PENSAMIENTO REDUCTOR V/S PENSAMIENTO PLANETARIO EN LA REALIDAD SOCIAL VENEZOLANA

Tomando como referencia al teorista Edgar Morín , quien menciona al desarrollo histórico del pensamiento, abordando la epistemología de la complejidad como nuevo paradigma, dando la connotación al arte y la literatura en la construcción del pensamiento complejo, aduciendo una reforma al pensamiento en cuanto a los aspectos de la educación, con el objeto de que ésta enseñanza transfieran una cultura, que permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir, al mismo tiempo favorecer de una manera abierta y libre la interacción diaria del individuo dentro de la sociedad.

En la educación tradicional, el maestro impartía la enseñanza según sus conocimientos empíricos, donde el alumno era sumiso ante él, puesto que no se le permitía desarrollar su pensamiento y acción.

Actualmente el Currículo Básico Nacional Bolivariano en su misión y visión tiene el objetivo fundamental de educar ciudadanos autocríticos, constructivistas, analíticos, colectivos, con un pensamiento liberador como continuo humano.

También se ha progresado en el pensamiento educativo venezolano, creando misiones tales como “Misión Robinson”, “Misión Rivas”, “Misión Sucre”, cumpliendo con la inclusión en educación, como un derecho fundamental establecido en la Norma Supra Constitucional; Integrando de la misma manera la Tecnología de informática al proceso educativo nacional.

Sin embargo, en vista de la complejidad, vertiginosa y cambiante del individuo el gobierno bolivariano a propuesto una nueva perspectiva sobre la calidad de la educación, donde tengas participación la comunidad educativa y entes privados, buscando nuevas formulas acordes a la nueva realidad social de los nuevos tiempos.

La educación en Venezuela debe proyectar como referencia a nivel internacional, el perfil de un ciudadano con un pensamiento integral, significativo, colaborativo y futurista.

Como sostiene Schnitman (1998), la ciencia, los procesos culturales y la subjetividad humana, están socialmente construidos, recursivamente interconectados, constituyen un sistema abierto. Precisamente, de estas interfaces, de sus descentramientos y conflictos surgen aquellas configuraciones científico-culturales complejas, que conforman y caracterizan el espíritu que atraviesa una época. Sin embargo, estas configuraciones transversales son multidimensionales, no son ni homogéneas ni estáticas, sino que presentan polarizaciones antinómicas y densidades diversas.

Esta convergencia de saberes, representa antes que un problema de erudición, una articulación compleja. Abordar la educación desde el punto de vista de la complejidad, implica sumergirse en los intersticios de los saberes y aceptar el desafío de la incertidumbre de su conclusión

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