Origen de la еtica
Enviado por nailibeth2013 • 9 de Octubre de 2013 • Tutorial • 1.701 Palabras (7 Páginas) • 514 Visitas
Ética
La ética es interpretada como doctrina del recto obrar, constituye una diciplina de la filosofía práctica que fundamenta todo lo que debe hacerse (independientemente en determinados objetivos y tendencias) y de los hechos y los conceptos con ellos relacionados (como deber, conciencia, moral, bien y mal, virtudes, entre otros).
Una ética es formal (Kant) cuando presiden de los contenidos y formulas, solamente principios en forma de reglas, mediante los cuales cualquier instancia posible de una acción o valoración puede ser determinada.
La ética estudia que es la moral como se justifica racionalmente un sistema moral, y como se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.
Como toda ciencia posee un método de estudio en el conocimiento profundo de la conducta humana a través de la observación, propio del (método científico) la ética florece a partir de nuestros valores que nos dicta si algo esta bien o mal (correcto o incorrecto) en un acto humano. Mayor relevancia adquiere cuando el acto afecta a un tercero.
Origen de la Ética
La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado.
El término ética proviene de la palabra griega (ethos) que originariamente significaba “morada”, “lugar donde se vive” y que termino por señalar “carácter” o el “modo de ser” peculiar y adquirido de alguien; la costumbre (mos-moris: la moral).
Historia de la Ética
Correspondió a un sofista, Protágoras, romper el vínculo entre moralidad y religión. Sostuvo, llevado de su escéptico relativismo a el se le atribuye la famosa frase “el hombre es la medida de todas las cosas, de las reales en cuanto que no son”, que los fundamentos de un sistema ético para nada precisaban de los dioses o de un reino metafísico que estuviese fuera del mundo ordinario de los sentidos. Fue, al parecer, otro sofista, Trasímaco de Calcedonia, el primero en situar el fundamento del comportamiento ético en el egoísmo individual.
Sócrates, a quienes algunos consideran el fundador de la ética, fue defensor de una moralidad autónoma, independiente de la religión y cimentada únicamente sobre la razón, sobre el (logos). Respecto al estado, al contrario de los sofistas, Sócrates establece una relación profunda, íntima y personal; según él, incluso la autoridad del padre o la madre debe supeditarse a la del estado. Platón siguió la ética socrática que apoyó en su teoría de las ideas (trascendentes e inmutables): la verdadera virtud surge del verdadero saber; pero el verdadero saber es sólo el de las ideas. Para Aristóteles, la causa final de todas acciones humanas era la felicidad (eudaimonia). En su ética, totalmente individualista, los fundamentos de la moralidad no se derivan de un principio metafísico, sino de lo más privativo del ser del hombre: razón (logos) y actuación (enérgeia) son los dos puntos de apoyo de la ética aristotélica; por tanto, sólo será feliz el hombre que obre continuamente de acuerdo con la virtud, adquirible por la educación.
La diversidad de los sistemas éticos que se han propuesto a lo largo de los siglos ha sido tan amplia como la diversidad de los ideales. Así, los cirenaicos defendían el deleite a ultranza, los cínicos recomendaban el rechazo de los bienes materiales, Epicuro asentó su doctrina en la búsqueda de un placer razonable, los estoicos recomendaron la resignación y el temple acerado del alma, el cristianismo enalteció la obediencia a las órdenes divinas, la caridad y la humildad, Leibniz se apoyó en la perfección, Jeremy Bentham sostuvo el principio de la mayor felicidad para el mayor número de individuos, Friedrich Nietzsche defendió la rebeldía y Arthur Schopenhauer hizo de la renuncia el pilar de su sistema ético.
Hasta Immanuel Kant, en el siglo XVIII, todos los filósofos, con la excepción en cierta medida de Platón, habían creído que el objeto de la ética era dictar leyes a la conducta. Kant dio un nuevo giro al problema, al postular que la realidad del conocimiento práctico (comportamiento moral) está en la idea, en la regla para la experiencia, en el “deber ser”. La voluntad moral es solo voluntad de fines como puros fines, fines absolutos: el ideal moral es un imperativo categórico (ordenación a un fin absoluto sin condición alguna). La moralidad se encuentra en la máxima de la acción y no de la acción misma, y tiene como fundamento la autonomía de la voluntad. G. W. F. Hegel, que se opuso a Kant, intentó resolver el problema de reconciliar
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