Leviatán, guerra permanente y paz: los orígenes del contractualismo
Enviado por MATÍAS IGNACIO MARTÍNEZ GONZÁLEZ • 19 de Junio de 2021 • Ensayo • 629 Palabras (3 Páginas) • 77 Visitas
Matías Martínez González[pic 1]
Filosofía y pensamiento político
Juan Ormeño Karzulovic
Leviatán, guerra permanente y paz: los orígenes del contractualismo
La historia de la filosofía es, por sí misma, la historia del mundo. Ambas confluyen y responden a las lógicas de su tiempo, lo cual se entiende por el histórico afán que ha tenido el humano por el progreso y el conocimiento. El desarrollo de la teoría contractualista de Thomas Hobbes es primordial para la comprensión de las dinámicas sociopolíticas que ha tenido, y aún las tiene, el mundo y la sociedad que le compone. Él provoca el surgimiento de una corriente importante dentro del pensamiento político, la cual se sustenta en los rasgos supuestamente naturales del humano que condicionan su sobrevivencia si este no está sujeto al “contrato social”.
El estado natural de guerra es la principal premisa que da origen al pensamiento de Hobbes, ya que en esta condición observa que cada ser humano busca su sobrevivencia, lo cual se transforma en una competencia que genera división y desconfianza entre los humanos. Ante esto, el filósofo concluye que si no existe un Leviatán “el hombre es un lobo para el hombre” - homo homini lupus-, dado que se forja una guerra de todos contra todo (Hobbes, 1651). No obstante, la unión contractual que impide la guerra permanente no se establece de manera natural, y es claro y consciente cuando concluye que el humano busca la asociación misma porque en esta puede recibir “honor o beneficio” (Hobbes, 1642). El Leviatán se configura mediante las leyes, las cuales, para el filósofo, provienen de la razón verdadera por lo que todas las malas acciones son aquellas que repugnan la recta razón (Hobbes, 1642); es decir, sólo hay razón dentro del contrato.
Hobbes diferencia dos cualidades de la naturaleza humana: las pasiones, que llevan hacia la guerra y la paz; y la razón. En esto, establece un interesante énfasis sobre las pasiones humanas, especialmente en aquellas que, según él, conducen hacia la paz como lo es el temor a la muerte. Esto se conjuga con las leyes de la naturaleza que son parte importante de su estructura argumentativa, ya que las organiza para validar su idea del contrato (búsqueda de la paz; renuncia de los derechos; el acatamiento de las alianzas) al punto de que asevera que estas leyes no se cumplen en estado natural, por lo que es indispensable una estructura coercitiva que vele (Hobbes, 1651). La capacidad de razonar vislumbra la necesidad de que las leyes se cumplan, puesto que estas permitirán la preservación de la humanidad
El contrato tiene como motivo final la organización humana y la garantía sobre la conservación de la especie. Esto se realiza por medio del abandono del autogobierno, para así otorgar el poder –indivisible para Hobbes- de gobernar tu vida al Leviatán que construirá una sola voluntad, en reemplazo de las múltiples que existen sin el pacto social y que llevan al caos (Hobbes, 1651). Sin embargo, este contrato social no establece una igualdad plena de los súbditos con el soberano, ya que este no está dentro del pacto como tal porque su labor es la de un ente gobernante que rige, controla, maneja y estipula el poder otorgado por cada uno de los ciudadanos. Esta idea es trascendental porque no sólo quita responsabilidad en cuanto a sus actos al soberano, sino que contradice la idea predominante en la época de que el poder tenía un origen divino; en suma al lugar que otorga a la razón dentro de la unión social, el argumento político de Hobbes manifiesta rasgos modernos y una concepción filosófica crítica del etnocentrismo religioso para el entendimiento de la teoría política. Además, sus aportes son fundamentales para los pensadores modernos.
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