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La Filosofía De La Educación Y El Sistema Formativo


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  558 Palabras (3 Páginas)  •  421 Visitas

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UN ALTAR PA´SANANTONIO: ENTRE LO DIVINO Y LO HUMANO

La devoción, el pago de promesas, conlleva al hombre y a la mujer a elaborar un altar.

Desde que el hombre inició su relación hombre-divinidad tuvo la necesidad de un espacio sagrado, un altar, para consagrar su ofrenda. El altar privado o domestico viene de una tradición greco-romana donde la familia ponía en práctica sus devociones en la intimidad. Eran fáciles de mover porque estaban constituidos por una mesa, candelabros, retablos, cáliz y cruz latina. En la Biblia, documento fiel para los cristianos, se narra la construcción de altares desde que cesó el diluvio, de Noé a Abraham hasta el Apóstol Pablo, quien dijo ante este: ¡Para mí el vivir es Cristo!

Este altar privado de carácter religioso cristiano deriva de las creencias religiosas europeas traídas por los exploradores, conquistadores y misioneros encomendados a la exploración y saqueo de las Américas, y allí se combinaron con la filosofía prehispánica y africana.

En la intimidad familiar el altar puede estar dedicado a Dios, a un santo, a una persona o a todos a la vez. El promesante definirá a quien está dirigido su altar. En altar siempre se coloca en un espacio especial, puede ser en una de las divisiones de la casa, en un caney en el patio, lo importante es lo que trasmite, esa conversa entre el promesante y el santo llevada de lo humano a lo divino, que en nuestro caso es para San Antonio.

Cuando él o la promesante paga promesa por el buen desempeño de su finca, por la siembra, por la venta de su cosecha a buen precio, el altar además de tener los elementos primordiales de su conformación tiene los productos de la siembra. Una vieja tradición amerindia.

Lo que no falta en un altar familiar:

Crucifijo, Cristo clavado en la cruz; candeleros para sostener las velas, o frasco de compotas con aceite hasta candelabros, aquí el ingenio popular es primordial por la seguridad que estos deben tener ya que deben estar ardiendo toda la noche; la imagen del santo que puede ser en pintura o talla; exvotos y relicarios si los hubiere; y tres manteles blancos que pueden estar bordado con motivos de flores o la imagen del santo.

La tradición no los presenta de una manera mustia, esto se engalana con las flores de la zona, con las hierbas aromáticas que al frotarlas contra el suelo por la pisada exhala su fragancia. El sahumerio de incienso, mirra y estoraque que le da un aire celestial al espacio. Es un espacio sagrado donde los músicos populares durante toda la noche dejarán oír sus salve, tonos, decimas, rondiamante, amable, versos, tórtolas y amaneceres dedicados al Santo. Pueden ser creación del que da la letra o aprendidos por tradición. En los momentos de descanso los instrumentos son colocados muy cerca del altar, al pie del mismo.

Los músicos ocupan las primeras filas junto con el promesante que tiene su sitio

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