Literatura del Perú
Enviado por kdennise • 19 de Septiembre de 2013 • 4.262 Palabras (18 Páginas) • 276 Visitas
Literatura del Perú
Literatura peruana es un término que se refiere a las manifestaciones literarias producidas en el territorio del Perú desde las tradiciones prehispánicas hasta la actualidad, en diversas lenguas y soportes.
Aunque existen distintas periodizaciones, la más aceptada es la del profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Carlos García-Bedoya Maguiña,[1] que establece dos grandes etapas, una de autonomía andina (hasta 1530), y otra de dependencia externa (desde 1530 hasta la actualidad). En esta segunda etapa, el corpus más abundante y difundido se encuentra en español y ha sido escrito, generalmente, por miembros de las élites.
Tradición andina prehispánica
Colonia
República
Siglo XIX
Ricardo Palma, creador de un género
Las primeras corrientes literarias del Perú independiente fueron el costumbrismo y el romanticismo. Al primer período pertenecen los dramaturgos cómicos y poetas satíricos Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868), autor de Un viaje, Frutos de la educación; y Manuel Ascencio Segura (1805-1871), considerado el mayor dramaturgo nacional de este siglo, es quien retrata mejor los tipos populares de Lima; autor de La Pepa, El sargento Canuto, La saya y el manto, Lances de Amancaes, Ña Catita, etc. Narciso Aréstegui (1818 o 1820-1869), autor de la novela El padre Horán. De la pluma de Flora Tristán (1803-1844) salieron Peregrinaciones de una paria y la novela Mephis. Manuel Atanasio Fuentes, conocido como El murciélago (1820-1889), escribió Aletazos del murciélago (3 vols., 1866) y Lima: apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres (1867, en ediciones española, francesa e inglesa).
Cercana al costumbrismo está la obra de Ricardo Palma (1833-1912), autor de las Tradiciones peruanas, la obra más conocida del siglo, en la que a través de una serie de tradiciones —género inventado por él, que combina elementos de historia con fabulaciones propias—, narra la historia de Lima y del Perú durante las épocas incaica, colonial y republicana; además de La bohemia de mi tiempo, Papeletas lexicográficas y Tradiciones en salsa verde.
Al romanticismo pertenecen los poetas y dramaturgos Carlos Augusto Salaverry, José Arnaldo Márquez, Luis Benjamín Cisneros, Clemente Althaus, Acisclo Villarán y Pedro Paz Soldán y Unanue, conocido por su seudónimo Juan de Arona. Sus textos, por lo general, fueron artificiales y abusaron del sentimentalismo. Las obras de teatro, frecuentemente cultivaron el mismo sentimiento y exageraron los enredos de modo inverosímil; ejemplo de ello es el drama El poeta cruzado del poeta Manuel Nicolás Corpancho, alabado en su tiempo y olvidado actualmente.
Tras la guerra del Pacífico hay una reacción contra el romanticismo, liderada por el intelectual Manuel González Prada, quien cultivó una poesía que por su temática estetizante y la introducción de nuevas formas métricas fue un claro precursor del modernismo. Se desarrolló también, de un modo bastante tenue, el realismo en la novela, que toma vuelo a partir de entonces en el Perú.
Una característica resaltante en este período es el surgimiento de un grupo de escritoras. Muchas de ellas —habiendo perdido a sus cónyuges e hijos mayores en la guerra con Chile— tuvieron que ganarse la vida por sí mismas, y cultivaron su vocación literaria a través de tertulias. La principal fue la de la argentina Juana Manuela Gorriti, en las que se discutía sobre los problemas sociales y sobre la influencia de las formas europeas. Escribieron novelas que en cierto modo pueden calificarse como realistas. Tal es el caso de Mercedes Cabello de Carbonera, con El conspirador y Clorinda Matto de Turner, con Aves sin nido. Otra novelista que destacó fue María Nieves y Bustamante con Jorge, el hijo del pueblo.
Siglo XX
Artículo principal: Literatura peruana del siglo XX.
El modernismo y las vanguardias
El modernismo se desarrolla en el Perú a partir del poema «Al amor» de Manuel González Prada, publicado en el diario El Comercio en 1867, donde el autor fusiona un conjunto de géneros poéticos provenientes de Europa, dando como resultado el triolet. Esta tendencia, resultado del cosmopolitismo que vivía el Perú, pronto se desarrolló en otras partes de América Latina: en Cuba con José Martí; en Nicaragua con Rubén Darío; en Argentina con Leopoldo Lugones; en Uruguay con Julio Herrera y Reissig; en México con Manuel Gutiérrez Nájera. A pesar de sus tempranos antecedentes con González Prada, el modernismo alcanzará en el Perú un pleno desarrollo tardíamente, a inicios del siglo XX. Descolló José Santos Chocano, cuya obra grandilocuente que gusta de la retórica y de la descripción de paisajes está en realidad más próxima a Walt Whitman y al romanticismo; Alberto Ureta, cuyos poemas, de tono reflexivo y melancólico poseen mayor calidad, y Enrique Bustamante y Ballivián.
Vallejo, modernista en Los Heraldos Negros y vanguardista en Trilce
José María Eguren abrió el camino de la innovación en la poesía peruana con sus libros La canción de las figuras (1916) y Simbólicas (1911), próximos al simbolismo y que reflejaban su mundo interior mediante imágenes oníricas, con las que reacciona contra la retórica y el formalismo modernistas.
Hasta 1920 el modernismo era la tendencia dominante en el cuento y la poesía, pero desde 1915 la vanguardia literaria hizo tímidamente su entrada en la musa nacional. César Vallejo, con sus obras fuertemente innovadoras en el lenguaje centradas en la angustia y en la condición humana, pertenece a este período, en el que también aparecieron los poetas Alberto Hidalgo, Alberto Guillén, Xavier Abril, Carlos Oquendo de Amat, Luis Valle Goicochea, Magda Portal y los surrealistas César Moro y Emilio Adolfo Westphalen.
El escritor más importante del momento es Abraham Valdelomar, quien en su breve vida cultivó el cuento, la novela, el teatro, la poesía, el periodismo y el ensayo. Sobresalen sobre todo sus relatos, que narran con bastante ternura historias de las ciudades provincianas y, en menor medida, de Lima o cosmopolitas. En 1916 fundó la revista Colónida que agrupó a varios jóvenes escritores y que, a pesar de su breve existencia (se publicaron solo cuatro números), abrió el camino para la entrada de nuevos movimientos como la vanguardia en la literatura peruana.
Otros autores, que junto con Valdelomar inauguran el cuento en el Perú fueron Clemente Palma, que escribió relatos decadentes, psicológicos y de terror, influido por el realismo ruso y por Edgar Allan Poe; y Ventura García Calderón, quien mayormente escribió cuentos
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