La filosofía política de T. Hobbes
Enviado por jessica1997 • 12 de Julio de 2013 • Tutorial • 2.919 Palabras (12 Páginas) • 295 Visitas
Pese al hecho de que Hobbes fue uno de los filósofos relevantes del
siglo XVII, habiéndose relacionado con Bacon, Gassendi, Descartes (a
quien realiza serias objeciones a sus Meditaciones) y habiendo
conocido personalmente a Galileo, es decir, a los más significativos
filósofos que procuran el paso del pensamiento a la modernidad, no
goza entre nosotros de gran consideración su filosofía, lo que no es de
extrañar, si tenemos en cuenta que nos hallamos ante un pensador
materialista hasta la médula, muy lejos de las concesiones metafísicas
de Descartes, y resuelto a aplicar al análisis del ser humano y de la sociedad los mismos
presupuestos que al estudio de la Naturaleza. No ha ocurrido así con su pensamiento político,
más conocido entre nosotros, del que ofrecemos un resumen a continuación.
La filosofía política de T. Hobbes
En el análisis de la vida social y política Hobbes partirá de la consideración de que la sociedad
está compuesta por una multiplicidad de seres individuales conducidos por sus pasiones,
intentando explicar cómo se produce la transición de este individualismo atomista a la
construcción de un cuerpo social artificial, o estado, de carácter absolutista. Tradicionalmente
se ha considerado la obra política de Hobbes como la fundamentación teórica del
absolutismo.
1. El estado natural de guerra
1.1 En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se encontraba el
ser humano antes de la organización de la vida social, los seres humanos son iguales por
naturaleza en facultades mentales y corporales, produciéndose, también de una forma natural,
la compensación entre las deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado a
cada cual. Cada ser humano busca su propia conservación, en primer lugar, lo que da origen
a la competición y a la desconfianza entre los seres humanos. En este estado natural no
existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da lugar a un estado
permanente de guerra de todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por
la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay más límite para
la obtención de nuestros deseos, que la oposición que podamos encontrar en los demás. No
existiendo distinciones morales objetivas Hobbes considera, pues, que las acciones humanas
se desarrollan al margen de toda consideración moral, como resultado de la fuerza de las
pasiones, únicos elementos por los que se pueden guiar, en dicho estado, los seres humanos.
Dado que no hay lugar para las distinciones morales no se puede juzgar dichas pasiones
como buenas o malas. Podría parecer que Hobbes, al hacer depender de las pasiones la
acción de los seres humanos en el estado de naturaleza, y al aparecer caracterizado tal
estado como una "guerra permanente de todos contra todos", un estado en el que el "el
hombre es un lobo para el hombre", sugiere que las pasiones son un elemento negativo de la
conducta humana, que el ser humano es malo por naturaleza, pero él mismo se encarga de
rechazar esta interpretación:
"Pero ninguno de nosotros acusa por ello a la naturaleza del hombre. Los deseos, y
otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecado. No lo son tampoco las
acciones que proceden de estas pasiones, hasta que conocen una ley que las prohíbe.
Lo que no pueden saber hasta que haya leyes. Ni puede hacerse ley alguna hasta que
hayan acordado la persona que lo hará." (Leviatán, XIII)1.2 En el estado natural, pues, que es un estado de guerra permanente, el individuo depende
para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no habiendo más límite para su acción que
los que éstas le impongan, ni pudiendo esperar la colaboración de otros para conseguir sus
propios objetivos. Tal concepción del estado natural es una consecuencia de la consideración
previa negativa sobre la naturaleza del ser humano y de sus pasiones; es probable que
Hobbes hubiera llegado a su formulación analizando la sociedad de su tiempo pero
prescindiendo de aquellas características "sociales" que parecen imponer límites a nuestras
acciones (las leyes morales y sociales). Este modelo carece de toda validez objetiva como
sabemos en la actualidad, dado nuestro conocimiento de la evolución del ser humano; pero
Hobbes está formulando su hipótesis casi tres siglos antes del desarrollo y aceptación de las
teorías evolucionistas y del desarrollo de la sociología. Ni su modelo tiene validez objetiva ni
se corresponde a un hecho histórico, pero es una hipótesis que le permite justificar y
fundamentar teóricamente la existencia de un poder absoluto, del estado absolutista, sin
necesidad de recurrir al origen divino del poder (divinidad en la que, por lo demás, no creía).
2. La ley natural
2.1 ¿Tiene algún interés el ser humano por salir de ese estado de naturaleza? Pero más
importante aún ¿Puede salir de él? ¿O es su naturaleza tal que eso no sea
posible?
Es necesario, pues, investigar cuál sea la naturaleza del ser humano a fin de poder determinar
si el estado de naturaleza es susceptible de ser abandonado o no. Hobbes distingue dos
aspectos de la naturaleza humana: las pasiones, que le inclinan hacia la guerra y la paz; y la
razón.
"Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el
deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza
de obtenerlas por su industria." (Leviatán, XIII)
2.2 El hecho de que haya pasiones que inclinan, de forma natural, al ser humano hacia la paz
permite pensar que hay algunos aspectos en la naturaleza humana que posibilitan el acuerdo
entre los hombres para la consecución de dicha paz; Hobbes cree que esas pasiones están
reguladas por leyes de la naturaleza que pueden ser descubiertas por la razón, y proveen al
ser humano de un conjunto de normas de egoísta prudencia (no morales, ni metafísicas), que
hacen posible la propia conservación y seguridad.
"Una ley de naturaleza (lex naturalis) es un precepto o regla general encontrada por la
razón, por la cual se le prohíbe al hombre hacer aquello que sea destructivo para su
vida, o que
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