Max Weber: "La Ética Protestante Y El Espíritu Del Capitalismo"
Enviado por lucastch • 24 de Septiembre de 2012 • 9.507 Palabras (39 Páginas) • 1.114 Visitas
Max Weber: “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”
Para continuar con el curso del trabajo, es que se expondrá a una breve descripción de la obra de Max Weber, “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”, la cual , como la ya he mencionado antes ofrece una particular interpretación sobre el fenómeno religioso.
Para comenzar el trabajo, el autor comienza afirmando que el cultivo, sistematizado de las especialidades científicas, la formación del especialista, es un fenómeno que se ha conocido solo en occidente, y lo mismo ocurrió con el modo de producción capitalista. Claro, que en el marco de un proceso de racionalización bastante mas amplio.
Yendo directamente al objetivo de la obra, Weber ha de determinar la influencia de ciertos ideales religiosos en la conformación de una particular “mentalidad económica”, en sus palabras, de un éthos económico, refiriéndose en las conexiones de la ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético.
La nombrada mentalidad económica tiene como objetivo la obtención de un lucro mediante el ejercicio de una profesión, lo cual se traduce en una ganancia racionalmente legitima. A esto ultimo el autor alemán le otorga la expresión “espíritu del capitalismo”.
La racionalidad a la que Weber hace mención se desprende de aquel mandato asceta que supone el cuidadoso destino de las ganancias obtenidas, destinándose estas a la inversión y al ahorro y no al goce desmedido o a otra cualquier forma utilitarista, dado que las ganancias no se vuelven un mecanismo de satisfacción de las necesidades vitales, sino que es el fin, el objetivo de su vida.
Por lo tanto, y siguiendo lo anterior, en los representantes de este espíritu capitalista, el trabajo a estado siempre presente como uno de los que han marcado sus pautas respecto a sus actividades.
Ya en la segunda parte de la obra, Weber se propone describir los representantes históricos del protestantismo ascético, y comprender para luego explicar cuales fueron las motivaciones creadas por la fe, la religión y sus practicas correspondientes, que han generado pautas normativas en formas de mandatos divinos, y que obran en función de mantener a los individuos en un marco en el que se encuentran inmersos.
En consecuencia al párrafo anterior, es que este mecanismo se traduce en un dogma propio del calvinismo que es el de predestinación. El termino nombrado supone a aquellos individuos elegidos por cristo para la gloria eterna, claro que estos nuca son concientes del carácter de tal, por lo cual, la inconveniencia del goce, etc. actuaría como medio de obtención de la gracia de Dios, naturalmente que utilizando al ejercicio del trabajo profesional y a la destinacion racional de las ganancias como dispositivo para lograrlo y de ahuyentar la duda religiosa, que actuaría como “tentación del demonio”.
De esta manera, el calvinista cera para sí su propia salvación, la seguridad de sí misma, aunque tal creación debe resultar en un sistemático control de sí mismo que cotidianamente se encuentra con la alternativa de ser el elegido o el condenado. Por lo tanto, el calvinista incorporó la necesidad de comprobarla fe en la vida profesional.
En resumen, lo que sirve para aumentar la gracia de Dios, no es el goce no el ocio, sino el obrar, dado que la dilapidación del tiempo es el principal de todos los pecados, pues toda hora perdida es hora que se roba al trabajo en servicio de la gloria de Dios.
Es por esto que sus efectos psicológicos obraban en función de destruir los frenos que la ética tradicional ponía a la aspiración de la riqueza legitimando en afán de lucro y considerándolo como precepto divino.
Por lo tanto, la ética del trabajo profesional en forma sistemática como comprobación de legitimidad de la fe, tuvo que tener una significancia vital en lo que Weber denomino “espíritu del capitalismo”, y que generó la formación de un capital producto de la coacción religiosa.
Lo anterior obró de manera activa en la formación de una conducta burguesa racional, del nacimiento, en términos del autor, del “moderno hombre económico”. Luego, esta vinculación comenzó a debilitase, ya no por una merma en la conducta religiosa, sino a causa de la expansión del fenómeno al conjunto social, desplazándose de practicas puramente ascetas a consideraciones utilitarias, volviéndose un proceso mecánico.
Asi, el espíritu del ascetismo fue quien impulsó y llevo a cabo uno de los principios del modo de producción capitalista y del conjunto de la civilización moderna: la racionalización de la conducta sobre la base de la idea profesional.
Las Reglas Del Método Sociológico
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
En el primer prólogo se ahonda en la diferenciación entre las distintas perspectivas de la sociedad que desarrollan la práctica científica y el sentido común. El método entonces, es el criterio que permite dicernir entre ambas.
Durkheim aclara que la observación científica (basada en investigaciones metódicas) que se hace de la sociedad, puede tener por consecuencia representaciones que desconcierten y hasta contradigan el sentido común. Está arraigada la costumbre de concebir a los hechos sociales de una manera poco metódica. Por lo tanto las representaciones que habitualmente nos hacemos responden al sentido común, prejuicios y primeras a inmediatas impresiones.
Sin embargo, de existir un ciencia de las sociedades, es consecuente con tal principio que se los trate de una manera metódica. Es preciso tener en cuenta que la ciencia de las sociedades " no consiste en una simple paráfrasis de los prejicios tradicionales, sino que nos hace ver las cosas de forma distinta de como las ve el vulgo, porque el objeto de toda ciencia es hace descubrimientos, y todo descubrimiento desconcierta, más o menos, a las opiniones ya emitidas"
De todos modos esta regla es difícil de llevar a cabo. Desde el momento en que todo investigador es un hombre que nació y se desarrolló en una sociedad dada, se vió sometido a las visiones elavoradas por el sentido común de ciertos fenómenos sociales. Además esta imposicón pasa desapercibida con lo cual se hace incluso más difícil una corrección metódica de la mirada sobre los fenómenos sociales. "Aunque nos creamos liberados de él, el sentido común nos impone sus juicios sin que nos demos cuenta(...) Que considere [el científico social] siempre presente que los modos de pensar a los que él es más propenso son más bien contrarios que favorables al estudio científico de los fenómenos sociales y, por consiguiente,
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