La Cultura Escolar En La Sociedad Posmoderna.
Enviado por BLANCHET • 19 de Febrero de 2015 • 1.461 Palabras (6 Páginas) • 195 Visitas
, La cultura escolar en la sociedad posmoderna.
El autor parte de la afirmación que tanto la escuela, la práctica educativa como así también la práctica docente, están atravesando, como consecuencia de las transformaciones en el ámbito de lo político, económico, cultural y social, por un momento en el que se cuestiona y reflexiona el sentido mismo de la escuela, su función social y el quehacer educativo. Sostiene que los docentes se sienten impotentes ante esta situación y con muchas dificultades para dilucidar el nuevo sentido de su tarea profesional.
Frente a esta situación el autor plantea que debemos ahondar en la función mediadora que cumple la institución educativa en la sociedad posmoderna. Concibe a la escuela como un espacio de entrecruzamiento de diferentes culturas: la cultura pública, constituida por las diferentes disciplinas científicas, artísticas y filosóficas; la cultura académica, reflejada en el currículum; la cultura escolar, conformada por los ritos, roles, normas, rutinas propias de esta institución; y la cultura privada, es la que internaliza cada alumno, producto de la experiencia y de la interrelación con su entorno (responsable de lo que los alumnos aprenden al interior de la escuela). Es por ello que Pérez Gómez afirma que la función específica que lleva a cabo de la escuela está dada por la mediación reflexiva entre los variados influjos que ejercen las diferentes culturas sobre los alumnos de las nuevas generaciones.
La escuela ha respondido y responde a los principios y propuestas de la cultura moderna; es importante poder rescatar los valores que caracterizan a la modernidad, para poder entender el valor social y el deterioro que sufre actualmente esta institución.
En primera instancia, el autor hace referencia al imperio de la razón como la principal herramienta de la que se valen las personas para ordenar la actividad científica y técnica, la administración de las cosas y el gobierno de las personas. El proyecto de la modernidad devalúa y deslegitima el sentido del poder teológico para promover el progreso ilimitado en los diferentes ámbitos de la realidad política, cultural, económica y social.
Esta razón instrumental, busca un modelo único de Verdad, de Bien y de Belleza, que guíe la producción del conocimiento científico y la aplicación de tecnologías; concibe a la historia en un sentido lineal y progresivo, establece jerarquías entre las culturas definiendo un modelo ideal de desarrollo y comportamiento humano, el occidental, justificando así, la imposición de dicho modelo.
Desde diversos autores y corrientes de pensamiento surgirá la crítica a la utilización instrumental de la razón:
La primera crítica es epistemológica. Se centra en la concepción positivista de la ciencia concebida como progresiva y lineal, la creencia en la objetividad y universalidad del conocimiento independiente de su contexto, la imposición del método de las ciencias naturales al ámbito de lo social, la relación mecanicista entre teoría y práctica, entre otras.
La segunda crítica es cultural. Parte de la concepción universalista del desarrollo humano y la simplificación de la diversidad cultural, en pos de la imposición de la cultura occidental.
La tercera y última crítica parte del mismo concepto de razón. La exigencia de constituir un mundo racional con pretensiones de universalidad, conduce a mistificar el poder de la razón. Su objetividad y deseos de dominar la naturaleza, genera un distanciamiento entre la razón y el sujeto, despreciando a esta último y a su contexto, en favor de la colectividad. La defensa de la razón instrumental y objetiva no condujo a la esperada liberación del hombre, sino, por el contrario, lo llevó a someterse a un modo diferente de esclavitud: la técnica, a los procesos productivos y a la dictadura de la colectividad.
La escuela, desde su nacimiento, se convirtió en el ferviente reflejo de los valores y contradicciones de la modernidad. La concepción positivista, se enraizó en esta institución, despojándola de los procesos, contradicciones y conflictos propios de la historia, dejando a un lado los sentimientos que las invaden, desatendiendo las singularidades y diferencias del desarrollo individual y cultural.
La posmodernidad, como concepción que conlleva una nueva forma de entender y desarrollar las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, se ha impuesto en las últimas décadas del siglo XX. Esta concepción, como afirma el autor, no puede asumirse como el resultado de la crítica a la modernidad.
En primer lugar la cosmovisión posmoderna plantea la crisis de la razón como instrumento privilegiado en pos del progreso, la justicia y la felicidad de la comunidad social, basándose en acontecimientos de la historia (las guerras mundiales, la pobreza, el racismo, la xenofobia, las
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