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La oclocracia contemporánea: Reaparición del populismo


Enviado por   •  12 de Enero de 2018  •  Ensayo  •  1.773 Palabras (8 Páginas)  •  114 Visitas

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La oclocracia contemporánea: Reaparición del populismo

Max Webber definió el carisma como ‘’la cualidad individual por la que una persona es considerada extraordinaria y, ademas, es tratada como sobrehumana o con cualidades excepcionales’’. Un líder es aquella persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento social, político, religioso… Por lo que fusionando el status de líder con el aliciente del carisma resulta una figura que genera una lealtad intensa, pasional y devota por parte de sus seguidores que le ofrecen obediencia ciega.

El líder previamente descrito es capaz de usar la herramienta del carisma para obtener el apoyo del pueblo. Sin embargo, no solo con el carisma es posible  conseguir este apoyo. Entonces…¿Cómo consiguen este apoyo? Gracias al discurso populista. El populismo es una estrategia basada en que la sociedad está estructurada por dos grupos homogéneos y opuestos: ‘’Las élites’’ y ‘’El pueblo’’. Si un líder es el único representante del pueblo ¿Qué necesidad hay de partidos de oposición y un sistema de checks and balances en el poder? El simple pensamiento de que el resto de partidos pertenecen a una ‘’élite corrupta’’ los deslegitima. Ambos grupos opuestos comparten intereses contrarios, lo que lleva a remarcar la soberanía nacional o popular y al partido populista como la única voz de un pueblo mudo. Según Aristóteles la desviación indeseable de la politeia es esta ‘’demagógica’’ representación popular resultado de la degeneración de los regímenes democráticos.

Este concepto del populismo no pertenece a la modernidad, de hecho, es tan antiguo como las primeras democracias. A lo largo de la historia ha pasado de gobiernos de izquierdas a derechas por lo que se sitúa a lo largo del espectro político.

Aunque el populismo se lleve usando desde los tiempos de Pericles, la primera vez que se puede hablar de este fenómeno registrado es durante la última república romana donde aparecieron una serie de líderes llamados Factio popularium (‘partido de los del pueblo') que se opusieron a la aristocracia tradicional y apostaron por el uso de asambleas para sacar adelante iniciativas populares como la mejor distribución de la tierra o el alivio de las deudas de los más pobres. Entre estas figuras se encontraba Julio César.

Antes de que existiera la palabra ‘’populismo’’, Montesquieu, reputado filósofo francés, advirtió de los riesgos de éste. Cuando en una democracia se pierde la igualdad pero también cuando cada individuo aspira a ser igual a quien escogió para gobernar.

La palabra populismo proviene del término ruso Naródnik, esta palabra define el nombre que recibían los revolucionarios rusos durante la década de 1860. Este movimiento, el Naródnichesto, buscaba el socialismo agrario que tenía como objetivo derrocar al rey y a los terratenientes (kulaks) pero fue duramente oprimido.

El primer caso de populismo en una democracia moderna se le atribuye al People’s party en los Estados Unidos. Este partido creció gracias al apoyo de los agricultores molestos. Representaba la lucha contra las elites, los bancos, los ferrocarriles y la explotación del oro.

En la década 1920 el populismo emerge en Alemania y más tarde vuelve a Rusia con el Nacional-Bolchevismo como un intento de combinar lucha social anti-capitalista con el nacionalismo. Este movimiento esta ligado al partido bolchevique ruso (1993).

El populismo alcanzo su cenit durante el primer tercio del siglo XX con las dictaduras fascistas. Estas dictaduras se caracterizaban por un discurso anti burgués y nacionalista enfocado en reconocer una etnia local superior al resto. Los líderes, Adolf Hitler o Benito Mussolini, eran considerados dioses sobre la tierra gracias al carisma que derrochaban mediante sus discursos a multitudinarias aglomeraciones de gente bajo sus pies. Además de a la propaganda fortalecida por Goebbels y sus once principios.

Paralelamente a las dictaduras populistas en Europa, se estaba desarrollando un movimiento populista en America latina. Esta corriente se identificaba como una política nacional-popular basada en el pueblo como esencia, la nación como una comunidad unida amenazada por el imperialismo extranjero y el estado como agente de cambio. Los gobiernos más importantes de esta corriente fueron los del partido único de la revolución de Juan Domingo Perón en Argentina, el partido revolucionario institucional de Lázaro Cárdenas en Méjico y el partido libertador de Getúlio Vargas en Brasil.

Según los trabajos de Aristóteles y Platón completados por el historiador griego Polibio, existen seis formas de gobierno: tres ‘buenas’ y tres ‘malas’. Cada forma ‘buena’ degenera a una ‘mala’. El reino degenera a la tiranía, la aristocracia degenera a la oligarquía y la democracia degenera la oclocracia.  

El significado etimológico de oclocracia es ‘el poder de la muchedumbre’, este concepto es usado con una connotación negativa refiriéndose a una muchedumbre desorganizada, desprovista de criterios y hábilmente manipulada por la demagogia y los grupos de interés.

Polibio explicaba la degeneración de un sistema ‘bueno’ a otro ‘malo’ como un cambio inevitable y natural. La democracia se corrompe por el clientelismo, el soborno y la ineficacia de las cabezas del estado para solucionar problemas. El pueblo extenuado por la situación política busca una solución en los llamados   ‘partidos de masas’ que utilizan el descontento general para ascender de status mediante la demagogia.

 

Este gráfico proporcionado por el diario ‘El Economista’ demuestra la tesis de Polibio. Enseña el crecimiento del populismo en los ya mencionados regímenes populistas del siglo XX y el ascenso a partir de los últimos años a raíz de la crisis económica y la crisis de los refugiados. Por lo que la demagogia populista en momentos de inestabilidad está probada como fórmula eficaz al crecer exponencialmente.

Los partidos ‘ultras’ crecen en Europa ya que explotan la inseguridad de las clases populares y centran su discurso contra cabezas de turco fáciles como las élites o los inmigrantes. Este sentimiento nacionalista ensancha las fronteras con las instituciones internacionales tales como la Union Europea o la OTAN.

En la actualidad hay una notoria diferencia entre los partidos populistas derechistas e izquierdistas: mientras que los izquierdistas centran su ofensiva contra una élite a la que le atribuyen la responsabilidad de los problemas, los derechistas se concentran en ensanchar las fronteras entre el pueblo estableciendo una imagen de ciudadano nacional con características cívicas y étnicas tradicionales.

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