esenciales de la culpabilidad este debate que ha persistido durante años. Era y es inconcebible muchas veces que alguien pueda adjudicar la perpetración de un delito a ciertas patologías mentales, sino que el ser humano puede escoger lo que es licito e ilícito, esto visto desde el enfoque indeterminístico pero que al mismo tiempo ha servido para penar y castigar bajo los postulados de la teoría del delito, no se ha podido llegar a un consenso que pueda reconciliar al derecho penal soportado en su teoría de base la teoría del delito y su fundamento de la culpabilidad con las ciencias experimentales así como las naturales entre las que se destacan la biología, la psicología, psiquiatría y la criminología sabiendo aprovechar que esta sirven de soporte a la ahora de probar no debería existir tal discrepancia sino más bien cooperación mutua pudiendo verse como ciencias auxiliares que permitan cambiar el rumbo de las ciencias jurídicas.
Hassemer citado por Leyton, J (2014). Realiza una reflexión al respecto,
En el momento actual, las ciencias naturales gozan de prestigio y tienen poder. Su metodología de la observación domina hoy nuestra cultura cotidiana por completo y sin competencia alguna, y, como es natural, también la obtención de conocimientos en el proceso penal; quien no puede apoyar sus argumentos en la observación, es un loco a nuestros ojos. Mientras que la teología hace tiempo que ha pagado en la cultura occidental su error categorial de pretender poder explicar la génesis de la Tierra –con excepción de algunos relictos creacionistas–, no son pocos entre nosotros los que gustan de la maldad del patólogo de que no ha descubierto alma alguna al abrir el cadáver, por lo que ésta, en consecuencia, no existiría 8 [negrita es nuestra]. (p.58).
En el derecho anglosajón es normal el uso de herramientas de última generación para la búsqueda de la verdad, pero basada en elementos de determinación, recordemos que su sistema se nutre de procesos jurisprudenciales, por lo que adjudicar que tal comportamiento proviene por voluntad propia o con conocimiento de causa o preconcebido es del campo de aplicación de la neurociencia que desde allí se ha venido demostrando con resultados sorprendentes, por lo que pretender quedarse con la última palabra es dispersarse y aislase de una discusión que lleva más de un siglo en el mundo científico y académico que ha buscado explicar a través de diversas teorías, el dualismo cartesiano y su premisa de “pienso y luego existo” así como el antagonismo suscitado entre determinismo y el libre albedrío.
En este sentido, Feijoo, S (2011), Nos informa que ciertos científicos estudiosos del cerebro de primer nivel sostienen que en la medida en la que no existe escisión entre mente y cerebro (como sostuvo erróneamente Descartes) y que nuestra actuación consciente representa una ínfima parte de nuestra actividad cerebral, todos estamos determinados en nuestros comportamientos por procesos que no podemos controlar y de los que, por tanto, no se nos debería hacer responsables.
Lo anterior nos demuestra que lo que hoy vemos como una verdad ya mañana no lo será y que la realidad es cambiante e inalcanzable todo tiene sus dinámicas, la búsqueda de la verdad nos invita a valernos de herramientas que nos proporciona los avances de la ciencia que nos permitan tener un acercamiento profundo de esta a fin de avanzar con el mayor civilismo que nos constituye como sociedad a pesar que en la búsqueda de la verdad el derecho penal describa en su historia que tuvo que valerse de métodos crueles pero que en su momentos era la que se ajustaba a derecho.
De ahí que la critica que se le hace al derecho penal por neurocientíficos y psicólogos que de acuerdos con sus estudios desarrollados ha podido percatarse que en gran manera los presupuestos del derecho penal están construidos sobre bases insostenibles que no se encuadran dentro del método científico por lo que invitan a transformar las estructuras de responsabilidad que conocemos, especialmente las vinculadas a la idea de culpabilidad.
Si los aportes de la neurociencia son extremadamente contundentes y que en sus presupuestos no haya espacio para la duda es inminente un replanteo del derecho penal de la culpabilidad, puesto que la responsabilidad penal se basa en que el hombre actúa libre y voluntariamente, de tal manera que se le reprueba no haber sido prudente con la norma cuando pudo decidir actuar de otro modo bajo la premisa del libre albedrío. Esto pudiera estar confirmando que el hombre esta privado de libertad mental o cerebral y que las decisiones se toman de forma inconsciente y a posteriori solo puede establecer juicios de valor por la decisión tomada. Esta polémica es la que mantienen al mundo científico a las expectativas de echar por tierra o no la existencia de la libertad mental del hombre, mientras esto no llegase a suceder el derecho penal todavía conserva su validez.
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