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No Es Mas Que Filosofia


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  588 Palabras (3 Páginas)  •  331 Visitas

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Un hombre opina sobre la maternidad

Para comenzar, le proporcionará un cierto alivio saber que no me propongo decirle qué debe hacer. Como hombre no puedo saber realmente qué significa ver en esa cuna un trozo de mí mismo, una parte mía con vida independiente que, al mismo tiempo, depende de mí y que gradualmente se va convirtiendo en una persona. Es una experiencia que sólo una mujer puede tener y que quizá sólo ella es capaz de imaginar, como ocurre cuando por distintos motivos desafortunados la experiencia real no se lleva a cabo.

¿Qué puedo hacer, pues, si no me propongo dar indicaciones? Estoy acostumbrado a que las madres me traigan a sus hijos, y cuando eso ocurre, el tema de la consulta está allí presente, ante nuestros ojos. El bebé se mueve inquieto sobre las rodillas maternas, trata de apoderarse de los objetos que están sobre mi escritorio, se desliza hasta el piso y gatea por la habitación; se trepa a las sillas, o saca los libros de los estantes, o quizá se aferra a la madre por temor a ese individuo de saco blanco, sin duda un monstruo que come chicos si se portan bien y hace cosas aún más horribles si se portan mal. Cuando se trata de un niño más grande, se sienta a una mesa apartada y dibuja, mientras su madre y yo tratamos de reconstruir la historia de su desarrollo y descubrir en qué momento las cosas comenzaron a andar mal. El niño escucha con disimulo para estar seguro de que nada tramamos y, al mismo tiempo, se [13] comunica conmigo sin hablar, mediante los dibujos; de tanto en tanto, mientras converso con la madre, me levanto para verlos.

¡Qué fácil resulta todo esto, y qué distinta es mi tarea actual, para la cual debo fabricar un bebé o un niño recurriendo a mi imaginación y mi experiencia!

Usted ha tenido la misma dificultad. Si a mí me resulta imposible comunicarme con usted, ¿cómo se sintió usted con un bebé de pocas semanas, sin saber siquiera qué era, o qué no era eso con que debía comunicarse? Si medita un momento sobre esto, trate de recordar a qué edad su bebé dio señales de reconocerla ya como persona, y qué fue lo que le dio la seguridad, en ese momento emocionante, de que ustedes eran dos personas que se comunicaban entre sí, sin hablar. ¿Qué lenguaje habría podido usar? No, sólo le preocupaba el manejo del cuerpo del bebé, y le gustaba que fuera así. Sabía cómo levantar al bebé, cómo acostarlo y cómo dejarlo solo, para que la cuna actuara por usted; y ya había aprendido a arreglarle las ropas para que el bebé estuviera cómodo y conservara su calor natural. Sin duda, usted ya sabía todo eso cuando era una niña y jugaba con muñecas. Además, había momentos especiales durante los cuales hacía cosas definidas: alimentarlo, bañarlo, cambiarle los pañales y acunarlo. A veces la orina se deslizaba por su delantal de cocina o bien penetraba a través de la ropa y la empapaba

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