La vida de Cervantes; y la filosofía alrededor del Quijote”.
Enviado por dianamolo • 8 de Diciembre de 2016 • Ensayo • 2.404 Palabras (10 Páginas) • 296 Visitas
Universidad autónoma de Chihuahua
Facultad de Filosofía y Letras
Modelos literarios españoles del siglo de oro
Profra. Victoria Montemayor
Diana Verónica Montes López
6 de mayo de 2016
“La vida de Cervantes; y la filosofía alrededor del Quijote”
En este ensayo se analizará de manera filosófica la vida del “ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra. . El motivo de este ensayo es para comprender mejor la concepción ideológica acerca de la filosofía que envolvió la vida del Quijote.
Cervantes nació el 29 de septiembre de 1547, en la ciudad de Alcalá de Henares, siendo el cuarto de los siete hijos de Rodrigo de Cervantes, medico sin título y de Leonor Cortinas. Rodrigo padecía de sordera y fue siempre perseguido por las deudas y los compromisos, viajando con toda la familia incesantemente de población en población, huyendo de sus acreedores. Este hecho es capaz por si solo de procrear un delirio de persecución en un espíritu menos firme que el de Cervantes y de estas primeras impresiones de Miguel proviene que su más leal éxito lo haya logrado interpretando las hazañas de un loco errante como es Don Quijote en desaforada marcha.
Aun antes de iniciar sus aventuras, Miguel tenía ya buena reserva de romances almacenados en el arcón familiar, para proveerlo durante su vida entera. En 1564, a sus dieciséis años, la familia se estableció en Sevilla y Miguel y su hermano Rodrigo se educaron con los Jesuitas. En “el coloquio de los perros” Cervantes nos da la crónica de esa etapa. En “el licenciado Vidriera” podemos inferir que Cervantes estudio en Salamanca durante dos o tres años como paje- estudiante.
A los veintiún años Cervantes escribió sus primeros versos conocidos que tratan de la muerte de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, mismos que parecieron compilados por Juan López de Hoyos, quien se refiere a Miguel como “nuestro caro y amado discípulo”.
El día 20 de septiembre de 1575, a los veintiocho años de edad, fue puesto cautivo en argel por los berberiscos que apresaron la galera “sol” en que regresaba a su patria. Después de ser apresado es sometido al cautiverio de argel siendo vendido como esclavo y retenido como rehén. [1]
Al fin, el día 24 de octubre de 1580, el cautivo numero 29 salió de argel hacia España después de algo más de cinco años de cautiverio. La excomunión salió sobre el por decomisar trigos del clero, junto la amarga lección que de esa etapa de su vida obtuvo y que fueron suficientes para inspirarle sus novelas ejemplares. Cervantes ideo la primera parte del Quijote a los 55 años en la cárcel de Sevilla.
De manera particular me gustaría comenzar este ensayo con una frase de Max Muller “La mitología signifique lo que signifique, ciertamente no significa lo que parece significar”. Podría parecer una frase bastante ambigua o con un tanto de profundidad, más que entendible sino confusa.
Lo mismo podría suceder al hablar en primera instancia sobre el Quijote, que ciertamente, es hablar sobre un mito. Que incluso, creado inicialmente en una realidad literaria, ha alcanzado la existencia propia. Claro está que se debe sentar un precedente entre estas dos disciplinas; la literatura y la filosofía.
Desde la antigüedad lo seres humanos hemos sido espectadores de un problema o, mejor dicho de una interrogante fundamental. En los primeros pasos de la filosofía, el primero en ofrecernos un acercamiento a la respuesta sobre esta interrogante fue Sócrates (470 – 399 a. de C.)[2] Que a pesar de él mismo no haber escrito nada, fue uno de los filósofos más sobresalientes. Una de las principales preguntas que Sócrates se planteaba era “¿Quién soy yo?”
Sócrates tenía un discípulo; Platón (427 – 347 a. de C.) que a pesar de ser discípulo del gran Sócrates y difundir los conocimientos de su maestro, contaba ya con conocimientos propios. Aquello que Platón llamó “idea”. De ahí, que el ser sea fuente de la moralidad, siendo las leyes del ser las que determinan lo que debería ser frente a lo que no debería ser.
Finalmente y también discípulo de Platón; Aristóteles (384 – 322 a. de C.) que uno de sus principales postulados fue la metafísica, o sea, la pregunta que el filósofo se planteó como; “¿Qué es la realidad?”
Como lo mencionaba anteriormente pensar en una “existencia propia” alrededor del Quijote me lleva a adentrarme más al propio camino de este ensayo. Como ya lo sabemos, el Quijote no es propiamente un libro que nos hable sobre filosofía, pero a través de sus páginas podemos observar que hay ciertos tonos de filosofía esparcidos en ellas. Así es como vamos a seguir una línea conductual a través de los filósofos mencionados anteriormente y su relación con el Quijote.
Considero que el propio Quijote tal vez no se haya formulado está pregunta como tal “¿Quién soy yo?” pero que adentrados como lectores del Quijote podemos inferir, que en la “locura” que presentaba el caballero de la triste figura se puede suponer claramente que no estaba consciente de quien era él mismo; Alonso Quijano o el caballero Don Quijote de la Mancha. Como fue mencionado con anterioridad con Aristóteles, que se basaba en la concepción que se tenga sobre el ser. Fundamento último que determina nuestra visión del mundo, nuestra concepción de lo real y lo irreal. Tal vez, este pequeño desvarió de razón fue la que no permitió a nuestro Quijote tener plena conciencia del mundo en el que vivía, y de su realidad aparente.
Gracias a esto, podemos afirmar que en el Quijote las nociones de idealidad y realidad, sueño y verdad son centrales. Hablando de idealidad podemos recordar nuestro precedente filosófico; Platón. En el Quijote, se encuentra muy marcada esta “etapa” –por llamarlo de alguna manera- que se conoce como idealismo, de una libertad, que más que representada literariamente se encuentra en esta sugerida y añorada libertad por el mismo Quijote. La posición existencial del propio personaje.
El Quijote claramente no sería el mismo y ciertamente no hubiera causado tanto revuelo sin esta conducta tan alentadora del personaje de creer firmemente en sus ideales. Además de la compañía de su eterno compañero Sancho Panza, que más que compañero, era la razón que tanto necesitaba nuestro caballero en sus desvaríos.
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