Notas sobre “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”
Enviado por Gonzalo Leonel Ibarra • 2 de Noviembre de 2022 • Apuntes • 1.327 Palabras (6 Páginas) • 59 Visitas
Notas sobre “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”
En la clase dedicada al texto referido hicimos hincapié en tres aspectos relevantes para el análisis del tema que nos ocupaba –las concepciones acerca de las leyes de la sociedad: la distinción entre materialismo e idealismo filosóficos, la crítica de Engels al materialismo mecanicista y el carácter de las leyes dialécticas. En esta minuta me voy a detener en los dos últimos.
En el capítulo segundo de su trabajo, Engels rescata el aporte teórico de Feuerbach como el de “un hegeliano –no del todo ortodoxo, ciertamente, que marcha hacia el materialismo”, convencido al fin “de que el mundo material y perceptible (…) es lo único real y de que nuestra conciencia y nuestro pensamiento, por muy supersensibles que parezcan, son el producto de un órgano material, físico: el cerebro. La materia no es un producto del espíritu, y el espíritu mismo no es más que el producto supremo de la materia”[1].
La cita precedente me parece una buena síntesis de lo que Engels entiende por materialismo filosófico. A la vez, le sirve para vincular a Feuerbach con una determinada forma de pensamiento materialista, la que se hizo presente en el siglo XVIII de la mano de algunos representantes de la Ilustración. Aún reconociendo el carácter progresivo de ese materialismo con respecto a la filosofía idealista –sobre todo por estar articulado con el avance de la investigación científica sobre la naturaleza-, Engels no deja de realizar una crítica de sus fundamentos.
Ese materialismo era mecanicista en tanto concebía al universo como una máquina cuyo funcionamiento es meramente reproductivo: la realidad está sujeta al movimiento, pero se trata de uno meramente reproductivo, circular. Ese materialismo no podía pensar la posibilidad de un movimiento abierto, que discurre a través de sucesivas contradicciones hacia síntesis novedosas, que a la vez son parte de nuevas contradicciones. Y no podía pensarlo, señala Engels, porque las condiciones históricas de la producción del conocimiento en el siglo XVIII no lo permitían, en tanto y en cuanto la filosofía materialista de esa época estaba atada al progreso (que a la vez era un límite) de la física en general y de la mecánica en particular. En lo que respecta a la producción de conocimiento acerca de la sociedad, el materialismo mecanicista estaba preñado de lo que Engels llama “concepción antihistórica”, superada, desde su perspectiva, por el materialismo dialéctico.
Pasemos entonces al siguiente aspecto. En el capítulo cuarto Engels señala que, junto a Marx, realizaron la tarea teórica de rescatar del aporte de Hegel su método dialéctico, al que caracteriza como revolucionario en tanto permite comprender la concatenación de las contradicciones reales; dejando de lado por otra parte al sistema filosófico hegeliano en su totalidad, idealista y conservador en tanto apunta a cristalizar un orden político y social dado, el representado por el estado prusiano.
Aquí vale la pena retomar algo que Engels afirma en el primer capítulo, algo que aplica a Hegel y al conjunto de los filósofos precedentes: la intención de formular un sistema filosófico entraña de por sí de acceder al conocimiento de una verdad absoluta –en el caso de Hegel se trata de la autoconciencia de la Idea en un proceso que parte del puro concepto, pasa luego por su enajenación en la naturaleza, para luego recuperar su ser en la historia humana.
La filosofía dialéctica, al decir de Engels, afirma el carácter relativo de toda verdad: si hay un absoluto es el principio del movimiento, del “proceso ininterrumpido del devenir y del perecer”[2] en los ámbitos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
Esta centralidad del concepto de movimiento en el materialismo dialéctico es reiterada en el cuarto capítulo, al precisar la crítica a la “inversión ideológica” en sentido idealista planteada por Hegel. Se trata, para Engels, de pasar del “automovimiento del concepto” (la Idea hegeliana) al movimiento del universo real, natural y social; de colocar a la “dialéctica del concepto” como “reflejo conciente del movimiento dialéctico del mundo real”[3].
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