La Desgracia De Ser Indigena
Enviado por emendozar2014 • 12 de Marzo de 2014 • 336 Palabras (2 Páginas) • 151 Visitas
Más allá de leyendas negras o rosas, de verdades a medias o lecturas entre líneas, los pueblos indígenas de América han sido un pueblo (o pueblos agrupados, alienados y subyugados hasta por la mismísima gramática) muy desgraciado.
Siempre defendí que no se puede juzgar desde la perspectiva actual acontecimientos que pasaron tantos años atrás. Sobre todo en la época de la conquista y primeros siglos de la colonia, donde la mentalidad era otra y por supuestos los valores. Todo esto siempre entra en crisis cuando lo sometemos a la presión de las figuras discordantes que siempre hubo sobre la calidad y moral de estos acontecimientos.
La verdad que las prácticas de exterminio, diezmo, usurpación y expulsión no sólo fueron cosa de la conquista (donde puede ser hasta cierto punto defendible desde la perspectiva barbárica de la guerra), sino toda una praxis normalizada que se ha perpetuado hasta nuestros días. Hasta hoy mismo, donde en estos mismos momentos se siguen masacrando a esos “molestos” indios que ocupan tierras vacías y sin aprovechar (vaciando esos “vacíos” para poder ser ocupados por la explotación capitalista).
Es una “raza”, “pueblo” o “gentes” muy desgraciadas. Desde el primer momento la modernidad les quiso esclavo o muerto. En los primeros compases de la conquista fueron literalmente barridos de las Antillas siendo hoy vestigial la presencia indígena en las islas del Caribe. Lo mismo en el litoral Brasileño o en las costas de Norteamérica ¿Cómo podían esos pueblos explicar tanta masacre? ¿Cómo explicar tal azote que viene de allende los mares sólo para matarlos o esclavizarlos? Siempre intento ponerme de su parte e intentar imaginarme solo por un minuto como puede ser su visión de estos acontecimientos. Soy español entiendo la mecánica de la época, puedo comprender y sé la situación política y económica de los pueblos europeos. Sé de sus anhelos y sus ambiciones. Y las comprendo. Pero hablo de la otra parte, de ese “otro” que habitaba aquellas tierras por miles de pueblos y que hoy quedan solo unos cuantos cientos.
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