Palabras, Cosas O Prisioneras?

–Repite después de mi: CA- SA, le dice una mamá a su hijo de un año y siete meses, mientras que señala un libro con el dibujo de una típica casita triangular: techo anaranjado y puerta marrón.

Desde pequeños la sociedad nos lleva a relacionar cada cosa con una cierta palabra, e igualmente a la inversa, cada palabra con una cosa en particular. Ambas se complementan, pero al mismo tiempo nunca llegan a verdaderamente definir algo. “Nunca podrá haber una contradicción si no es en oposición a las convenciones culturales respecto a la identidad […] En Magritte, las palabras y las cosas siguen desentreñándose entre sí, prisioneras de una trampa conceptual ” (Alamansi, p.6 y 7). En nuestro mundo, es imposible romper las esposas que ligan una imagen con un concepto ya formado.

Al ver cualquier imagen con un texto debajo, lo normal o convencional, es que el texto represente al dibujo. Sin embargo Magritte, con su cuadro “La traición de las imágenes”, crea una polémica particular. Las convenciones sociales nos llevan a considerar que hay un error, en el objeto dibujado o en las palabras que lo acompañan. ¿«Ceci n'est pas une pipe»?

Así de cierta manera se comienza a separar la frase de la imagen, se separa la palabra de la cosa, generando dos seres independientes. El conflicto se genera por la simple razón de que verdaderamente nuestro cerebro nunca los podrá separar; siempre buscará relacionar las dos para encontrarle una explicación a esa oposición de los conceptos establecida previamente. Ese conflicto genera pensamiento y con ese pensamiento comenzaremos a crear.

En el mundo, existe siempre una cierta contradicción entre las palabras y los hechos. Las palabras están establecidas por un sistema de signos, que a través de la lectura te hacen “afirmar” que lo que lees es verdadero. Es la comparación con una cierta realidad lo que hace que esas palabras se pueden convertir en falsas. El mundo es una constante comparación, aunque lo neguemos todo depende de algo. Las palabras y las cosas lastimosamente no se pueden separar, están unidas por un enlace imaginario pero indestructible.

La vida consiste en una serie de realidades, y las palabras y las cosas serán su medio para ser representadas. Así, la literatura no se puede desligar del arte visual. Es un conjunto de imágenes que ocurre dentro de la mente de cada quien, es una nueva creación. A través de las palabras se generará una realidad, que puede ser tan profunda como cada persona lo desee. Como en el cuadro, que con tanta simplicidad genera una gran complejidad, con no más que un conjunto de letras, la literatura crea mundos complejos.

¿Palabras, cosas o prisioneras? La literatura no aprisiona, es libre y sin límites. Sólo depende de cada quien cuánto la quiere conocer.

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