"Lo que te digo tres veces es verdad" (Lewis Carroll). ?Puede esta formula, o una versión mas sofisticada, realmente determinar lo que creemos que es verdad?
Enviado por JuanPerez07 • 2 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.264 Palabras (6 Páginas) • 740 Visitas
“Lo que te digo tres veces es verdad” (Lewis Carol). ¿Puede esta fórmula o una versión más sofisticada realmente determinar lo que creemos que es verdad?
¿Qué es lo que conocemos como “verdad”? ¿Acaso es un reflejo de nuestra terquedad por quererlo saber todo? o, ¿acaso es una visión pasajera de un recuerdo de las palabras de otra persona? A estos y muchos otros cuestionamientos no se tiene una respuesta clara pero lo que se puede decir y se expondrá en este ensayo vinculándolo con la formas de conocimiento de la memoria y la razón, es que las fórmulas que se utilizan para hacer creer a otras personas de lo que se dice es "verdad" funcionan realmente y además hay una que supera a la dicha en el título.
La fórmula de la repetición establecida en el título hace referencia a la obra literaria de Lewis Carroll La caza del snark, la cual al hacer su análisis se llega a comprender su trasfondo y el sin sentido propio de Carroll que aplica en la obra. Lo que se infiere de ella relacionado a la fórmula de la repetición es que la utilización del lenguaje repetido hasta el hartazgo puede tomarse como una “verdad” con poca oportunidad a duda u oposición solo por el puro hecho de repetirse a sí misma. Para explicarlo nos tenemos que contextualizar en la época que Carroll vivió, la época victoriana. Marcada por la revolución industrial, aquella época supuso uno de los cambios más importantes, que fue el de la alfabetización de millares de personas y su acceso a la cultura de la letra impresa, con ello las mentes de las masas proletarias y de clase media estaban sujetas a las palabras del escritor que satisfacían la necesidad de recreación de aquellas personas, por lo que se daban la idea de que todo lo dicho en esos escritos era “verdad” sin siquiera razonar o cuestionar si lo que decía era verídico, lo que creaba un vicio repetitivo de desinformación, convirtiendo afirmaciones falsas en simples “verdades”.
El ser humano aprende por repetición, la información adquirida por el ejercicio de ella, después de un tiempo, su sentido de verdadero o falso puede olvidarse, pero la misma quedará grabada en la memoria con una tendencia a creerla y propagarla como verdadera, por lo que en cierto sentido esta fórmula de repetición tiene buenos fundamentos, pero hay un fallo: la repetición tiene un poder de hacer que las cosas suenen más ciertas, incluso cuando sabemos que no lo son, pero no anula el conocimiento. Por ejemplo, cuando en un comercial de televisión se nos repite de manera constante que el producto que se presenta es lo mejor, la primera vez que lo vemos nos parece absurdo y nos cuestionamos la razón del por qué ese producto es el mejor, pero cuando nos lo repiten una y otra vez le dejamos de dar importancia al criterio propio y se nos olvida lo absurdo que parecía la afirmación del comercial la primera vez que lo vimos y al final tomamos la afirmación como verdadera y terminamos comprando el producto. Pero el fallo está en que hay una última oportunidad para la reflexión y el cuestionamiento, por lo que nuestro conocimiento no se ve perjudicado y eso deja la posibilidad de marcar la afirmación como falsa.
Como se ha mostrado, la repetición puede hacer que los individuos tomen una mentira como una “verdad”. Pero con el fallo ejemplificado, se presentará una versión más sofisticada que está presente en demasiados ámbitos de la vida pero que la mayoría de las veces se encuentra de manera implícita, por lo que casi siempre la pasamos desapercibida y no nos permite descubrir la “verdad” que se oculta detrás de todas esas capas distorsionantes llamadas medios. La fórmula de la que se está hablando es la verdad del poder.
Cuantas veces no nos han hecho creer que un suceso ocurrió de una manera, pero a la vez nos enteramos que hay diferentes versiones del mismo y al final no sabemos a quién creer. Aquí es donde entra la fórmula de las verdades del poder, es decir, cualquier persona, grupo, o institución con el poder suficiente para establecer su “verdad” conveniente como una verdad para todos, con el respaldo de los medios que tiene a su disposición. Lo que esta fórmula puede hacer con la "verdad" es impresionante. Ejemplificándolo, se hará remembranza de los hechos ocurridos el once de septiembre del 2001.
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