Miguel Marmol
Enviado por yamilmaita • 22 de Marzo de 2015 • 405 Palabras (2 Páginas) • 254 Visitas
registrar el más mínimo de sus movimientos. Tal como observaremos en la escena
de “los velorios”, ésta se erige a partir de una voz textual (principal) que acoge una
serie de intercambios orales entre los asistentes abriendo así un espacio ficcional para la
conversación. Desde el momento en que el yo enunciador se sitúa frente al auditorio,
aparece un entramado dialógico en el cual intervienen varios enunciadores a través de la
citación. Las voces emplazadas -que sirven para la puesta en escena de ciertas conductas
colectivas- son finalmente recuperadas por el eje central del texto y acompañadas de una
especie de moraleja que funge como conclusión. Como veremos, el locus enunciativo
se construye desde el imaginario de La Ciudad Letrada (Rama: 1984) ofreciendo
a los lectores una sola faz del fenómeno de modernidad así como la importancia del
protagonismo de la clase media a finales del siglo XIX. La voz principal mimetiza a
través de diálogos una parte del tejido social caraqueño que supuestamente manifiesta un
comportamiento bifrontal. Y esto quiere decir que, por un lado existen las normas sociales
y un modelo de cultura oficial que rigen la ceremonia luctuosa, y por otro se opera una
transmutación que invierte los esquemas preestablecidos. Todo oscila, según el locutor,
entre una noción propia de las relaciones interpersonales normadas oficialmente y una
noción placentera de la vida, asentada en el máximo aprovechamiento de lo material para
el disfrute de los ciudadanos.
Idealmente el velorio constituye la forma más efectiva de cooperar con el proceso
de resignación. Es un tipo de celebración durante la cual los hombres llevan a cabo
acciones que pueden parecer extrañas o normales dependiendo de cada óptica cultural. En
cualquiera de los casos constatamos, con cierta frecuencia, que la ceremonia en ocasión
de la muerte refleja una sana manera de exteriorizar el dolor. El acto en sí atiende a un
cúmulo de descubrimientos del hombre con respecto a sus requerimientos emocionales
y a su manera de satisfacerlos. Efectivamente, la muerte es, entre los acontecimientos
trascendentales de la vida, el hecho más rodeado por una atmósfera de ritualismo que
permite a los hombres manifestar, pues, sentimientos demasiado profundos para ser
expresados exclusivamente por medio de palabras. Para este efecto existe el velorio,
el cual, según como se realice, brinda a los afligidos la oportunidad de expresar su
malestar en un ambiente de buena acogida al tiempo que estimula el diálogo. El simple
acto de presencia dará en el futuro fortaleza a nuestro espíritu. Cualquiera que sea su
origen, el velorio constituye un tema vasto, estudiado bajo diferentes
...