La magia de una palabra “DADÁ”

Dadaísmo

La magia de una palabra “DADÁ”, que ha puesto a los periodistas ante la puerta de un mundo imprevisto, no tiene para nosotros ninguna importancia. (Michelli, 249)

Siempre se ha tratado de innovar, de crear nuevas ideologías y navegar en contra de corrientes para resaltar, para ser diferentes…Hasta qué punto es necesario llegar para decir que es algo nuevo? O hasta qué punto ya es considerado innovación?

En un mundo artístico como antes de la primera guerra mundial en el que el arte representaba las grandezas el mundo, el dinero de las clases altas, la estética, la clase, la ambición y la riqueza, la burguesía… llegó el Dadaísmo. Dadá, quien le dio un giro por completo al significado del arte. Lo interesante de la corriente es que la idea no era quedarse, era más bien una manifestación de personas que iban en contra de parámetros, reglas y normas ya establecidas. Burlarse del artista burgués y de su arte.

¿Qué es entonces Dadá? Tristan Tzara ofreció diversas explicaciones sobre la palabra, todas apuntando al sinsentido de la misma y confusas. Entre éstas encontramos, en el Manifiesto Dadá de 1918 “DADA NO SIGNIFICA NADA”. Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder tiempo por una palabra que no significa nada […] (Michelli, 250). Dadá era la vil representación de inconformidad de un grupo de artistas, (y si es que se podrían considerar como artistas ellos mismos). Nace de la crítica hacia los sistemas de gobierno, hacia el juego de reglas ya impuesto por el gobierno y líderes sociales que para ellos, había originado la guerra.

En tiempos de rebelión, Dadá es el más claro ejemplo de libertinaje y expresión en donde se cuestiona absolutamente todo. La desconfianza en la clave del dadá. Aquí se entra a la habitación en donde se desconfía de los sistemas, del nacionalismo, del materialismo... Se trataba en entonces de nadar contra corriente, si la sociedad decía si, Dadá decía no. Si la sociedad iba con las tradiciones, Dadá iba en contra y cuestionaba las tradiciones. Era la perfecta oportunidad para decir ¿Por qué? Y ¿para qué? A todo lo que pasaba alrededor. Lo que mejor definiría a Dadá sería entonces: los artistas, quienes se consideraban no-artistas, creaban entonces anti-arte, pues nada en el mundo para ellos tenía importancia ni significado, su arte no tenía significado.

Así nació DADÁ, de una necesidad de independencia, de desconfianza hacia la comunidad. Los que están con nosotros conservan su libertad (Michelli, 251). No reconocemos ninguna teoría. Basta de academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas formales. Sirve el arte para amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgueses? (Michelli, 251).

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