Paulo Freire, el gran educador del Continente

Paulo Freire, el gran educador del Continente, señaló que era un pedagogo indignado. Y eso lo dijo en los años sesenta del siglo pasado. Si hoy viviera seguramente todavía tendría ese sentimiento y un poco más agudizado. Porque para cualquier habitante de Latinoamérica hay suficientes motivos para sentirse indignados con la calidad de la educación que reciben. Es el mismo sentimiento que expresan "Los Indignados" en España ocupando los espacios públicos para expresar su irritación.

Si hay diferencias entre nosotros y los países desarrollados, es en el terreno de la educación. Para quien conoce bien la enseñanza en Europa y de los Estados Unidos, es evidente que estamos retrasados al menos cuarenta años en relación a ellos en este importante aspecto de la vida cultural.

En cambio, en tecnología militar estamos con un retraso de apenas 10 años. Y si no lo cree, vea los informes internacionales sobre gasto militar y compras recientes hechas en el continente. Este año 2011, en los ejercicios navales conjuntos, los barcos participantes de nuestros países dispararon cañones cuya munición, por cada disparo, significan US$ 10.000. Un misil vale más de US$ 400.000 y un solo avión F16 usado vale más de US$ 30 millones. Siempre los militares piden y obtienen lo mejor en armamentos, pero los políticos nos dan lo peor en relación a la educación. Perú anuncia a través de su flamante Ministro de Defensa que adquirirá armamento nuevo para enfrentar el armamentismo de Chile. Y así seguimos y seguimos gastando el dinero de los pueblos en una política de estupidización en pleno siglo XXI.

Las fuerzas armadas del continente señalan orgullosamente que el gasto militar es perfecto, porque democráticamente sirve por igual a cada uno de los habitantes del país, sin ninguna diferencia o desigualdad. Pero esa afirmación filosófica es una falacia, puesto que lo que se emplea en los ejércitos es un gasto. En cambio, los recursos que se emplean en educación son una inversión, que permite contar con una población más educada que será más productiva para ayudar a entrar en el primer mundo y que realmente contribuirá al crecimiento y desarrollo de cada país.

En educación compartimos problemas similares, de eso no hay duda alguna. Estos problemas comunes son:

a) Baja inversión en educación, con presupuestos indignos en relación a lo que produce cada nación,

b) Inadecuada formación de los profesores, que aprenden con una tecnología atrasada cuarenta años

c) Autoridades educacionales que no tienen generalmente las competencias para dirigir y administrar la educación de un país

d) Ministerios de educación que son estamentos políticos y no técnicos, con jefaturas nombradas a dedo entre los partidos políticos gobernantes. Y cuando esos directivos han aprendido algo sobre cómo manejar los problemas educacionales, son sacados violentamente de sus cargos por la nueva burocracia del flamante gobierno que asume. Y así ad infinitum.

e) En los ministerios de educación suelen haber más activistas que en los propios partidos políticos, que aparecen por las oficinas a solo cobrar el sueldo, como manifiestan los pocos funcionarios de carrera que existen para mantener el barco de la educación a flote.

f) La burocracia educacional se dedica a tareas rutinarias y no tienen la menor creatividad para enfrentar la problemática educacional existente ni menos poseen alguna capacidad para ser remediales de los problemas que aquejan a la enseñanza.

Ahora veamos la lista de la indignación, que es larga, como veremos.

1.- CALIDAD DE LA EDUCACIÓN: Si consideramos que una enseñanza de calidad se mide por los siguientes logros, entonces entenderemos con facilidad el problema en que estamos. Los logros debidos serían enunciados de la siguiente forma:

“Educación de calidad es la que permite al egresado tener inmunidad contra la cesantía, inmunidad contra la pobreza y produce movilidad social”

El lector se dará cuenta de inmediato que el sustrato del logro está en la empleabilidad inmediata del graduado que tiene 12 años de estudios. Pero la educación es tan deficiente que el joven tiene una preparación general tan baja que es incompatible con las exigencias de los empleadores. Es deficitario en las habilidades de lenguaje escrito y expresivo, carece de habilidades matemáticas mínimas, como saber sacar una raíz cuadrada o calcular un porcentaje; carece de comprensión del medio, carece de habilidades computacionales, balbucea en inglés, carece de comprensión lectora adecuada, es incapaz de redactar una petición o escribir coherentemente y sin faltas ortográficas. Todo esto le impide acceder a la vida del trabajo.

En Chile, se necesitaban en el año 2000 al menos dos años de educación superior para mejorar esas habilidades que mencionamos para lograr las inmunidades indicadas más arriba. Y ahora, en 2011, seguramente ya no bastan esos dos años, sino que se requieren tres o cuatro años más de educación. Pero, las cifras son negras, porque el cincuenta por ciento de quienes ingresan a una carrera universitaria desertan en el primer semestre porque se dan cuenta de sus inhabilidades académicas.

Una demostración del fracaso e la educación se ve en tantos jóvenes que habiendo egresado de la educación media se encuentran trabajando en tareas que exigen menos habilidades académicas, como ascensoristas, dependientes de tiendas de alimentos rápidos, lavadores

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