“La fidelidad: del enamoramiento al amor”

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                                         Ensayo

          “La fidelidad: del enamoramiento al amor”

                                          Integrantes: Pía Ignacia Thamm G.

                                                                                          Catalina Acuña

                                                                                          Belén Covarrubias

                                                                    Cátedra: Antropología

El amor no se da pleno y maduro de entrada, debe superar la prueba del tiempo, el cual contiene egoísmo, búsqueda de sí mismo y factores accidentales que inevitablemente lo acompañan, pero son estas cosas las que harán que el amor se purifique, se establezca más profundamente y logre su perfección, la fidelidad.

Como ya se mencionó anteriormente, el amor no se da pleno ni maduro al comienzo, es por esto que es necesario plantear las etapas o periodos del amor. La primera se llama “enamoramiento”, es el amor como sentimiento positivo, intenso y eufórico, pasión que se tolera y que brota espontáneamente por el efecto que el amado provoca en el amante, no por una decisión reflexiva del amante que decide amar. Está caracterizado por un encantamiento que contiene dos ingredientes: el primero es el sentirse encantado por otro ser, lo cual produce una ilusión, y el segundo es el sentirse absorbido por el otro ser que instala a la persona en una nueva forma de existir y estar en el mundo.

Esta etapa no permanece con el tiempo porque es una anticipación imaginativa de una posible plenitud futura, pero su peligro radica en que no se ama a la otra persona por como es, sino porque es una condición de posibilidad de poder amar, lo cual es lo que verdaderamente se ama, al hecho mismo de amar, lo que provoca el hecho de amar a otro, ya que enamorarse es lo mejor que le puede pasar a alguien debido a que despierta lo mejor que hay en el yo, por lo tanto se toma como un bien.

La segunda etapa se llama “Amor verdadero” que no viene dado por el amor mismo, sino por la propia persona en sí misma y particular, que no se toma como una condición que posibilita el poder amar. Acá está el amor como unidad de dos personas a pesar de las diferencias entre ellas que se mantendrán, de este modo el enamoramiento debe ser asumido por el compromiso voluntario y al ser asumido de esta forma puede ser materia de promesas y compromisos y tomado como objeto de determinaciones morales, que no quiere decir que se  obligue a amar, sino que pasa a ser una tarea que se debe realizar a lo largo del tiempo y de vida. Este compromiso tiene su expresión en el matrimonio, el cuál es un acto de la voluntad y consentimiento, el cual presenta dificultades: el ejercicio de la fortaleza, sacrificarse por la persona amada que dará paso a una decisión voluntaria y libre de posponerse a sí mismo para buscar y perseguir el bien de la persona amada, es una tarea ardua que implica la identificación y comprensión de dos personas, requiere esfuerzo y dolor que otorgan vínculos más profundos. Y por último exige fidelidad, que significa prometer, una libertad mantenida y que va creciendo para estar a la altura de la dignidad humana.

El aspecto elegido para reflexionar es el Amor Verdadero, por la razón que en la actualidad se ha visto que el matrimonio es cada vez más postergado o simplemente las parejas no deciden optar por casarse, quizás por miedo, experiencias pasadas de familia o conocidos, individualismo al no querer compartir la vida con otro por no sentir el amor verdadero hacia la otra persona o sencillamente no creer en él. El amor verdadero es algo complejo y arduo, que se debe reforzar día a día, que exige dar todo si mismo, pero en la actualidad es muy difícil, por las demandas del medio.

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