“La escuela, los maestros y el barrio”

“La escuela, los maestros y el barrio”

El presente escrito narra situaciones en que la escuela se ve inmersa en un contexto social que por naturaleza influye en ella ya sea en organización o en las prácticas docentes que se imparten dentro del salón de clases; así como la razón de su localización, misma que se debe ya sea a peticiones sociales o a fines políticos, pero que sin excusa alguna se ve en la obligación de albergar y convivir con los habitantes del barrio de manera escolar o educativa e incluso con quienes tratan de inmiscuirse en las actividades escolares del plantel a fin de conocer o influir en las acciones que se realizan dentro de este tan importante recinto para el lugar.

        La escuela es considerada el edificio físico que se instaura en un lugar físico, brindando servicios educativos para sus pobladores que así lo quieran, dicha instalación y funcionamiento puede “obedecer a una petición expresa de los habitantes del barrio, o bien ser la consecuencia de una decisión de las autoridades escolares con fines políticos y de expansión más que de cobertura real a las necesidades sociales” (Sabines, J. p:55), haciendo un contraste con nuestro país, es posible mencionar que la mayoría de las veces no se consideran las necesidades reales del contexto o de los pobladores de la zona, las obras, y en especial las escuelas, son construidas en zonas principalmente céntricas dejando a un lado las comunidades con mayores carencias.

        Los requerimientos son distintos en cada sitio, pero lo que converge en todos es el hecho de que uno de los actores más influyentes de la escuela, después de los alumnos, siempre serán los padres de familia quienes están al tanto de las actividades y principalmente de los resultados que brinda la escuela, ellos participan en la institución de forma directa e indirecta, por lo general sus mayores participaciones se reflejan en actividades relacionadas con recaudación de fondos e incluso con el mantenimiento y limpieza de la escuela.

        También lo hacen de forma externa, un ejemplo claro enunciado en el texto es a la de entrada, salida y mayormente en la hora del recreo, momento en el que muchas madres se reúnen en la explanada escolar para llevar alimentos a sus hijos, aprovechando el momento para conversar con otras señoras sobre el avance que ven en sus hijos. Cabe destacar que este espacio es considerado como el límite físico entre el entorno social y el escolar, razón por la que se convierte en un espacio privilegiado que “ejerce cierta atracción hacia los vecinos” (p. 59) ya sea con fines de negocio como el caso de las personas que venden alimentos y dulces fuera del plantel como para aquellos pobladores que tratan de adentrarse a como de lugar al plantel, brincándose las bardas, asomándose, e incluso introduciéndose a este espacio logrando interactuar con el alumnado.

        Sin embargo, no se debe ignorar el hecho de que la escuela se hace del barrio, sin él no tendría sentido alguno la existencia de ese edificio. Los niños reflejan los valores de ese contexto que en cierta medida se ve ajeno e incluso lejano dentro de la esencia educativa y que pocas veces es considerado como un factor influyente en el desempeño académico de los alumnos, no obstante “el barrio es un elemento sabido y reconocido por todos los maestros como parte constitutiva de la escuela” (p. 56) aunque muy pocas veces se hablé de ella en esa forma, los estudiantes, son el reflejo de aquello que se encuentra fuera de los límites de la institución, como los vecinos, quienes acuden a las instalaciones educativas con y sin invitación, algunos para preguntar sobre un familiar, otros para ver que está sucediendo dentro de ella y otros más para afectar material o físicamente a la institución.

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