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La Concepción Del Ser Humano, Hombre Y Mujer Y Del Mundo En Relación Sujeto-objeto


Enviado por   •  28 de Febrero de 2013  •  2.337 Palabras (10 Páginas)  •  1.123 Visitas

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Desde tiempos remotos se ha dado el hecho de la supremacía del hombre macho, el que como cavernario sale a cazar y a tratar de proveer a su mujer hembra, que se encuentra en la cueva o caverna cuidando de los hijos y haciendo de comer o confeccionando vestimenta. Desde el Génesis existe la supremacía del hombre masculino y Dios es hombre y Moisés era hombre y la cabeza de la familia es el hombre, la cabeza del estado o pueblo es el hombre, el Mesías fue hombre, la cabeza de la religión cristiana y ahora de la Iglesia Católica Apostólica Romana, el Papa, era y es hombre, y el Pope de la Iglesia Ortodoxa también lo es.

Mahoma era hombre. Allá se supone que también lo es, Buda y Confucio también son representados por una figura masculina. De modo que tenemos una eterna historia de la humanidad completamente dominada por la masculinidad. Tal parece en los miles de años que siempre la mujer no era más que un “recurso necesario” para procrear y para proporcionar placer; prácticamente un objeto, una herramienta para determinados fines.

No ha sido sino hasta los comienzas del siglo XVI cuando la mujer comienza a ser tomada en cuenta en los países del mundo occidental. No olvidemos que en Egipto ya hubo una reina Cleopatra en la época romana. Pero tanto en España como en Inglaterra empezaron a surgir cabezas de estado que eran mujeres... y muy famosas. Pero la relación hombre – mujer no cambió para nada. No fue sino hasta fines del siglo XIX, cuando empieza la revolución industrial, que la mujer comienza a ser tomada en cuenta para otras cosas que no sean las arriba ya señaladas. Comenzó e incorporarse a la mujer como mano de obra a la evolución industrial y con el advenimiento de las teorías del marxismo y capitalismo y las emancipaciones de los modernos esclavos de la industria, surgió la primera demanda femenina por la “igualdad de la mujer “Pasaron dos guerras mundiales durante el siglo XX y el concepto de la democracia como única forma de vida aceptable, dominó el mundo entero. Pero como dicha “democracia “pregona la absoluta igualdad de todos los seres humanos, surgió la “Carta o Declaración de los derechos civiles” y por fin la mujer adquirió el derecho de voto y aunado a la tremenda corriente feminista que arrasó con Europa y América mayormente, resultó la”Liberación Femenina” con la tan ansiada igualdad de derechos y privilegios entre hombres y mujeres. Como siempre sucede cuando surge una reacción, una desencadenamiento de una opresión, cual péndulo, se va primero a los extremos opuestos. Las mujeres se volvían hembras furiosas y machorras, a lo mejor muchas de ellas lesbianas, que quieren acabar con los hombres...o si acaso usarlos como las reinas abejas. La vida en pareja ya no es ningún concepto deseable y efectivamente, durante una época de suavización y moderación, quedó lo que llamamos La emancipación de la mujer

Hasta hace más o menos medio siglo, y todavía hasta la fecha en parte, la mujer se consideraba como si se hubiera sacado la lotería , o sea muy feliz y afortunada, si un hombre le proponía matrimonio. Eso también propiciado por los padres, porque “por fin” ya salían de la hembra, y otro “buey” se iba a encargar de su manutención, le iba a dar el gusto al “macho-padre” de tener nietos, muchos nietos y lo más pronto posible para halago de su estirpe de “semental”..... y con la vaga esperanza de que quizás en su ancianidad, el yerno los iba a mantener.

Todo ese precioso panorama del reinado de la “hombría” se vino abajo y ahora la relación entre un hombre y una mujer es totalmente distinta. Hoy rigen las reglas de igualdad casi absoluta y el respeto mutuo. Eso quiere decir que si un hombre y una mujer deciden unir sus vidas. eso sucede porque <u>ambos deciden que ambos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones,</u> Claro que el amor, el deseo y la pasión hacen que al principio se prometa todo ciegamente y a través del tiempo luego las cosas cambian. Pero es casi siempre el hombre, el que se olvida de sus promesas y sus ancestrales tendencias genéticas provocan que sus genitales lo gobiernen y surge la infidelidad y con ello como consecuencia de “culpabilidad” , un desquite con su pareja. Eso se manifiesta con faltar a su promesa de igualdad de obligaciones, provocando desavenencias con la mujer y se llega al desastre. Ya hoy la mujer ya no asume el papel de “yunque” y es rebelde y exige sus derechos. Muchas veces la mujer resulta ser la más fuerte, se deshace de su marido y se encarga ella sola de sacar adelante a sus hijos y a su hogar, pues ya sabe trabajar y no requiere tanto de in hombre que dejó de ser pareja.

En resumen, en la actualidad la relación hombre-mujer ya carece muchísimo del dominio absoluto del hombre sobre la mujer, y como ella ya conoce sus derechos, sus capacidades y sus valores, el hombre a la inversa, ya no se siente tan seguro de su posición en la sociedad. Ya no manda por el simple hecho de ser masculino, sino que tiene que demostrar que tiene capacidad para ello. Ya el hombre ya no tiene el arma que solía ser tan poderosa, el de proponer matrimonio a una mujer. Hoy más bien es al revés. Debe preguntarle humildemente a su “novia” si “accede” a casarse con él. Eso si el hombre se anima a asumir la responsabilidad correspondiente. Es ya bastante común la falta de decisión de parte del hombre para asumir una responsabilidad. Quizás esa sea otra de las razones por las cuales hoy en día haya muchas “uniones libres” que son como un matrimonio a prueba, pero sin contratos ni papeles, que psicológicamente le hacen mucho daño a una convivencia en pareja. Conozco muchos casos donde las parejas se divorcian a los pocos meses de haberse casado, a pesar de que habían sido felices durante muchos años de “unión libre”

La relación entre sujeto y objeto que las diferentes matrices epistémicas establecen y determinan el modo de plantear un juicio critico de la realidad, por ello se hace necesario acercarse a los conceptos de los componentes de dicha relación.

El Sujeto, entendiendo a éste como el elemento de la relación que, en su acto de conocer, recibe las imágenes del mundo, las procesa y explica a través del lenguaje y genera un juicio. La noción de sujeto se puede entender en dos dimensiones, amplio y estricto. En sentido amplio se entiende al sujeto como al hombre en su “entera naturaleza”, sus sentidos, sus facultades, es decir, lo que compone al hombre en su conjunto, que es el que conoce.

En el sentido estricto, la noción de sujeto no se entiende como el hombre en su “entera naturaleza”, sino que se hace referencia al “mundo interior” del hombre, es decir, al “centro al que se le imputan la conciencia y a los actos intelectuales del hombre”, por ello si el sujeto,

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