La modernidad

Los conceptos modernidad, moderno y contemporáneo son tres términos que pueden parecer iguales, sin embargo, cada una difiere de la otra en cuanto a tiempo, culturalidad y significación.

La modernidad es un concepto que, según la filosofía y la psicología, utiliza la razón como una norma imperativa dentro de una sociedad. Este sustantivo es la cualidad de “moderno”. La palabra “moderno” se deriva de la síntesis de “hodiernus”, que viene de “hodie” (hoy) y “modus” (modo).

En un principio, la modernidad fue un fenómeno Europeo, pero la expansión, emigración y los cambios económicos y sociales en Europa, repercutieron en todo el mundo (tierra, culturas y civilizaciones); entonces la noción de modernidad atravesó también, diferentes rincones del mundo.

Durante la edad media el concepto de modernidad indicaba “actualidad en el tiempo”. Se refería al presente de las cosas. Sien embargo, tanto en la época medieval como en el renacimiento, “si se puede ser moderno sin ser moderno, en la medida en que se prefiera la actualidad respecto al pasado”.

A partir del renacimiento el concepto de modernidad cambió porque adquirió actualidad en cuanto al tiempo que se predicaba y cuyo prestigio impulsó su uso, imitación o copia; adquiriendo una ruptura definitiva de la época, acompañada de su correspondiente noción de “conciencia”.

Por otra parte, ser contemporáneo en un término que se confunde con ser “moderno”, no hay nada más alejado de la realidad. Para ser contemporáneo no necesariamente hay que ser moderno. Se puede ser contemporáneo y estar actualizado sin la necesidad de pasar por la ruptura mental de la modernidad post renacentista. Ser contemporáneo consiste en estar en sintonía con la actualidad, pues se puede convertir para el sujeto t para la cultura en una ideología completa.

A medida de la incorporación de elementos “modernos” han sido incorporados al uso cotidiano de la humanidad, culturas arcaicas, tradicionales o premodernas, han hecho uso de dichos elementos, sin tener que “desnaturalizarse” respecto de su identidad cultural.

Por ejemplo, en América latina hay una mezcla entre lo post moderno y lo contemporáneo. Por lo que la trama interior del sujeto latinoamericano consiste en un intercambio o negociación de elementos culturales. En Latinoamérica el sujeto tiende a ser un poco más alocado y contradictorio con respecto a la mirada occidental clásica.

Para finalizar, la diversidad cultural que rige al mundo se resiste eficazmente a la estandarización, pero la multiculturalidad debe enfrentar un solo hegemónico en la civilización de los países industrializados. En segundo lugar, el afán de lo contemporáneo está ligado por la civilización técnico industrial y a su vez, al mito moderno de la igualdad.

En conclusión, la cuestión de la modernidad, lo moderno y lo contemporáneo, hay que

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