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La Verdadera Conversación De Einstein


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2012  •  3.649 Palabras (15 Páginas)  •  393 Visitas

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Me doy cuenta que personas justifican nuestra existencia gracias a un creador y para rematarla, citan a Albert Einstein –con frases inventadas– haciéndolo lucir como un creyente y muy religioso. Para estas personas tengo noticias — no nuevas. Una carta escrita por el mismo Einstein en 1954 (la cual fue incluida en el libro Albert Einstein: The Human Side) dice:

Por supuesto era una mentira lo que se ha leído acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado claramente. Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla. [...] No creo en la inmortalidad del individuo, y considero que la ética es de interés exclusivamente humano, sin ninguna autoridad sobrehumana sobre él.Albert Einstein

La palabra Dios no es más que la expresión y el fruto de la debilidad humana, y la Biblia, una colección de honorables leyendas primitivas, las cuales, no obstante, son bastante pueriles.

Para mí, la religión judía, como las demás, es una encarnación de las supersticiones más infantiles. Y el pueblo judío, al que estoy contento de pertenecer y con el que tengo una profunda afinidad, no es diferente del resto.

No puedo concebir un Dios que premia y castiga a sus criaturas, o que tiene voluntad, tal como la tenemos nosotros. Tampoco quiero ni puedo concebir que un individuo sobreviva a su muerte física: Dejad a los espíritus débiles atesorar estos pensamientos, movidos por el miedo o absurdo egoísmo.

El deseo de ser guiado, amado, y apoyado, se expresa en los hombres en su concepción social y moral de Dios… el hombre que está convencido del funcionamiento universal de la ley de la causa no puede entretenerse en la idea de un ser que interfiere en el curso de los acontecimientos… un Dios que premia y castiga no es concebible para él.

Durante la infancia de la evolución espiritual humana, la fantasía creo a Dios a la imagen del propio hombre. La idea de Dios en el pensamiento religioso es una sublimación del viejo concepto de los dioses. En su lucha por el bien ético, los profesores de religión deben tener la estatura de abandonar la doctrina de un Dios personal.

Me parece que la idea de un Dios personal es un concepto antropológico que no puedo tomarme en serio.

No puedo imaginarme un Dios que premia y castiga a los objetos de su creación, cuyos propóstos están modelados según los nuestros; un Dios, por decirlo brevemente, que no es sino el reflejo de la fragilidad humana. Tampoco puedo creer en un individuo cuya vida sobrevive a su cuerpo, a pesar de que almas débiles mantienen semejantes cosas por miedo o un egoísmo ridículo.

La Carta por Albert Einstein en enero de 1954, un año antes de su muerte, es eslabón más en la cadena de pruebas de que Einstein no era un creyente religioso como lo declararon los supernaturalistas. La carta escrita con su puño y letra, destinada a el filósofo Eric Gutkind, describe la idea de Dios como "producto de la debilidad humana" y la Biblia como "demasiado infantil" y esto pone fin a todos los intentos para retratar al ilustre pensador como un defensor de la fe religiosa

El profesor Dawkins, famoso biólogo británico y Asociado Honorario de Rationalist International, ha sido la persona que más ha hecho por clarificar la postura de Einstein sobre la religión. En su libro The God Delusion, explica que Einstein, quien se hacía llamar "un profundo no-creyente religioso" y que cuando ocasionalmente invocaba a Dios, se refería a algo totalmente diferente de lo que comúnmente entendemo por ese término. "La religión de Einstein" claramente excluía cualquier idea de lo supernatural, por el contrario, era una expresión de reverencia panteísta.

"Los panteístas no creen para nada en un Dios sobrenatural, pero usan la palabra Dios como un sinónimo no-sobrenatural de la Naturaleza, o Universo, o las leyes que gobiernan su funcionamiento. Los deístas difieren de los teístas en que el Dios deísta no responde a las plegarias, no está interesado en los pecados o en las confesiones, no lee nuestros pensamientos y no interviene caprichosamente con milagros. Los deístas difieren de los panteístas en que su Dios es un tipo de inteligencia cósmica, más que la metáfora panteísta o el sinónimo poético de la ley del universo. El panteísmo es un ateísmo sazonado. El deísmo es un teísmo suavizado".

"Existen todas las razones para suponer que los famosos Einsteinísmos 'Dios es sutil pero no malicioso' o 'Él no juega con los dados' o '¿Tenía Dios elección de crear este Universo?' son panteísmos, no deísmos, y ciertamente no teísmos. Einstein utilizó 'Dios' de una manera puramente metafórica y poética. De igual manera la hizo Stephen Hawking, y muchos de los físicos que ocasionalmente utilizan las metáforas religiosas."

Dawkins cita los escritos del propio Einstein sobre la religión: "sentir que detrás de lo que puede ser experimentado hay algo que nuestra mente 'no puede entender' y cuya belleza y sublimación nos llega únicamente de manera indirecta y como débil relejo... ésto es la religiosidad. En ese sentido soy religioso."

"En este sentido", agrega Dawkins, "Yo también soy religioso, con la reserva de que 'no puede entender' no significa forzosamente 'nunca lo podrá entender'. Pero prefiero no llamarme religioso porque puede ser confuso. De hecho, es destructivamente confuso porque, para la mayoría de la gente, 'religión' significa 'sobrenatural'. Carl Sagan bien lo dijo "... si por 'Dios' uno quiere decir el conjunto de reglas que rigen el universo, entonces claramente existe tal Dios. Este Dios es poco satisfactorio emocionalmente... no tiene mucho sentido rezarle a la ley de la gravedad".

*Extra Para Refutar La Historia del Niño Einstein

La historia completa y real sobre el famoso debate entre un profesor y Albert Einstein (al que todos atribuyen que fue él, pero en realidad NO fue así) Para que los creyentes dejen de poner a medias una conversación que fue debatida y sólo leer la parte que conviene, es larga, pero buena.

Un profesor de filosofía desafió a sus alumnos con una forma del dilema de Eutifrón: “¿Creo ‘Dios’ todo lo que existe?”. Un estudiante respondió: “Sí, lo hizo!” (La parte más “brava” esta removida: los desacuerdos son el

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