MIS BATALLAS EN EL DESIERTO
Enviado por Sabrina Reneé • 25 de Agosto de 2015 • Ensayo • 655 Palabras (3 Páginas) • 129 Visitas
MIS BATALLAS EN EL DESIERTO
En este mundo, cada quien tiene un concepto diferente con respecto a lo que es una batalla, a cómo vivirla, a cómo enfrentarla. Hablando literalmente, en una batalla buscamos el ganar o el sobrevivir, o al menos salir con vida de esta, y es el perfecto sinónimo de la situación hablada de forma retórica, pues cuando uno enfrenta sus propias batallas, se encuentra con sus ángeles y sus demonios y busca solucionar los problemas presentados, o aprender también a vivir con ellos.
Cuando leí Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco por primera vez, de entrada me pareció algo aburrido, para mí fue como leer un diario. Luego entendí. Leer un diario. Un espacio íntimo y privado donde se puede expresar los más profundos pensamientos y sentimientos de una persona. Y cuando me puse a pensar me di cuenta que si yo tuviera un diario, sería muy parecido. No me refiero a la clase de experiencias o recuerdos que presenta Pacheco (en mis tiempos si hay supermercados y televisión al mismo tiempo), si no a cómo va contando una historia que se intensifica desde una pequeña e insólita memoria. Y es ahí donde yo comencé a encontrar el parecido. Cuando, lleno de rabia, Pacheco (1981) nos dice:
Me dieron ganas de gritarles: Imbéciles, siquiera pónganse de acuerdo antes de seguir diciendo pendejadas en un lenguaje que ni ustedes mismos entienden. ¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie? (p. 47).
¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? Ciertamente, es una pregunta que aunque al momento de analizarse puede causar revuelo, menos de la mitad de la población mundial se ha tomado la molestia de hacerse. Las personas que tienden a vivir conforme a los estereotipos predeterminados por la sociedad son aquellos que están etiquetados para vivir su vida de esta manera, automáticamente encarcelados en pequeñas ideologías que regularmente pueden llegar a ser tontas e incluso sin sentido. Bien dijo Soren Kierkegaard (1843): “Una vez que me has etiquetado me has negado.”
Etiquetar a una persona es automáticamente privarla, en tu cabeza, de sus capacidades, tanto físicas como mentales, y es entonces cuando se relaciona con la pregunta ¿por qué no se dan cuenta que uno simplemente se enamora de alguien? cuando ese alguien no es el estereotipo de la persona de la cuál uno debería enamorarse, independientemente de ser hombre o mujer, o cuando tú eres ese alguien de quien otro se enamora y no es aceptado por quienes te rodean. Sthephen Chbosky (1999) expresó en una de sus obras: “Aceptamos el amor que creemos merecer”. Y eso nos lleva a la tercera y última pregunta, ¿ustedes nunca se han enamorado de alguien? Porque, si no ha sucedido, ¿cómo sabemos cuál es la clase de amor que merecemos? Esta debe ser la batalla más grande que como persona podamos cruzar, porque el amor es un campo de batalla, es una enfermedad, es una maldición, es un paraíso y un infierno a la vez, pero la única manera en la que con certeza podemos cursar las diferentes adversidades de la vida, y está en específico, es adentrándonos en este mundo y confiar en que saldremos victoriosos de las mismas.
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