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LA PRÁCTICA EDUCATIVA COMO INTERPRETACIÓN HERMEÉNUTICA


Enviado por   •  15 de Octubre de 2012  •  3.254 Palabras (14 Páginas)  •  346 Visitas

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LA PRÁCTICA EDUCATIVA COMO INTERPRETACIÓN HERMEÉNUTICA

En el acontecer mismo al interior del mundo de la vida, contemplado en este escrito desde la particularidad de la educación, sistemáticamente hablando, es decir, no como la dimensión que todo ser humano deja al descubierto en las relaciones sociales, en su proceder, sino en la realidad misma de la esfera de lo pedagógico, de lo didáctico, lo escolar, lo académico, puede afirmarse que la acción educativa se activa en la dinámica enseñanza aprendizaje, y esta relación a su vez comporta unos elementos que se hacen constitutivos de ella, así como lógicamente requiere de unos agentes que interactúan.

En referencia a los elementos constitutivos, pareciera que una vez se está en el terreno de lo educativo, se emprende la marcha con la armonización de estos que deben entrar en juego, y son las herramientas con las que la tarea de educar se hace palpable, es así que se entra en contacto con un primer componente, sobre el que no se profundizará mucho, al igual que con todos los aquí mencionados, sino que se le da un rodeo para poder articularlos; la cultura, concebida de acuerdo a la definición Spradley & McCurdy (1975). Como el conocimiento adquirido que las personas utilizan para interpretar su experiencia y generar comportamientos. Sin la menor duda, se encuentra mediada por las particularidades del medio donde se desenvuelven los agentes educativos, una manera propia de concebir la vida, una noción de futuro de acuerdo a las posibilidades en que están viviendo, un comportamiento acorde a la tradición familiar y social, una manera propia de diálogo, es decir todo un juicio de mundo y de realidad en la que se debe jugar un papel fundamental como educador encarnado en el contexto.

Así mismo, ya en el formalismo de la relación estudiante-docente, hay unas fibras conceptuales que sostienen la relación y la califican de manera constante, es decir, al interior del aula de clase, y en el ejercicio mismo de la enseñanza, hay unos términos que se vuelven ejecutables y sobre los que permanentemente vuelve la relación (estos también son considerados aquí como elementos), a saber, competencias, vistas teleológicamente como las habilidades que se deben desarrollar en la medida en que se llevan a cabo las sesiones de clase, y tal vez estas sean, de manera muy ambiciosa, la forma como se contribuya con el estudiante en su relación con la realidad del mundo donde vive; Los estándares, tenidos en cuenta como la sistematización de los contenidos a los que se accede de manera progresiva y predeterminada por el sistema educativo, que deben estudiarse paulatinamente y caracteriza los niveles de escolaridad; la evaluación, tal vez de forma osada, se le considera en este escrito como la matematización del conocimiento, utilizada como instrumento que garantiza la medición de los saberes, y determina el avance en los procesos, así como indica en los mejores de los casos, los aspectos que deben mejorarse, por apreciarse como debilidades, los que deben potenciarse, por considerarse fortaleza, la pertinencia del sistema, etc.

Resumidas cuentas, la educación se desarrolla en la articulación de todos estos elementos, llamemos al conjunto de los compuestos, y a todo este accionar “currículo” y ha generado en el transcurso de formal existencia una preocupación por su organización, su estructura, su finalidad, (en el caso colombiano existen los fines de la educación), lográndose apreciar el incursionar de la teorización, del estudio formal, y el nacimiento de los llamados modelos pedagógicos, que comportan en su reflexión una didáctica determinada, un camino procedimental, etc. Sin dejar de lado que el establecimiento de estos se da como respuesta a la pretensión de concebir un modelo antropológico, un sistema de desarrollo particular, evidenciándose entonces que la educación y sus modelos son punto de intersección, de teoría y gobierno al interior de una sociedad, tema este que se vuelve eminentemente político, pero no puede dejar de lado lo reflexivo en tanto que es aquello que le otorga su razón de ser “Por ello, la filosofía nunca ha sido ajena a pensar sobre las mejores maneras de educar y sobre las implicaciones que esto tiene en el orden antropológico y ontológico”

Con el propósito que nacen los modelos pedagógicos, y las secuencias didácticas que establecen como metodologías para su aplicación, es innegable que están mediados por las corrientes políticas y de pensamiento de la época en que surgen, por eso aún en este momento pueden notarse procedimiento educativos, instrumentalizados, parecen recetarios que deben cumplirse de manera literal, que puede leerse como un mecanicismo absoluto, el que se cree está el carácter teleológico de la acción pedagógica, es así que la evaluación puede verse matematizada, los contenidos dosificados y medibles, el método establecido; “En efecto, no es indisociable la mirada de la educación como agencia o instancia social que transmite conocimientos, de la mirada positivista de las ciencias que primó durante los siglos XIX y XX. Así como se afirmaba que la ciencia llegaría en algún momento a alcanzar un conocimiento plenamente verdadero y objetivo sobre el mundo, así mismo se afirmó que el fin de la educación era el de transmitir esos conocimientos a los ciudadanos en formación” .

En el marco de esta descripción, la educación ha sido proyectada en estas prácticas a caracterizarse positivamente por una plena objetividad del conocimiento, tomando la forma de una práctica social que permite alcanzar el conocimiento científico del mundo de la vida, en este caso la disciplina que soporta la relación enseñanza aprendizaje es vista no como sistematización reflexiva, sino más bien aplicación técnica, dicho en términos de José Darío Herrera y Juan Carlos Garzón: “Por ello la pedagogía no fue entendida como una disciplina reflexiva, con un ámbito propio de significatividad y comprensión, sino como una labor técnica que debía tener en cuenta, para su tarea, aspectos tales como las formas de aprendizaje de los sujetos de acuerdo con su edad o su grupo cultural, así como la organización curricular del conocimiento destinado a la transmisión”

Entonces, partiendo de la reflexión filosófica como horizonte de sentido para el quehacer pedagógico, sobre la plataforma de un pensamiento del último siglo “la comprensión” precedidos por la descripción y las anotaciones elaboradas sobre la educación, en el presente texto se desarrollará la siguiente pregunta ¿qué implicaciones tiene una práctica educativa como interpretación hermenéutica?

La aproximación a una respuesta, estará en el desarrollo de dos momentos, en una primera instancia, algunas orientaciones, sobre lo que desde el ámbito educativo debe considerarse

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