La individualidad de la percepción de caracteres
Enviado por mariaka1257 • 17 de Abril de 2015 • Ensayo • 1.640 Palabras (7 Páginas) • 306 Visitas
INTRODUCCIÓN
Los símbolos reciben hoy en día un renovado favor. La imaginación ya no se vilipendia
como la loca de la casa. Esta hermana gemela de la razón se ve rehabilitada como inspiradora
de los descubrimientos y el progreso. Semejante favor se debe en gran parte a las
anticipaciones de la ficción que la ciencia va verificando poco a poco, a los efectos del actual
reinado de la imagen que los sociólogos intentan mensurar, a las interpretaciones modernas
de mitos antiguos y al nacimiento de mitos modernos, a las lúcidas exploraciones del psicoanálisis.
Los símbolos están en el centro, son el corazón de esta vida imaginativa. Revelan
los secretos de lo inconsciente, conducen a los resortes más ocultos de la acción, abren la
mente a lo desconocido y a lo infinito.
A lo largo del día y la noche, en el lenguaje, los gestos o los sueños, cada uno de nosotros,
se dé cuenta o no, utiliza los símbolos. Dan rostro a los deseos, incitan a ciertas empresas,
modelan un comportamiento, atraen éxitos o fracasos. Su formación, disposición e
interpretación interesa a numerosas disciplinas: la historia de las civilizaciones y' religiones,
la lingüística, la antropología cultural, la crítica del arte, la psicología, la medicina. Se podría
añadir a esta lista, sin agotarla por ello, las técnicas de la venta, la propaganda y la
política. Trabajos recientes y cada vez más numerosos clarifican las estructuras de lo imaginario
y la función simbolizante de la imaginación. No se pueden desconocer actualmente
realidades tan influyentes. Todas las ciencias del hombre, como también las artes y todas las
técnicas que de ellas proceden, encuentran símbolos en su camino. Deben por ello conjugar
sus esfuerzos para descifrar los enigmas que éstos plantean; asociarse para movilizar la energía
que aquéllos guardan condensada. Poco es decir que vivimos en un mundo de símbolos:
un mundo de símbolos vive en nosotros.
La expresión simbólica traduce el esfuerzo del hombre para descifrar y dominar un
destino que se le escapa a través de las oscuridades que lo envuelven. Este libro podría servir
al lector de hilo de Ariadna para guiarlo en los tenebrosos recodos del laberinto. Puede incitarle
también a reflexionar y soñar sobre los símbolos así como Gaston Bachelard invitaba a
soñar sobre los sueños y a descubrir en esas constelaciones imaginarias el deseo, el temor, la
ambición, que dan a la vida su sentido secreto.
1. Una tabla de orientación y no una compilación de definiciones
En razón misma de su objeto este diccionario no puede ser un compendio de definiciones
como los léxicos o vocabularios habituales, porque un símbolo escapa a toda de finición. Es propio de su naturaleza romper los cuadros establecidos y reunir los extremos en
una misma visión. Recuerda a la flecha que vuela y que no vuela, inmóvil y fugitiva, evidente
e inaprehensible. Las palabras serán indispensables para sugerir el sentido, o los sentidos,
de un símbolo, pero recordemos siempre que son incapaces de expresarlos en todo su valor.
Que el lector no tome, por tanto, nuestras breves fórmulas por cápsulas que encierran en sus
estrechos límites todas las dimensiones de un símbolo. Éste se entrega y se escapa; a medida
que se aclara se disimula; según dice Georges Gurvitch, los símbolos revelan velando y velan
revelando. En la célebre Casa de los Misterios de Pompeya, que las cenizas del Vesubio recubrieron
durante siglos, una admirable pintura malva sobre fondo rojo evoca el desvelamientQ
de los misterios en el curso de una ceremonia de iniciación. Los símbolos están perfectainente
dibujados, los gestos rituales esbozados, el velo alzado; pero para los no iniciados el
misterio permanece por completo, y cargado de equívocos.
Este diccionario intenta solamente describir relaciones de imágenes, ideas, creencias,
emociones, evocadas por unas 1200 palabras y 300 dibujos -hay que fijar un límite- que
se prestan a interpretaciones simbólicas. Para facilitar la consulta, se pone el acento tanto
en lo simbolizado, alma, cielo, etc., como en lo simbolizante, cierva, loto, etc. Las interpretaciones
vienen referidas sin un sistema preconcebido; a veces se agrupan siguiendo un
orden dialéctiéo, de utilidad meramente didáctica o estética. Raramente se critican, salvo
cuando se apartan de una, cierta lógica de los símbolos, de la que trataremos en la sexta parte
de esta introducción; pero estas mismas críticas se acompañan de reservas, pues sobre la verdad
del símbolo podemos traer a colación el título de la famosa obra de Pirandello: Casi e se
vi pare. A veces adelantamos algunas interpretaciones personales, pero cada apartado queda
ampliamente abierto.
A pesar del desarrollo dado a algunas reseñas, ninguna pretende ser exhaustiva. Sobre
cada uno de los grandes símbolos se han escrito libros enteros que llenarían, para uno sólo
de ellos, varios anaqueles de una biblioteca. Nuestra elección se ha limitado a las interpretaciones-
más cercioradas, más fundamentales y a la vez más sugestivas, es decir, a las que
mejor permiten al lector descubrir o presentir por sí mismo nuevos sentidos. El trabajo de
invención personal y la posibilidad de percepción original quedarán también facilitados por
un juego de numerosas correspondencias entre las reseñas indicadas por el signo -'>, y por referencias
a los libros de base, afectados por una sigla a lo largo del texto y mencionados en
la bibliografia. Nada más fácil, en consecuencia, para quien lo desee, que profundizar y
ampliar la percepción de un símbolo.
Ciertamente el lector imaginativo
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