Principio Filosófico
Enviado por arturo.hino.fano • 20 de Octubre de 2013 • 464 Palabras (2 Páginas) • 336 Visitas
La libertad, la democracia, el progreso y el crecimiento, han sido y serán siempre
separadas por una barrera enorme, pero al mismo tiempo, son consecuentes una de otra, ya
que, la inexistencia de una hace difícil la fructificación de la siguiente.
La revolución mexicana, fue un proceso, en el que se peleó por la causa sublime de un
pueblo subyugado que clamaba justicia, sólo justicia, y que por el contrario de recibir una
respuesta favorable a su demanda, sólo fue reprimido, pues se proclamaba en contra de un
gobierno que a sus consideraciones –de las autoridades-, laboraba correctamente, a favor de
la comunidad. Esto se convertía en un elemento a contraviento para los perseguidores de la
causa.
Hoy en día, el recordar las hazañas de aquellos valientes reconocidos y de los anónimos,
por qué no, esos que sin esperar un monumento o una placa en plazas públicas, combatieron
tenazmente, arriesgando su vida y las de sus familias, solamente persiguiendo un sueño que, tal
vez inalcanzable y estratosférico se llegó a consumar; es de suma importancia, ya que, sin
imaginárnoslo puede ser que algún día, no deseado, tengamos la obligación o el deber de
ponernos en el lugar, que un día fue ocupado por un hombre o una mujer como nosotros, con
un sentimiento de amor y compromiso por su patria, dejando atrás prejuicios para unirse en un
solo sentir, el sentir de México que nos necesita.
Hablar de Porfirio Díaz, no es sinónimo de maldad, reprensión y privilegios personales
solamente, pues, también es hablar de un hombre con deseos de progreso y trascendencia,
palpable en el impulso que dio a la industria, el ferrocarril y el telégrafo; combatió la deuda
externa para hacer notar a países del extranjero que México era un país seguro para invertir,
esto, trajo grandes empresas que pusieron en nuestro territorio la confianza para crecer y
brindar a al población servicios de alto rango, posicionando al país a la par de naciones
netamente industrializadas. Tal vez, el dictador visionaba grandes proyectos, pero no le fueron
del todo fructíferos, pues la incorporación de México al comercio internacional hizo que al país
le afectaran las crisis internacionales.
Gran parte de la prosperidad fue producto de las masivas inversiones extranjeras. El
capital mexicano no se aventuró hasta muy tarde en la agricultura de exportación y en la
industria fabril, por lo que no pudo establecerse el equilibrio, esto produjo que los beneficios
para el país fueran menores, pues la cultura y la educación europea, que entonces nos
influenciaba, siempre fueron menores que las estadounidenses, era ahí donde
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