La Microsociologia
Enviado por jhoselyne • 19 de Noviembre de 2013 • 3.933 Palabras (16 Páginas) • 399 Visitas
La microsociología, un largo tema
La microsociología es uno de los terrenos más fértiles para la discusión y el replanteamiento de preguntas clásicas de la sociología, que gracias a esta subdisciplina ha vuelto la mirada desde los grandes problemas de la verdad, la objetividad y el progreso de la sociedad en términos abstractos, hacia el fundamento de su realidad y su transformación: yo y el otro; la presencia de la sociedad en cada individuo y la construcción de lo social a partir de la interacción entre las personas. Giovanna Mazzotti nos ofrece un excelente repaso de algunas de las corrientes, propuestas e implicaciones más importantes de la microsociología, desde sus orígenes hasta hoy.
Giovanna Mazzotti
Tanto o más largo y complicado es hablar de la microsociología que de la sociología en general, y esto se debe básicamente a dos razones: la primera, porque es necesario remitirnos a la sociología, a sus aciertos, a sus defectos y a sus rupturas, para entender los fundamentos que dan lugar a la llamada microsociología; en segundo lugar, porque su campo de estudio rebasa las fronteras disciplinarias y da lugar a un nuevo horizonte de reflexión y un sinnúmero de trabajos que, Wikipedia dixit, pueden ser agrupados en distintas teorías, que van desde la teoría de la personalidad hasta la teoría del conflicto, pasando por la teoría de juegos, la etnometodología, los experimentos sociales, el constructivismo radical, etc.
Los orígenes de la microsociología no son claros, es Weber (¿quién, si no?) quien, en su obra Economía y sociedad (1964), afirma que todo acto es siempre una acción social, ya que ésta es siempre originada por, o referida a, un otrosignificativo, real o imaginado. Esta contundente afirmación, que rompe de manera radical con la idea de que existe una esfera de intimidad individual exenta de determinaciones sociales y culturales, no es explorada por el pensamiento sociológico tradicional en todas sus implicaciones. Sin embargo, se puede decir que en ella encontramos el fundamento de lo que hoy se entiende por microsociología, que, evidentemente, toma su nombre por contraste a la «macrosociología» o la «meso-sociología», las cuales tendrían como espacios de atención el estudio de las instituciones y de la sociedad en su conjunto.
Así, parafraseando a Marx respecto al estatuto de la mercancía, podríamos decir que para la microsociología, la interacción es la categoría más abstracta de la vida social, ya que en ella se despliegan todos y cada uno de los elementos que constituyen la sociedad. Es por esta razón que el foco de atención de esta rama de la disciplina es el dominio de las interacciones, es decir, el de la relación entre el yo y el otro.
Si bien la sociología funcionalista –bajo la autoría de Talcott Parsons, en su teoría sobre la estructura de la acción social de 1937– desarrolla la idea de que es en la relación entre el ego y el alter donde se ponen de manifiesto los elementos básicos de la socialización (es decir, aquel proceso de formación mediante el cual se encauzan socialmente la motivación, las expectativas y la racionalidad del individuo), al concluir que la conducta es modelada de acuerdo a fines y forjada de acuerdo a roles, hace reposar la dinámica del sistema social en la conducta organizada racionalmente. Bajo esta lógica, las interacciones son recuperadas teóricamente como mecanismos mediante los cuales el individuo (un individuo-recipiente) es modelado en sus motivaciones y aprende a actuar racionalmente de acuerdo con las necesidades de un sistema. Por otro lado, en los trabajos de Émile Durkheim se plantea, desde muy temprano, el dilema que es la intuición principal de la sociología (de la macro): que la dinámica de la vida colectiva no se deriva de la suma de las dinámicas de los individuos que la componen. De ahí que la sociología tradicional, en el mismo tenor que la ciencia política y la antropología clásica, haya basado sus planteamientos en el axioma de las dicotomías básicas individuo-sociedad, individuo-estado, individuo-institución o individuo-cultura.
Es más adelante, con la versión estructural funcionalista que propone Robert K. Merton (1964), que se inician los trabajos de lo que se llamaría la sociología intermedia o de mediano alcance, que desarrolla un nuevo campo de estudios empíricos teóricamente organizados, y que tiene la virtud de aproximarse a la descripción de una serie de complejidades que tienen lugar en los espacios sociales donde la interacción entre los sujetos está altamente institucionalizada. Gracias a ello, muchos de los supuestos teóricos de la sociología tradicional son puestos en entredicho, rompiendo con la vocaciónmeramente teórica de la sociología, y se introduce la observación de los mecanismos mediante los cuales los sujetos participan de manera relativamente activa en la dinámica de la vida social.
No obstante, pese a la larga data que pareciera tener en la sociología clásica, la atención a los procesos de la interaccióncara a cara no llega sino algún tiempo después, quizás resultado del desencanto producido por «el fin por los grandes relatos» y la «pérdida de las teleologías de la historia» (Lyotard, 1988); el estrepitoso derrumbarse de los grandes paradigmas deja paso a los trabajos acerca de las interacciones, que empezaron a hacer equipos de estudiosos provenientes de distintas tradiciones disciplinarias (lingüística, biología, psicoanálisis, antropología, administración, filosofía política, sociología y matemáticas, por decir algunas). En este sentido, los trabajos realizados por la Escuela de Palo Alto[1], en California, son proverbiales. A partir de ahí, los estudios que, casi paradójicamente, se engloban bajo el nombre de microsociología rompen con la barrera de la disciplina, pues la preocupación principal deja de ser el destino y la posible evolución de la sociedad, y se vuelve la atención hacia las interacciones entre las personas. En otros términos, la intuición principal de la microsociología es, dicho en palabras de Fernando Mires (1996), «que la sociedad es una instancia intra-psíquica y que el alma es una instancia de lo social».
Es decir, ante la pregunta ¿qué es, cómo se conforma, de qué manera se reproduce y cuáles son los elementos que intervienen en la composición de la vida social?, la respuesta de la microsociología no es ni la mano invisible, ni las leyes de la historia, ni la evolución de las fuerzas productivas, ni el ineluctable progreso de la humanidad, sino el qué y el cómo de las interacciones cara a cara: entre tú y yo, entre yo y el otro, entre yo y Lo Otro y entre nosotros y los otros.
Lo interesante en este aspecto no sólo está en que se rompe la falsa separación de lo social y
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