Primer Parcial De Filosofia
Enviado por patobri • 7 de Junio de 2014 • 3.111 Palabras (13 Páginas) • 727 Visitas
Análisis Filosófico de la Educación
1º Parcial
G. Obiols: “La crisis de la escuela secundaria”
1) ¿Cuál es la relación en la que deberían encontrarse los aprendizajes socio-afectivos y los cognoscitivos? ¿Qué tipo de pedagogía propone?
2) ¿Cómo se plantea la relación de estos dos aprendizajes, usted en el desarrollo de su labor docente?
E. Antelo: “Notas sobre la (incalculable) experiencia de educar”
3) ¿Porqué la buena educación entraría dentro del orden de los subproductos?
4) ¿Cómo es que la experiencia educativa tiene lugar en lo incalculable?
D. Sztulwark, S. Duschatzky: “¿Qué puede una escuela?”
5) Caracterizar y distinguir el modelo de escuela nodo y escuela agenciamiento.
6) ¿Cómo es que el ingreso de Emanuel al colegio se convierte en un “hacer escuela”?
G. Frigerio: “Educador: una identidad filosófica”
7) ¿Porqué la educación es o debería ser una práctica emancipativa?
H. Frelat-Khan: “Educación política y políticas de educación”
8) ¿A qué tipo de sociedad va dirigido el ideal de incorporación como modelo educativo?
1) La escuela secundaria actual se encuentra cursando un pleno proceso de crisis. La que se manifiesta en la disociación de los aprendizajes socio-afectivos y cognoscitivos. Estando muy lejos la realidad de lo que podría entenderse como un aprendizaje ideal.
De acuerdo a lo expresado por el autor, un amplio grupo de los alumnos secundarios contemporáneos, realiza un aprendizaje cognoscitivo escaso y pobre de fundamentos. Con lo cual el resultado termina siendo disvalioso, cualquiera sea la finalidad que se le asigne a la escuela secundaria.
Los aprendizajes de tipo socio-afectivo, que son fundamentalmente las actitudes, hábitos y valores, deberían ser el bagaje que los alumnos preferentemente debieran traer aprendidos de sus casas. Para que la escuela, aprovechando ese cúmulo de conocimientos básicos, pudiera dedicarse casi en exclusividad a promover los aprendizajes cognoscitivos. Y no privilegiar, como ocurre en muchos casos, el aprendizaje socio-afectivo sobre el cognoscitivo.
Sin lugar a dudas, uno debe valerse del otro. Se trata de una relación dialéctica en la que interactúan ambas formas de aprendizaje. Ya que un alumno que ha sido formado con criterios axiológicos razonables, hábitos de respeto hacia el otro y buena conducta, estará más predispuesto a absorber nuevos conocimientos intelectuales.
Pero, en la realidad actual, donde el educando es muchas veces portador, y tantas otras protagonistas, de situaciones de violencia doméstica y/o urbana, que lo convierten en un sujeto con escasa predisposición a la absorción, la tarea de educar incorporando nuevos conocimientos, se convierte en una labor sumamente compleja. A veces hasta titánica. Lo que transforma al educador en un hacedor multifunción. Puesto que, antes de ejercer su actividad de enseñar, debe procurar el cumplimiento de necesidades mínimas básicas insatisfechas. Ya que de no hacerlo, muy probablemente en un altísimo porcentaje, no logrará su cometido de sembrar conocimientos en el intelecto del alumno cuya voluntad está dominada por la insatisfacción de sus prioridades elementales. Debe contener en primer lugar al ser humano para luego, en el desarrollo del proceso educativo, transformarlo en alumno.
La problemática presente, instalada en un amplio sector escolar, propicia un discurso demagógico que basa la formación del alumno fundada en una tolerancia irrestricta y comprensión casi ilimitada hacia el mismo, reduciendo los aprendizajes cognoscitivos al mínimo. O sea, posponiendo el fin superior de la enseñanza formal, que no es otro más que el de elevar el cúmulo de conocimientos del individuo escolarizado.
De todos modos, tampoco podemos decir que una escuela que propicia el aprendizaje socio-afectivo por sobre el cognoscitivo, es una escuela que ha errado el camino. Aunque sí está claro, ya que la experiencia así lo ha demostrado, que los logros en el campo socio-afectivo han sido casi nulos o muchas veces negativos. Puesto que en la escuela predominantemente socio-afectivista sólo se logran actitudes, hábitos y valores eminentemente negativos y no deseados. Una escuela que promueve el aprendizaje socio-afectivo en desmedro del aprendizaje cognoscitivo, acepta como válido el estudio mínimo necesario con el único fin de aprobar. En ella copiarse es una estrategia absolutamente legítima para alcanzar el fin promocional; el docente se ubica en el mismo escalón o nivel que su alumno, quedando indefinida la relación educador-educando. Demás está decir que podríamos citar un sinnúmero más de ejemplos similares; todos con el mismo resultado no deseado.
Pero, finalmente no podemos decir que esta crisis sea propia y exclusiva de la escuela secundaria. Ya que ella es la misma crisis que envuelve a la escuela primaria y que es arrastrada hacia los niveles superiores. (Aunque personalmente opino que la crisis es institucional y de base). La educación general en todas sus áreas está mortalmente enferma. Y lo que es peor aún, no se vislumbran políticas educativas con fines curativos. Salvo alguna que otra medida meramente paliativa.
Si el alumno adolescente se encuentra en una etapa de transición, este tipo de escuela sólo logra canalizar sus aspectos más infantiles, dejando sus otros aspectos, los esencialmente formativos, para el mundo extraescolar.
En las escuelas que adhieren a este tipo de enseñanza, el profesor, en lugar de ser concebido como un profesional que tiene que realizar una tarea específica para la que ha sido formado, como es enseñar su disciplina, tiende a convertirse en el animador de un grupo, con el que debe establecer relaciones casi a nivel primario.
Pero, a pesar de todo ello, la realidad actual, obliga al docente a asumir roles antes impensados. El maestro debe en primer lugar contener al alumno, satisfacer ciertas carencias que trae del afuera, para luego poder cumplir el objetivo de enseñar.
Del texto de Obiols analizado, y de mi propia experiencia, deduzco que no hay un modelo educativo que sea cien por ciento eficiente y que garantice el resultado. Ya que un método que hasta hace unos años podía ser el ideal, hoy no sirve. La sociedad globalizada cambia a un ritmo tan vertiginoso que todas las instituciones deben ir acomodándose a esos cambios. Y muchas veces no se logra alcanzar
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