LAS TESIS IDEOLÓGICAS Y POLÍTICAS DEL GUEVARISMO:
Enviado por edancoll • 16 de Marzo de 2014 • 2.001 Palabras (9 Páginas) • 235 Visitas
LAS TESIS IDEOLÓGICAS Y POLÍTICAS DEL GUEVARISMO:
Lo más visible y atrayente del pensamiento de Guevara es la actitud inquisitiva que no respeta dogmas ni prejuicios, algo muy inusual en un militante formado, que además era dirigente. Ese rasgo suyo potenció su independencia de criterio, y le permitió una crítica y profunda evolución de sus ideas y sus instrumentos entre 1959 y los primeros años 60; también lo tornó un agudo conocedor de la corriente que predominó en el socialismo y el marxismo durante la mayor parte del siglo XX. Guevara fue muy lejos: su conducta rigurosamente acorde con sus ideas, el tipo de relaciones que promovía entre las prácticas políticas y la actividad teórica y doctrinaria, el contenido de su pensamiento social, su concepción del papel de las prácticas al interior de la producción teórica, resultaron antitéticos al llamado socialismo real. Son muy notables sus críticas a la deformación esencial de ese régimen, y su predicción del probable regreso al capitalismo que acarrearía. Esto lo marcó como hereje. La muerte interrumpió el pensamiento maduro que estaba desarrollando Guevara. Esa circunstancia, el carácter abierto de su posición teórica y la prolongada postergación que sufrió su posteridad, han favorecido que sus ideas resulten atractivas en la crítica etapa actual.
Guevara se opuso resueltamente al desprecio pragmático por la teoría, y a la vez al seguidismo intelectual de las líneas políticas. Tuvo una clara comprensión del lugar histórico desde el cual actuaba, y de la situación en que se encontraba el marxismo en los años 60. Su concepción relaciona íntimamente los ámbitos y problemas de: a) las luchas por el poder político con los de los regímenes de transición socialista; b) el desarrollo de los individuos con el de las relaciones sociales y las instituciones, desde el inicio de las luchas y en toda la transición socialista; c) las escalas nacional, internacional y mundial. Trabajó entonces con una gran diversidad de aspectos y con una firme tendencia a integrarlos en totalidades de conocimiento o formular problemas y sugerencias, siempre incluidos los juicios del autor. Guevara produjo una interpretación de las cuestiones fundamentales del mundo de su tiempo, desde una posición anticapitalista y anticolonialista latinoamericana, y concibió una visión de las conductas, acciones, cambios y objetivos necesarios para la liberación de las personas y las sociedades, desde una posición comunista.
La concepción filosófica de Guevara privilegia el papel de la acción consciente y organizada como creadora de realidades sociales y humanas. Esta filosofía de la praxis recupera el papel central de la dialéctica en el marxismo. Sin desconocer realidades existentes y su funcionamiento discernible “y leyes atinentes a lo que esas realidades ‘pueden dar de sí ´”, estima que el nivel de conciencia alcanzado a escala mundial permite que en cualquier lugar se organicen vanguardias revolucionarias, influidas por la ideología marxista, que prevean hasta cierto punto cómo actuar, y violenten las relaciones con lo posible a través de las acciones colectivas que susciten, al menos, dentro de ciertos límites.
Esa posición marxista es ajena al determinismo social y al dilema materialismo o idealismo, exigidos por las corrientes que han sido dominantes en el marxismo. Para ella la conciencia no es la antítesis de la economía o de ‘la materia’, es el instrumento principal para lograr que las fuerzas productivas y las relaciones de producción dejen de ser medios para perpetuar las dominaciones. La conciencia es una fuerza potencial real para la praxis revolucionaria, que tiende a desarrollarse y crecer si el trabajo intencionado es eficaz, por lo que urge encontrar y aplicar reglas que lo propicien. Una dialéctica de las formas de organización y de autoeducación marca el proceso unificante de creación de nuevas realidades en los individuos y la sociedad. Guevara considera que el factor subjetivo debe ser dominante durante los procesos de cambios revolucionarios.
Guevara defiende el valor permanente del humanismo filosófico del joven Marx, y expone el suyo, que parte de la experiencia vivida y del conjunto de la teoría marxista. Relaciones de producción y luchas de clases tienden a ocultar “el hecho objetivo de que (…) el hombre es el actor consciente de la historia. Sin esta conciencia, que engloba la de su ser social, no puede haber comunismo”. El de Guevara no es un humanismo a secas: requiere una acción humana organizada que revolucione las condiciones de existencia y la reproducción ‘normal’ de la vida social, palanca eficaz para transformar las realidades conocidas en otras realidades, conquistadas o nuevas, creadas. Es en esos sentidos que ‘lo objetivo’ puede ser transformado y superado por el factor subjetivo. Para Guevara, la lucha de clases es central en la teoría y en la historia, y el individuo es expresión viviente de las luchas de clases. “Para cambiar de manera de pensar hay que sufrir profundos cambios interiores y asistir a profundos cambios exteriores, sobre todo sociales”.
En los textos dedicados a la transición socialista “la masa más profunda y mayor de sus reflexiones teóricas” aparece la idea de un hombre nuevo, “liberado de su enajenación”. Este “hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada.” Su creación, por métodos nuevos, debe estar en el centro de las prácticas y los análisis; nunca será consumada, porque las relaciones sociales estarán cambiando siempre. El poder sobre la economía, la política y la ideología es necesario frente al complejo cultural capitalista que debe ser vencido, las fuertes combinaciones de mercantilización y subdesarrollo y las nuevas realidades a crear. La relativa falta de desarrollo de la conciencia social hace necesaria la vanguardia, organización basada en la ejemplaridad que debe lograr los difíciles objetivos de dirigir, guiar, educar, prefigurar los futuros sucesivos de la transición socialista, a la vez que ser sensible y aprender de las bases, y que estas participen cada vez más en el poder real. Guevara no deja lugar para el mito del partido como falange infalible, la sustitución de la clase revolucionaria por un grupo de poder, ni ideologías de dominación en nombre del socialismo.
La fraternidad, la entrega a la causa y demás valores morales
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