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La Pena De Muerte Bajo Mi Punto De Vista.


Enviado por   •  20 de Febrero de 2013  •  2.316 Palabras (10 Páginas)  •  1.613 Visitas

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Por qué estoy en contra de la pena de muerte.

Introducción.

Viendo la película “La vida de David Gale” se generó un intenso debate en la noche en el salón de mi hogar. Mi padre, a favor de la pena capital. Mi madre, neutral pero defensora de ella en según qué casos, y yo, situado en la postura radicalmente opuesta a la de mi padre.

Primero hablemos de la película para entender la situación. No puedo especificar mucho ya que no es gusto propio contar el final para no estropeársela a quien no la haya visto, y tampoco la vi desde el principio. En límites generales, trata de una asociación de gente que se opone a la pena de muerte, que cuenta con un reputado profesor que la defiende, con un miembro, una mujer amiga del profesor, y un fanático también, que luchan todos dentro de la asociación contra la pena de muerte en Texas. El marco estaba puesto. No contaré el final, porque no trata de eso este escrito, sino de lo que en realidad es la pena capital, su implementación, lo que supone para el individuo y la sociedad, y para el alma, si es que existe.

En primer lugar, debo indicar que no siempre estuve en contra. Hubo un tiempo que yo también la defendí. Cuando mi razonamiento crítico no estaba aún formado, cuando no podía entender qué significaba para mí asumir el hecho de que el estado matase con la complacencia y la connivencia de todos sus ciudadanos, o al menos una mayoría. Ese día, el día que me di cuenta, fue el día que dejé de estar a favor de la pena de muerte y busqué alternativas.

¿Qué es la pena de muerte?

Quizás este apartado debiera ir al final, pero he preferido ponerlo al principio porque creo que lo principal es dirimir qué es la muerte.

La muerte, en esencia, es el fin de todas las cosas, al menos físicas, sin entrar en terrenos teológicos o metafísicos.

La muerte es el fin. El fin de todo. Incluyendo el sufrimiento. Por tanto no se puede presumir la muerte como castigo. Porque habría que hacerse varias preguntas:

• ¿Qué castiga?

Para la primera pregunta la respuesta es lógica. Castiga otros delitos de sangre, como la violación, el homicidio, etc… No me planteo alguno más como “merecedor” de éste castigo. Pero la pregunta es: ¿es realmente un castigo?

Cuando alguien no puede pagar el piso, no tiene familia, se ve perdido y se derrumba, o pierde todo lo físico, se suicida. ¿Realmente es creíble que un suicida, después de pasar tanta penuria, quiera terminar “castigándose también? ¿O más bien lo ve como un acto de liberación? ¿Y cómo una vía de escape? Quizá esto es lo más probable, lo ve como un fin para su sufrimiento.

Por tanto ahora hay que parar a pensar:

Castigando con la muerte a un homicida, ¿realmente estamos aplicando justicia? ¿O sólo venganza?

La justicia y la venganza no son parecidas. Hay más de una diferencia. La justicia trata de reparar el daño que alguien ha hecho sin provocar más daño, y la venganza sólo trata de resarcir al vengador, mediante la concesión de sus demandas, ya sea pacífica o violentamente.

Un ejemplo ficticio:

Un hombre joven, pierde el empleo. Llega a casa malhumorado dónde le espera su mujer. Tienen un hijo en común. La cena es tensa. La mujer, que nunca ha sufrido malos tratos no tiene miedo. Le sirve un copazo para tratar de que su marido se relaje. Él vive con la frustración. No quiere comentarle a su mujer que le han despedido. No quiere preocuparla. Pero el copazo empieza a hacer efecto. Le excita más de lo que le relaja. Coge a su mujer y se la lleva al dormitorio. Empiezan a tontear y él, con el ímpetu del momento estalla en pasión, pero no al mismo tiempo que su mujer que fisiológicamente no tiene la misma “respuesta” que un hombre. Él no razona, el alcohol empieza a hacer efecto de verdad. Además de seguir dándole a la botella durante el transcurso de estos hechos. Ella empieza a quejarse y todo empieza a volverse angustioso. Él quiere seguir, ella empieza a molestarse y quiere parar. Ella se sale de la cama mientras él deja la botella vacía en el borde de la mesilla que cae al suelo. Se hace una pausa.

La mira fijamente, una mirada penetrante que le hiela los huesos a la pobre mujer. Ella le recrimina que no sea tan brusco, que le ha “cortado el rollo”. Ya no quiere hacer nada. Él está bajo los influjos del alcohol. Le dice que quiere hacerlo y trata de ponerla sobre la cama con un empujón. Ella se siente atacada y empieza a asustarse de verdad. Mientras, él se tira sobre ella y trata de arrancarle la ropa. La mujer se resiste, él cree que es un juego. Empieza a insultar a su propia mujer, llamándola “putita”, estableciendo un juego semierótico que ella no se toma bien. Forcejean. De repente él, se enfada por el rechazo de su propia mujer y la golpea. Le dice que hará lo que él diga. Ella sigue resistiéndose. Él está borracho, ya no es consciente de lo que hace. Termina de quitarle la ropa y sus actos producen dolor en ella. Ella grita y le golpea con lo que puede, utilizando los objetos de la mesilla. El marido, golpeado, sólo nota dolor y estalla en ira. Coge el objeto con el que la mujer le golpeó y lo blande en sus manos. La mujer le mira, le pide por favor que pare. Él le pregunta que si le pareció gracioso darle y le dice que quiere probar él. Y lo hace. Y le encuentra la gracia. Y vuelve a hacerlo. Lo sigue viendo gracioso hasta que la mujer sólo mueve las piernas espasmódicamente al son de sus últimos estertores en vida.

Este es un relato ficticio que he escrito, junto con éste texto, para llamar a la sensibilidad del lector. Un relato que describe como un hombre, en determinado momento y que jamás se haría cargo de un acto tan vil, lo acaba haciendo. Pues precisamente esa es nuestra vulnerabilidad más grande, que nadie cree que es capaz de hacer algo, hasta que lo hace. Para bien, o para mal.

Entonces, en ciertos países, para éste hombre la pena sería la muerte. Pero éste hombre, ya sobrio y después de lo pasado, está sufriendo más en vida de lo que sufriría en muerte, sin atendernos a criterios teológicos. Por tanto, el motivo que aquí tenemos es la pregunta que formulé antes: ¿realmente es un castigo? ¿O un alivio?

Ahora imaginen que antes de que llegue la policía, o al salir del jucio, imitando cualquier película basada en mafias, llega el padre de la chica y “ajusticia” al homicida. ¿Realmente ha “ajusticiado” algo? Hagamos recuento: Antes teníamos una familia con el padre en paro, pero una familia. Después pasamos a tener a una madre muerta, un padre en la cárcel y un hijo huérfano. Ahora,

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