La relación entre Fe y Razón en el Medievo
Enviado por elmundo • 8 de Abril de 2014 • 2.651 Palabras (11 Páginas) • 411 Visitas
La relación entre Fe y Razón en el Medievo.
La razón y la fe
No hay una distinción radical entre razón y fe en la obra de San Agustín. Existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor. "Cree para comprender", nos dice, en una clara expresión de predominio de la fe; sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios (la sabiduría de los antiguos no sería para él más que ignorancia); "comprende para creer", en clara alusión al papel subsidiario, pero necesario, de la razón como instrumento de aclaración de la fe: la fe puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de ésta. Esta vinculación profunda entre la razón y la fe será una característica de la filosofía cristiana posterior, que la reinterpretará según los diversos autores.
Teoría de la doble verdad
Teoría defendida por algunos pensadores medievales según la cual hay dos verdades, una teológica o de fe y otra filosófica o de razón.
Averroes fue el principal intérprete de Aristóteles en la filosofía árabe y su pensamiento influyó en la filosofía judía y cristiana. En la segunda mitad del siglo XIII se formó en el mundo latino una orientación filosófica llamada averroísmo latino que defendió, entre otras tesis, la teoría de la doble verdad .
En realidad, Averroes siempre defendió una verdad única, si bien ésta podía ser entendida de diferentes maneras. La formulación científica de la verdad solo se consigue mediante la filosofía, mientras que la teología, lo hace imaginativamente y de forma inteligible para los iletrados. Averroes subordina la teología a la filosofía, ya que es la filosofía quien determina qué es lo que debe ser interpretado alegóricamente.
Pero los averroístas latinos malinterpretaron esta idea, y hablaron de la doble verdad: una, la correspondiente al dogma y la fe, otra, la correspondiente al ejercicio de la razón, lo que les supuso la condenación por parte de la Iglesia. El averroísmo latino fue combatido por San Buenaventura y Santo Tomás.
La de la fe y la razón es una de las cuestiones fundamentales del pensamiento medieval. El conocimiento al que se llega por la razón es un conocimiento evidente y da lugar a la filosofía y la ciencia; el que se fundamenta en la fe no es evidente –aunque pueda ser para un creyente más verdadero que el filosófico–, y da lugar a la experiencia religiosa. Como consecuencia de la diferencia en el método de fundamentación de las creencias puede ocurrir que las tesis a las que se llega a partir de la fe sean distintas de las tesis a las que se llega a partir de la razón, y la historia muestra claramente el conflicto que se puede establecer entre estos dos ámbitos o esferas (la esfera sobrenatural y la esfera natural). En el siglo XIII el conflicto se vivió intensamente con el redescubrimiento del pensamiento aristotélico. Aristóteles no es claro en el tema de la eternidad del mundo y la inmortalidad del alma, y algunos intérpretes consideraron que defendía la eternidad del mundo y la mortalidad del alma individual. Teniendo en cuenta que el dogma cristiano afirma la creación del mundo y la inmortalidad del alma no es extraño que los cristianos aristotélicos tuviesen aquí un conflicto. La teoría de la doble verdad quiere ser una solución: según esta teoría hay dos verdades, la verdad de la religión, para la cual, por ejemplo, el alma de cada persona es inmortal, y la verdad de la razón y la filosofía para la cual el alma individual no es inmortal. Algunos de los defensores de este punto de vista, como Sigerio de Brabante, fueron perseguidos por la autoridad. Otros filósofos consideraron que la solución propuesta por esta teoría es inaceptable, pues parece absurdo que puedan existir dos verdades opuestas sobre la misma cuestión, e indicaron que una de las dos tesis estaba equivocada. Así, Santo Tomás se opuso a la teoría de la doble verdad reinterpretando el pensamiento aristotélico y haciéndolo compatible con las tesis cristianas. El Aquinate considerará que el entendimiento agente al que se refiere Aristóteles en el “De Anima” y del que dice que es inmaterial e inmortal, se encuentra como una parte en cada una de las almas individuales, indicando por tanto la inmortalidad del alma humana.
Guillermo de Ockham (? -1394) viene a representar lo que se ha denominado vía moderna, no porque realmente se encuentre dentro de la modernidad, sino porque en torno a él se aglutina un pensamiento filosófico opuesto a la vía antigua (escuelas procedentes del siglo XIII).
Lo característico de la postura de Ockham, reside en el abandono de ese espacio común a la fe y a la razón, que mantenía Tomás de Aquino. Ambas son fuentes de conocimiento diferentes y con distintos contenidos, con lo cual el ámbito de la razón queda reducido y ésta no posee ninguna posibilidad de acceso ni demostración de los contenidos de la fe. En tal sentido, Ockham defiende la imposibilidad de la demostración racional de la existencia de Dios y de la inmortalidad y existencia del alma.
RAZÓN / FE
La cuestión de la relación razón-fe se plantea en un doble nivel: dentro del nivel específico de fe y razón y en el ámbito de sus relaciones tal como se han desarrollado en la historia. En el primer nivel la fe se considera como acto del hombre que compromete la globalidad de su existencia en la apertura al acontecimiento de la revelación y que no puede aislarse de todos los demás actos que forman la existencia. En este contexto, una fe no razonable sería una no-fe, inadecuada a la estructura del ser humano. Al propio tiempo, la razón se caracteriza por una capacidad de comprensión sistemática de la realidad y por la posibilidad de la posesión cognoscitiva de la verdad. Una razón que se plantease la hipótesis de un principio distinto de ella concebiría una lógica no objetiva y, por tanto, no racional. En último análisis, la cuestión de la relación fe-razón parece como si se detuviera ante el dilema de la incompatibilidad entre la certeza de la fe y la problematicidad de la razón, entre una forma de saber que no acepta que se la ponga en crisis (la fe) y un saber dispuesto en línea de principio a poner en crisis sus propios presupuestos.
Desde el punto de vista histórico, la razón y la fe han dibujado toda una multiplicidad de figuras: desde el encuentro entre fe y razón que en la cultura medieval llevó al nacimiento de la teología como ciencia de la fe, hasta la idea propia del renacimiento del valor original del hombre y el optimismo cognoscitivo de la Ilustración que expropia la racionalidad de la fe
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